Tour Eiffel

( Torre Eiffel )

La torre Eiffel[3]​ (tour Eiffel, en francés), inicialmente llamada Tour de 300 mètres («Torre de 300 metros») es una estructura de hierro pudelado diseñada inicialmente por los ingenieros civiles Maurice Koechlin y Émile Nouguier y construida, tras el rediseño estético de Stephen Sauvestre, por el ingeniero civil francés Gustave Eiffel y sus colaboradores para la Exposición Universal de 1889 en París (Francia).[4]

Ubicada en el extremo del Campo de Marte a la orilla del río Sena, este monumento parisino, símbolo de Francia y de su capital, es la estructura más alta de la ciudad y el monumento turístico más visitado del mundo, con 7,1 millones de turistas cada año.[5]​ Con una altura de 300 metros, prolongada más tarde...Leer más

La torre Eiffel[3]​ (tour Eiffel, en francés), inicialmente llamada Tour de 300 mètres («Torre de 300 metros») es una estructura de hierro pudelado diseñada inicialmente por los ingenieros civiles Maurice Koechlin y Émile Nouguier y construida, tras el rediseño estético de Stephen Sauvestre, por el ingeniero civil francés Gustave Eiffel y sus colaboradores para la Exposición Universal de 1889 en París (Francia).[4]

Ubicada en el extremo del Campo de Marte a la orilla del río Sena, este monumento parisino, símbolo de Francia y de su capital, es la estructura más alta de la ciudad y el monumento turístico más visitado del mundo, con 7,1 millones de turistas cada año.[5]​ Con una altura de 300 metros, prolongada más tarde con una antena hasta los 324 metros, la torre Eiffel fue la estructura más elevada del mundo durante cuarenta y un años.[6]​ Es el monumento de pago más visitado del mundo.[7]

Fue construida en dos años, dos meses y cinco días, y en su momento generó cierta controversia entre los artistas de la época, que la veían como un «monstruo» de hierro.[8]​ Tras finalizar su función como parte de las Exposiciones Universales de 1889 y 1900, fue utilizada en pruebas del ejército francés con antenas de comunicación,[9]​ y hoy en día sirve, además de atractivo turístico, como emisora de programas radiofónicos y televisivos.[10]​ El 15 de marzo de 2022 se sustituyó la antena de radio con la ayuda de un helicóptero, pasando de 324 a 330 m de altura total.[11]

Enfoque cronológico Tercera República y desarrollo de las técnicas  "The Centennial Tower" (La Torre del Centenario) es el primer proyecto creíble de una torre de 1000 pies (≈300 metros), imaginada en 1874 por los ingenieros estadounidenses Clark y Reeves para la Exposición universal de 1876 en Filadelfia. (Revista Scientific American del 24 de enero de 1874). Observatorio Latting, Nueva York (1853). Fotografía aérea de la Exposición Universal de París de 1889, motivo por el cual la torre fue construida.

Concebida en 1884, edificada entre 1887 y 1889 e inaugurada para la exposición universal de 1889 en París, la torre Eiffel simboliza hoy en día a un país entero. Sin embargo, no siempre fue así, y en sus orígenes fue tan solo un elemento más de la imagen con la que Francia quiso mostrar al mundo la pujanza económica del país.[1]

Desde 1875, la Tercera República naciente, que se caracterizó por su crónica inestabilidad política, apenas se podía sostener. En el gobierno, los partidos políticos se sucedían a un ritmo constante. Según Léon Gambetta (primer ministro entre 1881 y 1882), los gabinetes estaban a menudo formados por ministros "oportunistas", pero cuya obra legisladora puso las piedras de los principios todavía vigentes en el presente: escuela obligatoria, laicidad, libertad de prensa, etc.

La sociedad de la época pone una gran atención en los progresos técnicos y en el progreso social. Es esta fe en los beneficios de la ciencia lo que dio origen a las exposiciones universales. Pero ya desde la primera exposición (Gran Exhibición de los Trabajos de la Industria de todas las Naciones; la "Great Exhibition of the Works of Industry of All Nations", Londres, 1851), los gobernantes perciben rápidamente que detrás de la apuesta tecnológica se perfila un eficaz escaparate político, y sería un error no aprovechar la oportunidad. Demostrando su destreza industrial, el país anfitrión puede hacer gala de su adelanto y de su superioridad sobre las otras potencias europeas, que reinaban entonces en el mundo.

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Gustave Eiffel.

Bajo esta visión, Francia acoge repetidas veces la Exposición Universal, en los años 1855, 1867 y 1878. Jules Ferry, presidente del Consejo de 1883 a 1885, decide revivir la idea de celebrar una exposición universal en Francia. El 8 de noviembre de 1884 firmó un decreto que establecía oficialmente la celebración de una Exposición Universal en París del 5 de mayo al 31 de octubre de 1889. El año escogido no fue al azar, porque simboliza el centenario de la Revolución francesa.

París es una vez más el «centro del mundo», aunque la situación evoluciona rápidamente, y es al otro lado del Atlántico, en el seno de la joven potencia económica de los Estados Unidos, donde verdaderamente nacerá la idea de una torre de 300 metros. En efecto, en el momento de la Exposición Universal de Filadelfia en 1876, los ingenieros americanos Clark y Reeves imaginan el proyecto de un poste cilíndrico de nueve metros de diámetro sostenido por obenques metálicos, anclado en una base circular de 45 metros de diámetro, con una altura total de 300 metros.[2]​ Por falta de créditos, su proyecto jamás verá la luz, aunque en 1874 sería publicado en Estados Unidos (en la revista Scientific American),[3]​ y en Francia (en la revista La Nature).[4]

En la misma situación, el ingeniero francés Sébillot muestra en los Estados Unidos la idea de una «torre-sol» de hierro que alumbraría París. Para ello, se une con el arquitecto Jules Bourdais, quien trabajaba en el proyecto del Palacio del Trocadero para la Exposición Universal de 1878. Juntos, concebirán un proyecto de "torre-faro" de granito, de 300 metros de altura que conocerá varias versiones, que posteriormente competirá con el proyecto de torre de Gustave Eiffel, y que finalmente, jamás será construido.[5]

Un precedente significativo de todos estos proyectos fue el Observatorio Latting, una aguzada pirámide con estructura de hierro y madera de 96 m de altura, construida en Nueva York con ocasión de la Exposición Industrial de Todas las Naciones de 1853. El acceso a la torre, que contaba con ascensores accionados por vapor, era gratuito.

Elaboración del proyecto
 
 
Primer boceto de la torre presentado el 6 de junio de 1884 por Maurice Koechlin y Émile Nouguier (izquierda) y proyecto revisado por Stephen Sauvestre y presentado a competición en 1887.

En junio de 1884, dos ingenieros de la empresa Eiffel, Maurice Koechlin y Émile Nouguier, jefe de la oficina de proyectos y jefe de la oficina de métodos respectivamente, estudian el proyecto de una torre metálica de 300 metros. Esperan poder hacer de ella el centro de atención de la Exposición de 1889.

El 6 de junio exactamente, Maurice Koechlin realiza el primer croquis del edificio. El dibujo representa una torre de 300 metros de altura, donde las cuatro caras curvas están unidas por plataformas cada 50 metros hasta llegar a la cumbre. Gustave Eiffel dice no estar interesado en el proyecto, aunque concede a los dos diseñadores la autorización para proseguir con el estudio. Stephen Sauvestre, arquitecto en jefe de la empresa Eiffel es llamado para colaborar en el proyecto y vuelve a dibujar completamente el edificio para darle otra envergadura: añade un pesado pie de mampostería y une la torre hasta el primer piso mediante arcos, reduce el número de plataformas de cinco a dos, y hace del diseño de la torre algo parecido a un faro, entre otros cambios.[6]

Esta nueva versión del proyecto, embellecida con barniz decorativo, es presentada de nuevo a Gustave Eiffel, que en esta ocasión, se muestra entusiasta con el proyecto; hasta tal punto que deposita, el 18 de septiembre de 1884, en su nombre y los de Koechlin y Nouguier, una patente para «una nueva disposición que permita la construcción de pilas y torres de metal con una altura superior a 300 metros». Poco tiempo después compra los derechos de Koechlin y Nouguier, para obtener la titularidad en exclusiva sobre la futura torre que, por lo pronto, lleva su nombre.

El genio de Gustave Eiffel no reside tanto en la concepción del monumento, como en la energía que empleó en hacer conocer su proyecto a los gobernantes, a los responsables de la administración y al público en general; y cuando lo logró, en reunir la inversión necesaria para poder construir la torre, que ante los ojos de todos, seguía siendo un simple desafío arquitectónico y técnico o un objeto puramente estético (o antiestético según otros). También financió con sus propios fondos algunos experimentos científicos llevados a cabo en o desde la torre Eiffel, los cuales permitieron perpetuarla.

 Édouard Lockroy, Ministro de Comercio en 1886-1887 y Comisario General de la Exposición Mundial de 1889, fue un ardiente defensor del proyecto de torre de Gustave Eiffel y creó un concurso que favoreció al ingeniero.

Primero, trató de convencer a Édouard Lockroy, el ministro de Industria y Comercio en aquel momento, para que lanzase un concurso que tuviese por objeto «explorar la posibilidad de elevar en el Campo de Marte una torre de hierro con una base de 125 m² y una altura de 300 metros». Las modalidades de este concurso, efectuado en mayo de 1886, se parecen tanto al proyecto defendido por Gustave Eiffel que casi se podría creer que fue escrito por su propia mano. Por supuesto, Eiffel no lo hizo, pero es evidente que su proyecto tenía grandes posibilidades de ser elegido para figurar en la Exposición Universal que se realizaría tres años más tarde. Todavía tiene que demostrar que no es un objeto meramente ornamental, sino que puede cumplir otras funciones. Al poner en primer plano el interés científico en la torre, obtiene indudablemente algunos puntos a su favor.[7]

Eiffel no conoce de antemano el resultado del concurso. La competencia se torna dura. Son presentados 107 proyectos, pero finalmente Gustave Eiffel gana el concurso, lo que le permite construir su torre para la Exposición Universal de 1889, al igual que Jules Bourdais, que hará lo propio con el Palacio del Trocadero (donde prefirió utilizar el granito en vez del hierro).

Enseguida se plantean dos problemas: el sistema de ascensores no satisface al tribunal de selección, lo que obligó a Eiffel a cambiar de proveedor; y la ubicación del monumento. Inicialmente, se considera colocar el edificio justo al lado del Sena o al lado del Antiguo Palacio del Trocadero (ahora Palais de Chaillot), pero finalmente se decide colocarlo justo sobre el Campo de Marte, lugar de la Exposición, y hacer de la torre una especie de puerta monumental.

 Contrato original suscrito por la empresa de Eiffel y la Administración Francesa el 8 de enero de 1887 para la construcción y posterior explotación de la Torre de 300 m.

La ubicación y la manera de construir y operar estarán sujetas a un acuerdo firmado el 8 de enero de 1887 entre Édouard Lockroy, Ministro de Comercio, quien actúa en nombre del Estado francés, Eugène Poubelle, prefecto del Sena, actuando en nombre de la ciudad de París y Gustave Eiffel, actuando por su propio nombre y no por el de su empresa.[8]​ En esta acta oficial se especifica el coste estimado de construcción, que será de 6,5 millones de francos pagados en ese momento, además de aportar hasta 1,5 millones de francos por gastos no previstos (artículo 7); el resto será pagado por una sociedad anónima creada por Gustave Eiffel y financiada por él mismo y un consorcio de tres bancos, que tendrá como objeto específico la explotación de la torre. El texto también establece una serie de disposiciones, como:

El precio de las entradas durante la Exposición Universal (artículo 7) Que 300 entradas por mes (como máximo) serán gratis Que en cada piso debe reservarse una sala especial para realizar experimentos científicos o militares Que estará disponible gratuitamente para las personas designadas por el Comisario General (artículo 8)

Finalmente, el artículo 11 estipula que:

Después de la exposición y en el momento de la entrega del parque del Campo de Marte, la ciudad se convertirá en propietaria de la torre, con todos los beneficios y los costes relacionados; pero el Sr. Eiffel, como premio complementario a sus trabajos, conservará los beneficios sobre el edificio hasta la expiración de un plazo de veinte años, plazo que contará a partir del 1 de enero de 1890; terminándose el plazo, estos beneficios se devolverán a la Ciudad de París. La entrega de la torre se hará después de estos veinte años, se entregará en buen estado de uso y mantenimiento, aunque se le podrán exigir al Sr. Eiffel reparaciones especiales.

Documentación técnica del proyecto:
El proyecto exigió la definición de 18 038 piezas metálicas y la realización de 5300 diseños de taller con sus correspondientes planos, en los que intervinieron 50 ingenieros y 150 operarios en la fábrica de Levallois-Perret.[9][10]

Numerosos planos técnicos de la torre Eiffel fueron publicados en la obra La Tour de 300 mètres (La Torre de 300 metros) (Paris : Lemercier, 1900 - 2 vol. T I : Texte TII : Planches.), en el que el propio Gustave Eiffel, diez años después de finalizada la construcción de la torre, hacía una síntesis de sus principales características y de las laboriosas gestiones necesarias para que finalmente pudiese ser construida.

Algunos planos originales (ejemplos):        Cimentaciones. Celosías. Apoyo de uno de los pilares. Detalle de la linterna superior.
Construcción de la torre  Cimientos de la torre. Uno de los ascensores que ocupará los pilares este y el oeste.

Inicialmente, Gustave Eiffel (ingeniero y especialista en estructuras metálicas) había previsto doce meses de trabajo, aunque en realidad se necesitó el doble de tiempo. La fase de construcción comenzó el 28 de enero de 1887 y terminó en marzo de 1889, antes de la apertura oficial de la Exposición universal.

A pie de obra, el número de trabajadores nunca superó los 250. Esto se debió a que gran parte del trabajo se hacía río arriba, en las fábricas de las empresas Eiffel localizadas en Levallois-Perret. De los 2 500 000 remaches que hay en la torre, solo 1 050 846 se colocaron en obra, un 42 % del total.[11]​ La inmensa mayoría de los elementos son ensamblados en los talleres de Levallois-Perret, en el suelo, en trozos de cinco metros, con pernos provisionales; y solo después, in situ, son definitivamente reemplazados por remaches puestos con calor (roblones).

La construcción de las piezas y su ensamblaje no son fruto del azar. Cincuenta ingenieros realizaron durante dos años 5300 dibujos del montaje conjunto o de algunos detalles, y cada una de las 18 038 piezas de hierro poseía su propio esquema descriptivo. En el lugar de la obra, en primera instancia, los trabajadores realizan los enormes zócalos de hormigón que sostendrán los cuatro pilares del edificio. Esto ayuda a disminuir la presión sobre el terreno de todas las piezas, que en conjunto ejercen una presión de 4,5 kg/cm² al nivel de los cimientos.

 Perspectiva de la Torre Eiffel y el Trocadero durante la Exposición Universal de París de 1889.

El montaje de las partes metálicas propiamente dichas, comienza el 1 de julio de 1887. Los hombres responsables del ensamblaje de este «Meccano gigante» son denominados volantes y son dirigidos por Jean Companion. Las piezas son subidas hasta 30 metros de altura con la ayuda de grúas de pivotes fijadas a los ascensores. Entre los 30 y 45 metros de altura, 12 andamiajes de madera son construidos. Una vez superados los 45 metros de altura, hubo que edificar nuevos andamiajes, adaptando las vigas de 70 toneladas que fueron utilizadas para el primer piso. Después siguió la unión de estas enormes vigas con los cuatro bordes al nivel del primer piso. Esta unión se realizó sin contratiempos el 7 de diciembre de 1887 e hizo innecesarios los andamiajes temporales, reemplazados al principio por la primera plataforma (a 57 metros de altura), y después, a partir de agosto de 1888, por la segunda plataforma (a 115 metros).

En septiembre de 1888, mientras que la obra ya se encuentra muy avanzada y el segundo piso construido, los trabajadores se declararon en huelga. Discuten por los horarios de trabajo (9 horas en invierno y 12 horas el verano), así como por su salario, el cual consideraban como reducido tomando en consideración los riesgos asumidos. Gustave Eiffel argumentaba que el riesgo no era diferente si se trabajaba a 200 o a 50 metros de altura. A pesar de que los obreros eran mejor remunerados que el salario medio para los trabajadores del sector, les concede un aumento de sueldo, pero se niega a indemnizarles sobre el factor de que «el riesgo varía según la altura» (lo que era demandado por los obreros). Tres meses más tarde, una nueva huelga estallará, pero esta vez se enfrentará con los obreros y negará toda negociación.[12]

En marzo de 1889, el monumento es terminado a tiempo y ningún accidente mortal se registra entre los trabajadores (no obstante, un obrero murió, pero era en domingo, no estaba trabajando y perdió el equilibrio durante una demostración a su prometida). La obra costó 1,5 millones de francos más de lo previsto, y necesitó el doble de tiempo en ser construida que lo que inicialmente estuvo previsto en el contrato firmado en enero de 1887.[13]

El edificio terminado quedaba abierto a disposición del público hasta la tercera plataforma. Los ascensores de la compañía Backmann, que inicialmente fueron previstos en el proyecto presentado en el concurso de mayo de 1886, fueron rechazados por el jurado. Gustave Eiffel acudió a tres nuevos proveedores: Roux-Combaluzier et Lepape (ahora Schindler) (planta baja al primer piso, cara este y oeste), la sociedad americana Otis (planta baja y segundo piso, cara norte y sur) y un conocido de Eiffel, Léon Edoux (segundo piso hasta la cumbre).
(La secuencia de fotografías siguiente procede de gallica.bfn.fr "La tour de 300 mètres 1900")

Secuencia fotográfica de la construcción de la torre desde julio de 1887 a marzo de 1889:
18 de julio de 1887, comienzo del pilar n.º 4. 
18 de julio de 1887, comienzo del pilar n.º 4.
7 de diciembre de 1887, montaje sobre los postes de armazón. 
7 de diciembre de 1887, montaje sobre los postes de armazón.
20 de marzo de 1888, montaje de las vigas horizontales sobre el andamiaje central. 
20 de marzo de 1888, montaje de las vigas horizontales sobre el andamiaje central.
15 de mayo de 1888, montaje de los pilares por encima del primer piso. 
15 de mayo de 1888, montaje de los pilares por encima del primer piso.
21 de agosto de 1888, montaje de la segunda plataforma. 
21 de agosto de 1888, montaje de la segunda plataforma.
26 de diciembre de 1888, montaje de la parte superior. 
26 de diciembre de 1888, montaje de la parte superior.
31 de marzo de 1889, vista general de la obra terminada. 
31 de marzo de 1889, vista general de la obra terminada.
Inauguración  Cartel anunciador de la Exposición de 1889. Vista general de la Exposición Universal. Izado de la bandera tricolor sobre la torre.

El trabajo estructural principal se completó a finales de marzo de 1889, y el mismo día 31 de marzo, Eiffel lo celebró guiando a un grupo de funcionarios del Gobierno (acompañados por representantes de la prensa), a la parte superior de la torre.[14]​ Debido a que los ascensores no estaban todavía en operación, el ascenso se hizo a pie, y les llevó más de una hora, con Eiffel parando con frecuencia para explicar las diversas características de la estructura. La mayor parte del grupo se quedó en los dos pisos más bajos, pero unos pocos, entre ellos el ingeniero estructural Émile Nouguier (el director de la obra), Jean Compagnon (presidente del Consejo de la Ciudad), y los reporteros de Le Figaro y de Le Monde Illustré, completaron el ascenso. A las 2:35 de la tarde, Eiffel izaba una gran bandera tricolor con el acompañamiento de una salva de 25 disparos de cañón desde el primer nivel.[15]

Todavía quedaba mucho trabajo por hacer, sobre todo en los ascensores y en las instalaciones, y la torre no fue abierta al público hasta nueve días después de la apertura de la exposición, el 6 de mayo. Incluso entonces, los ascensores no se habían completado. La torre fue un éxito instantáneo entre el público, y cerca de 30 000 visitantes subieron a visitarla. Al caer la noche, la torre era iluminada por cientos de lámparas de gas, y un faro enviaba tres haces de luz de color rojo, blanco y azul. Dos reflectores montados en un carril circular se utilizaron para iluminar otros edificios del certamen. La apertura y el cierre de la exposición era anunciado diariamente por un cañón situado en la parte superior de la torre.

 Iluminación nocturna de la torre durante la Exposición.

En el segundo nivel, el diario francés Le Figaro tenía una oficina y una imprenta, donde se hizo una edición conmemorativa especial, Le Figaro de la Tour. En la parte superior, se instaló una oficina de correos, desde donde los visitantes podían enviar cartas y tarjetas postales como recuerdo de su visita. También se colocaron hojas de papel sobre las paredes cada día para que los visitantes registrasen sus impresiones sobre la torre. Gustave Eiffel describió algunas de las anotaciones del público como vraiment curieuse ("verdaderamente curiosas").[16]

Torre Eiffel desde 1889 hasta Primera Guerra Mundial  Gustave Eiffel (abajo a la izquierda) en una escalera de la torre en 1889.

El 6 de mayo de 1889, la Exposición Universal abre sus puertas al público, que puede subir a la Torre Eiffel a partir del 15 de mayo. Mientras que había sido desprestigiada durante su construcción, particularmente en febrero de 1887 por algunos de los artistas más célebres de la época, la Torre Eiffel adquiere, durante la Exposición, un éxito popular inmediato, consiguiendo el apoyo de los visitantes. Desde la primera semana, a pesar de que los ascensores no empezaron a funcionar hasta el 26 de mayo, 28 922 visitantes suben a pie al edificio[17]​ e incluso 1710 de ellos subieron por las escaleras hasta la cima.[18]

Finalmente, de los 32 millones de entradas a la Exposición, alrededor de dos millones de turistas visitan la torre. El monumento, que entonces es el más alto del mundo (y lo sería hasta 1930, cuando se construyó el Edificio Chrysler en Nueva York), atrae también a algunas personalidades conocidas y a amigos de Gustave Eiffel.[19]

Entre la relación de visitantes famosos a la torre durante la Exposición figuran el Príncipe de Gales, la actriz Sarah Bernhardt, "Buffalo Bill" Cody (su demostración del oeste salvaje fue una de las atracciones de la Exposición) y Thomas Edison.[18]​ Eiffel invitó a Edison a su apartamento privado en la parte superior de la torre, donde Edison le hizo entrega de uno de sus fonógrafos, una de las nuevas invenciones que fue uno de los puntos destacados de la muestra.[20]​ Edison firmó en el libro de invitados con esta dedicatoria:

Para el ingeniero Mr. Eiffel, el esforzado constructor de esta gigantesca y original muestra de ingeniería moderna, de alguien que tiene el mayor respeto y admiración por todos los ingenieros, incluyendo al Gran Ingeniero, el Buen Dios. Thomas Edison.

La Torre Eiffel no es el único monumento que atrae a la muchedumbre: la inmensa Galerie des machines (Galería de las Máquinas, con 440 metros de largo por 110 metros de ancho) de Ferdinand Dutert y Victor Contamin o el Dôme central (cúpula central) de Joseph Bouvard también atraen al público. Pero la verdadera novedad es el uso generalizado de electricidad, que permite juegos de luces asombrosos para la época.

Vista panorámica durante el ascenso a la Torre Eiffel (Hermanos Lumière, 1898).

Pero una vez terminada la Exposición, la curiosidad decae rápidamente y con ella el número de visitantes. En 1899, solo se registran 149 580 entradas.[21]​ Con el fin de volver a lanzar la explotación comercial de su torre, Gustave Eiffel baja el precio de los boletos de entrada, pero eso no repercute en las ventas.

Habrá que esperar a la Exposición Universal de 1900, otra vez celebrada en París, para que vuelva a aumentar el número de curiosos. En esta ocasión, más de un millón de entradas son vendidas, lo que está muy por encima de las cifras de los diez años anteriores, pero muy por debajo de lo necesario para el mantenimiento de la torre. En efecto, no solo las entradas son dos veces menos numerosas que en 1889, sino que la disminución de ventas es más preocupante teniendo en cuenta el hecho de que los visitantes de la Exposición Universal de 1900 eran más numerosos que en 1889. Para este evento, los ascensores de los pilares este y oeste fueron reemplazados por ascensores que alcanzaban el segundo nivel, construidos por la firma francesa Fives-Lille. Estaban dotados de un mecanismo de compensación para mantener el nivel del suelo en función del ángulo de ascenso, y eran impulsados por un mecanismo hidráulico similar al de los ascensores Otis, aunque estos estaban instalados en la base de la torre. La presión hidráulica era proporcionada por acumuladores presurizados situados cerca de este mecanismo.[22]​ Al mismo tiempo, el ascensor en el pilar norte fue reemplazado por una escalera hasta el primer nivel. Se modificó el diseño de los dos primeros niveles, disponiéndose el espacio necesario para los visitantes en el segundo nivel. El ascensor original del pilar sur se retiró 13 años después.

La caída del número de entradas continúa desde 1901, de modo que el futuro de la torre no está asegurado después del 31 de diciembre de 1909, fin de la concesión estipulada. Algunos incluso sostienen la idea de que puede ser demolida.[23]

La Torre desde la Primera Guerra Mundial hasta la Segunda  Inauguración de la estación de radio en 1921 por Sacha Guitry (izquierda), Yvonne Printemps y el general Gustave Ferrié. La Torre Eiffel durante la Exposición Universal de 1937 en París, Agfacolor. Exposición Internacional de París de 1937.

Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, un receptor situado en la torre interceptó las comunicaciones de radio enemigas, lo que dificultó seriamente el avance alemán sobre París, contribuyendo a la victoria aliada en la Primera batalla del Marne.[24]​ Desde 1925 hasta 1934 estuvo instalada la iluminación publicitaria de la empresa automovilística Citroën adornando tres de los lados de la torre, en el anuncio posiblemente más elevado del mundo de esta época.

Fue en el año 1925 cuando en dos ocasiones distintas, pero relacionadas entre sí, el estafador Victor Lustig "vendió" el acero de la torre como chatarra.[25]​ El 2 de mayo de 1929, se inauguró el busto de Gustave Eiffel situado en el pilar norte, obra de Antoine Bourdelle.[26]​ En 1930, la torre perdió el título de la estructura más alta del mundo cuando el Chrysler Building en Nueva York fue completado.[27]​ En 1938, fue retirada la arcada decorativa existente alrededor del primer nivel.[28]

En abril de 1935, la torre fue utilizada para unas transmisiones experimentales de televisión (de muy baja resolución todavía), utilizando un transmisor de onda corta de 200 vatios de potencia. El 17 de noviembre, fue instalado un transmisor mejorado de 180 líneas.[29]

La sociedad de administración de la torre cambia y la torre sufre una modificación importante con ocasión de la Exposición especializada de 1937: las decoraciones pasadas de moda del primer piso son eliminadas y se instala una nueva iluminación.[30]

La Torre a partir de la Segunda Guerra Mundial  Histórica y simbólica fotografía de Adolf Hitler junto a Albert Speer y Arno Breker en junio de 1940, al comienzo de la ocupación alemana de Francia.

Tras la ocupación alemana de París, en 1940, los cables de los ascensores fueron saboteados por los franceses. La torre fue cerrada al público durante la ocupación y los ascensores no fueron reparados hasta 1946.[31]​ En 1940, soldados alemanes subieron a la torre para izar la esvástica, pero la bandera era tan grande que se cayó solo unas horas más tarde, y fue reemplazada por una más pequeña.[32]​ Durante su visita a París, Hitler decidió no subir a la torre.

A partir de 1942, el ejército alemán instaló en la torre una potente emisora de televisión (denominada Fersenhender Paris), que dirigida por Kurt Hinz, llegó a emitir con regularidad varias horas diarias de programación.[33][34]

En agosto de 1944, cuando el Ejército Aliado se acercaba a París, Hitler ordenó al general Dietrich von Choltitz, gobernador militar de París, que demoliese la torre junto con toda la ciudad. Von Choltitz desobedeció la orden.[35]​ El 25 de junio, antes de que los alemanes hubiesen sido expulsados de París, dos empleados del Museo National de la Marina Francesa sustituyeron la bandera nazi por una bandera tricolor, y estuvieron a punto de agredir a los tres hombres dirigidos por Lucien Sarniguet, quien había arriado la bandera francesa el 13 de junio de 1940, cuando París cayó en poder de los alemanes.[31]​ La torre, que había logrado sobrevivir a un incendio provocado por las tropas alemanas, fue utilizada para comunicarse con las tropas, primero por la Wehrmacht y luego por los Aliados durante la Liberación de París.[36]

 Soldados aliados observan cómo la bandera tricolor francesa es colocada en la torre durante la Liberación de París.

El 3 de enero de 1956, se produjo un incendio en el transmisor de televisión, dañando la parte superior de la torre. Las reparaciones duraron un año y en 1957, se añadió la antena de radio actual en la cúspide.[37]​ En 1964, la Torre Eiffel fue declarada oficialmente monumento histórico por el Ministerio de Asuntos Culturales dirigido por André Malraux.[38]​ Un año más tarde, un sistema adicional de elevación se instaló en el pilar norte.[39]

A partir de 1960, el turismo internacional en masa comienza a crecer, lo que tiene consecuencias directas sobre el número de visitantes a la torre, que se incrementa rápidamente hasta alcanzar los 6 millones de visitantes por año (límite rebasado en 1998), lo que exige una renovación de la torre. Extendiéndose hasta 1985, la torre se remodela centrándose en tres características principales: el aligeramiento de la estructura del edificio; la reconstrucción total de los ascensores y las escaleras; y la creación de medios de seguridad adaptados al éxito popular de la torre. De este modo, la torre Eiffel será aligerada de 1 340 toneladas superfluas, se repintará y se tratará contra la corrosión, los ascensores de la tercera plataforma serán sustituidos, se inaugurará el restaurante gourmet Le Jules Verne y se instalará un dispositivo de iluminación compuesto por 352 proyectores de vapor de sodio.[40]

Según algunas entrevistas, en 1967, Jean Drapeau (alcalde de Montreal) negoció un acuerdo secreto con Charles de Gaulle para que la torre fuese desmontada y reubicada temporalmente en Montreal para servir como punto de referencia y atracción turística durante la Expo 67. El plan fue supuestamente vetado por la empresa que operaba la torre por temor a que el gobierno francés pudiese posteriormente negar el permiso para que el monumento fuese restaurado en su emplazamiento original.[41]

A partir de los años 1970, la Torre Eiffel obtuvo más popularidad y se ganó un lugar en el espíritu colectivo mundial, además de convertirse en uno de los símbolos más conocidos de Francia.

 La torre es el punto focal de la celebración del año nuevo en París.

En 1982, los ascensores originales entre el segundo y el tercer nivel fueron reemplazados después de 97 años en servicio. Estos habían sido cerrados al público entre noviembre y marzo debido a que el agua en la unidad hidráulica tendía a congelarse. Las nuevas cabinas operan en pares, sirviendo unas de contrapeso a las otras, y realizan el viaje en una sola etapa, lo que reduce el tiempo de viaje de ocho minutos a menos de dos minutos. Al mismo tiempo, se instalaron dos nuevas escaleras de emergencia, y se sustituyeron las escaleras de caracol originales. Los ascensores Fives-Lille en los pilares este y oeste, instalados en 1899, fueron totalmente renovados en 1986. Las cabinas fueron reemplazadas, y un sistema informático fue instalado para automatizarlos por completo. El sistema hidráulico a base de agua fue sustituido por un nuevo sistema hidráulico de aceite accionado eléctricamente.[39]​ El ascensor de servicio del pilar sur se reservó tres años después para trasladar cargas pequeñas y al personal de mantenimiento.

El 31 de diciembre de 1999, para la fiesta de "Cuenta atrás del año 2000", se instalaron luces intermitentes y proyectores de alta potencia en la torre, acompañados de una gran exhibición de fuegos artificiales. Una exposición junto a la cafetería del primer piso conmemora este evento. Los reflectores en la parte superior de la torre formaron un faro en el cielo nocturno de París, y 20 000 lámparas parpadeantes dieron a la torre una apariencia brillante durante cinco minutos cada hora.[42]​ Las luces brillaron en color azul durante varias noches para anunciar el nuevo milenio. Esta iluminación continuó durante 18 meses hasta julio de 2001. Las brillantes luces (diseñadas para durar 10 años sin necesidad de mantenimiento) se encendieron de nuevo el 21 de junio de 2003.[43]

La torre recibió su visitante 200 000 000 el 28 de noviembre de 2002,[44]​ convirtiéndose en el quinto monumento más visitado de Francia. La torre ha operado a su máxima capacidad de aproximadamente 7 millones de visitantes anuales desde 2003.[45]​ En 2004, se instaló una pista de patinaje sobre hielo desmontable en el primer nivel.[46]​ Un suelo de cristal se instaló en el primer nivel durante la rehabilitación del año 2014.[47]

El 1 de enero de 2006, se inició un nuevo período de administración de 10 años, siendo el concesionario la empresa de economía mixta SETE (Sociedad de Explotación de la Torre Eiffel), aunque el 60 % del capital es ostentado por la ciudad de París.[48]

Relación de explotadores de la torre

Los textos que declaran a los operadores de la Torre Eiffel son los siguientes:[49]

Convención del 8 de enero de 1887, firmada por Gustave Eiffel, Edouard Lockroy y Eugène Poubelle. Se autoriza el uso de la torre a Gustave Eiffel en su propio nombre, desde el día de apertura al público de la Exposición Universal de 1889 hasta el 31 de diciembre de 1909. (ver texto [en francés]: pág. 1 - pág. 2 - pág. 3 - pág. 4 - pág. 5 - pág. 6 - pág. 7). Prolongación de la autorización para la gestión y el explotación de la Torre Eiffel a Gustave Eiffel, por un período de 70 años, con efectos a partir del 1 de enero de 1910. Deliberación del Consejo de París el 17 de febrero de 1981 («refiriéndose a la concesión de la torre Eiffel»), concedida al SNTE para un período de veinticinco años, desde el 1 de enero de 1981 al 31 de diciembre de 2005. Deliberación del Consejo de París el 13 de diciembre de 2005 (número de archivo: 2005 DF 92). Atribución de la delegación de servicios públicos para la gestión y la explotación de la torre Eiffel, concedida a la SETE por una duración de diez años, a partir del 1 de enero de 2006 (ver texto [en francés]).Enfoque temático La torre vista por los artistas  Medalla recuerdo de la Torre Eiffel. Caricatura de Gustave Eiffel comparando la torre Eiffel con las Pirámides.La resistencia inicial Reconstrucción de la «carta de protesta de los artistas contra la Torre Eiffel».

Algunos artículos, a menudo propagandísticos, se publican a lo largo del año 1886, incluso antes de que comenzaran los trabajos de construcción. En febrero de 1887 cerca de trescientos artistas (escritores, pintores, compositores, arquitectos, etc.) unen sus fuerzas para denunciar «la inútil y monstruosa Torre Eiffel» en la hoy célebre carta abierta «Protesta de los artistas contra la torre del Sr. Eiffel». Entre estos artistas se encontraban: Guy de Maupassant, Charles Gounod, Victorien Sardou, Charles Garnier, François Coppée, Sully Prudhomme, Leconte de Lisle, William Bouguereau (todos en la imagen de la derecha, en orden de arriba abajo y de izquierda a derecha), además de Alexandre Dumas (hijo), Ernest Meissonier, Joris-Karl Huysmans y Paul Verlaine.[50]

En la carta se podían encontrar calificativos para la torre como:

«Esta lámpara de calle verdaderamente trágica» (Léon Bloy) «Este esqueleto de atalaya» (Paul Verlaine) «Este mástil de hierro de aparejos duros, inconclusos, confusos, deformes» (François Coppée) «Esta pirámide alta y flaca de escalas de hierro, esqueleto gigante falto de gracia, cuya base parece hecha para llevar un monumento formidable de Cíclopes, aborto de un ridículo y delgado perfil de chimenea de fábrica» (Guy de Maupassant) «Un tubo de fábrica en construcción, un armazón que espera ser cubierto por piedras o ladrillos, esta alambrera infundibuliforme, este supositorio acribillado de hoyos» (Joris-Karl Huysmans)

Entre los escasos defensores de la torre figuraba el poeta y después premio Nobel Sully Prudhomme, quien había cambiado de opinión tras ser una de las firmas destacadas de la carta de rechazo de los artistas, y ensalzó públicamente la realización de Eiffel durante un discurso pronunciado dos años después.[51]

Sin embargo, posteriormente algunos autores modernos consideraron la torre como un poderoso símbolo en particular, y una expresión de vanguardia en general. Un claro ejemplo es el ensayista Roland Barthes, que en la década de 1960 analizó la transformación a través del tiempo del significado simbólico de la torre, hasta convertirse en una inequívoca referencia de París y de Francia.[52]

Cine y televisión

Tan pronto como comenzó a desarrollarse el interés de los reportajes cinematográficos por la ingeniería, la Torre Eiffel fue rodeada por los cineastas más ilustres, pero en primera instancia, únicamente bajo la forma de documental (Panorama durante la ascensión de la Torre Eiffel, Luis Lumière, 1897); Imágenes de la exposición 1900, Georges Méliès, 1900). La primera ficción con la Torre Eiffel como la principal decoración es un mediometraje francés, Paris qui dort (París que duerme, René Clair, 1923). En esta película corta (35 minutos), un científico sumerge París en el sueño y un puñado de hombres y mujeres se refugian en las alturas de la Torre Eiffel, más allá de la suerte de los demás habitantes de la capital.[52]

En 1930, con La Fin du monde (El fin del mundo), Abel Gance dirigió el primer largometraje (1 hora 45 minutos) e impulsó la investigación para resaltar la belleza de las estructuras de la torre.

En los años 1940, las imágenes transmitidas por la Torre Eiffel comienzan a integrarse en las películas estadounidenses. De esta forma, Ninotchka, uno de los mayores éxitos del director estadounidense de origen alemán Ernst Lubitsch, utiliza las imágenes de la Torre Eiffel de una manera simbólica. En 1949, Burgess Meredith realiza L'Homme de la tour Eiffel (El hombre en la Torre Eiffel), la primera adaptación cinematográfica de una novela de Georges Simenon. Charles Laughton encarna al comisario Maigret (aunque aparece como inspector), quien persigue a un sospechoso de un doble asesinato obsesionado por la Torre Eiffel, lo que hace aparecer el edificio varias veces, incluida una escena final trepidante.

El 4 de junio de 1966, es difundido el primer telefilme importante con un reportaje sobre la torre Eiffel, La Rose de fer (La rosa de hierro), 39º episodio de la primera serie Cinq Dernières minutes (Los cinco últimos minutos, 1958-1973). A partir de los años 1980, la Torre Eiffel aparecerá en varias producciones estadounidenses, como en 1985, cuando es filmada en la película Panorama para matar (A View to Kill). También aparece en la película Hora Punta 3 (Rush Hour 3). Y también forma parte de una secuencia de Superman II, justo al comienzo de la película.

Después, serán cada vez más frecuentes las apariciones de la torre el cine americano, particularmente por motivos prácticos y simbólicos. Permite, en efecto, significar en un solo plano o una sola secuencia, incluso muy corta, que la acción se sitúa en Francia, o en París. Ya en 1953, Byron Haskin la muestra destruida en su adaptación de La guerra de los mundos. Este tipo de imágenes (con la torre Eiffel destruida) serán utilizadas a menudo en películas estadounidenses para significar un peligro planetario inmediato y grave, como en 1996 en la película Independence Day y Marcianos al ataque (Mars Attacks!), o en Armageddon en 1998, en Alien: Resurrección de Jean Pierre Jeunet en 1997 y en G.I. Joe: The rise of Cobra de Stephen Sommers en 2009.

 Una foto de la Torre Eiffel alcanzado a un rayo en 1902.Fotografía

Desde Luis Emile Durandelle, que realizó las famosas vistas de la construcción de la torre[53]​ numerosos fotógrafos de renombre internacional han hecho de la torre objeto de sus fotografías, ya sea como objeto de fondo o como tema central.

Historieta

El cómic más conocido por su uso de la Torre Eiffel, es tal vez Adèle Blanc-Sec, T2: Le Démon de la tour Eiffel (Adele Blanc-Sec, T2: El Demonio de la Torre Eiffel) de Jacques Tardi. La torre Eiffel aparece sobre la cubierta de S.O.S. Meteoros (S.O.S. Metéores: Mortimer à Paris; tomo 8), un álbum de la serie Blake y Mortimer dibujado por Edgar P. Jacobs, desempeñando, no obstante, un papel menor en la historia.

Aunque no es estrictamente hablando una historieta, André Juillard realizó 36 vistas de la Torre Eiffel, al igual que Hokusai con sus Treinta y seis vistas del Monte Fuji (Grabados, 1831) y Henri Rivière con sus 36 vistas de la torre Eiffel (Litografías, 1902).

Literatura Primera página de La vie errante de Guy de Maupassant, escrita en 1890. El escritor se muestra crítico hacia la torre Eiffel. Desde las primeras líneas, se puede leer: «dejé París y hasta Francia, porque la torre Eiffel acababa por aburrirme demasiado [...]». Un caligrama de Guillaume Apollinaire.

En literatura, la Torre Eiffel ha sido abordada más de una vez por los escritores. Ya sea como tema central de un libro o como un simple escenario, ha salpicado la creación literaria desde el siglo XIX hasta nuestros días. Pero debido a que su efecto de novedad y moda se disipa, el monumento aparece cada vez menos frecuentemente en la literatura contemporánea de finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. También cabe destacar que los autores que se han ocupado de la construcción son en su mayoría franceses, o por lo menos, francófonos.[54]

En el momento de su construcción y pronta puesta en funcionamiento, el monumento fue objeto de análisis críticos personales, la mayoría de las veces publicados en periódicos de la época, y en muchas ocasiones tales críticas eran negativas. Los temas tratados por los artistas eran, la mayoría de las veces, enfocados al desafío técnico, industrial y comercial que la torre representaba en esa época. Además criticaban su influencia sobre la imagen de Francia en el extranjero, el aspecto estético (o inestético) de la torre y el interés científico potencial que poseía (o su inutilidad).

Posteriormente, ante el éxito que se ganó entre el público, muchos escritores revocaron sus consideraciones y desaparecieron sus críticas anteriores. Sin duda es Roland Barthes quien mejor describe este sentimiento de atracción/repulsión de los artistas frente a la Torre Eiffel:

Mirada, objeto, símbolo, la torre es todo lo que el hombre pone en ella y este todo es infinito. Espectáculo observado y observador, edificio inútil e irreemplazable, mundo familiar y símbolo heroico, testigo de un siglo y monumento siempre nuevo, objeto inimitable y sin cesar reproducido, es el signo puro, abierto a cada tiempo, a todas las imágenes y a todos los sentidos, la metáfora sin freno; a través de la torre, los hombres llevan esta gran función de la imaginación, que es su libertad, ya que ninguna historia, por muy sombría que sea, jamás pudo quitársela.
Roland Barthes, La Tour Eiffel, Editorial Delpire, 1964.

En las novelas, se ha abordado de diversas formas: Léon-Paul Fargue evalúa el análisis crítico de sus iguales durante los inicios de la torre (El peatón de París, 1932-1939), junto con Pierre Mac Orlan, al tiempo que recuerda que en un principio, para los artistas «vituperear contra la torre [...] era una patente de sensibilidad literaria y artística». Otros autores destacan el interés científico y militar que posteriormente fue reconocido a la torre (La Tour, Javel et les Bélandres, Villes, en Œuvres complètes).[54]

Finalmente, otros como Pascal Lainé se concentran en la historia del diseño, la construcción y los años iniciales de funcionamiento de la torre a través de una narración romántica (El Misterio de la Torre Eiffel, 2005).[55]​ Sobre este mismo tema, Dino Buzzati, en su obra Le K., realiza una puesta en escena ficticia de obreros que han trabajado en la construcción de la torre durante 1887 y 1889. Sin embargo, Buzatti procede de distinta forma a Lainé, y su texto se estructura como una serie de noticias, no como un relato. El tono utilizado es fantástico y no realista como el de Pascal Lainé.

En poesía, Guillaume Apollinaire hizo un caligrama nacionalista sobre la torre (Calligrammes, 1918),[54]​ un texto que René Étiemble considera en su obra "Essais de littérature (vraiment) générale" (Ensayos de literatura (verdaderamente) general), como un ejemplo de haïku occidental («Pastora ô torre Eiffel / El rebaño de los puentes/Bala esta mañana»).

En julio de 1888, François Coppée, arremetió contra la torre, a la que se refiere como «mástil de hierro difícil de abordar/Inconclusa, confusa, deforme», además de «símbolo de fuerza innecesaria», de «monstruosa y pérdida de trabajo» o incluso de «mástil ridículo» (Sobre la Torre Eiffel, la segunda meseta, Poemas). En mayo de 1889, mediante un poema en el que da voz a la Torre, Raoul Bonnery[56]​ le responde: «Pusiste la flor de tu ciencia/Al llamarme «Monstruo horroroso»/Un poco más de reconocimiento/Te hubiera convencido un poco más», o también «Qué sangre en tus venas circula/ Para exclamar con desprecio,/ Que soy un mástil ridículo/ Sobre el buque de París./ ¿Un mástil? Acepto el epíteto,/ Pero un mástil orgulloso y audaz,/ Que sabrá, llevando alta la cabeza,/ Hablar de progreso hasta los cielos.» (La Torre Eiffel a François Coppée, el día de los 300 metros, en Le Franc journal). A diferencia de los ejemplos anteriores, Vicente Huidobro, Blaise Cendrars y Louis Aragon rinden homenaje a la torre (en sus respectivas obras Norte-Sur, N.º 6-7, de 1917; La torre en 1910 en Diecinueve poemas elásticos, de 1913; y La torre habla en La Torre Eiffel de Robert Delaunay). Pierre Bourgeade, en una noticia titulada La Suicida, relata, vía el testimonio de un guardián, el suicidio de una desconocida que ha saltado desde el tercer piso de la torre (en Los Inmortales, Gallimard, 1966).

En el teatro, la torre tratada en las piezas Una visita a la exposición de 1889, comedia ligera en tres actos y 10 cuadros (Henri Rousseau) y Los Novios de la torre Eiffel (Jean Cocteau, 1921).

El monumento del Campo de Marte también ha sido tratado bajo formas particulares: como artículo periodístico (Jules de Goncourt y Edmond de Goncourt, Journal, tomo VIII, 6 de mayo y el 2 de julio de 1889); como cuento de viaje (Guy de Maupassant, La vie errante, 1890), donde el escritor expresa el hastío que le produce la torre Eiffel; o como estudio semiológico (Roland Barthes, La Torre Eiffel, 1964); pero también ha sido abordada como prefacio de libros, en numerosas conferencias, o en artículos de revistas.

Música

La Torre Eiffel también ha atraído a numerosos cantantes. Su emplazamiento posee unas posibilidades excepcionales para grandes eventos, tanto para los artistas como para el público. De esta forma, el 25 de septiembre de 1962, para el lanzamiento de la película El día más largo, el productor Darryl F. Zanuck organizó un espectáculo musical de grandes dimensiones en París; en esta ocasión, Édith Piaf, acompañada por 1500 cohetes de fuegos artificiales, cantó desde el primer piso de la torre delante de 25 000 parisinos. En 1966, para el lanzamiento de la campaña mundial contra el hambre, Charles Aznavour y Georges Brassens cantaron allí.

El 14 de julio de 1995, fue el turno de Jean-Michel Jarre para dar un concierto a los pies de la Torre Eiffel con motivo de la celebración del 50 aniversario de la Unesco,[57]​ ante más de un millón de espectadores.

En 1998, José Carreras, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, Los Tres Tenores, actuaron en el Campo de Marte ante una audiencia de 200 000 personas, con la Torre Eiffel iluminada como telón de fondo.[58]

Así mismo, el 10 de junio de 2000, Johnny Hallyday ofreció allí un concierto y un espectáculo pirotécnico delante de 600 000 personas, y posteriormente grabó su disco 100% Johnny: Live a La Tour Eiffel.[59][60][61]

Pintura

Algunos artistas como Georges Seurat y Paul-Louis Delance pintaron la Torre Eiffel incluso antes de que finalizase su construcción. En 1889, el pintor Roux representó La noche de vacaciones en la Exposición Universal 1889 y Jean Béraud la muestra al fondo en su obra Entrada a la Exposición de 1889.[62]

Después, varios pintores se inspirarán directamente en el edificio para realizar algunas representaciones que responderán a corrientes artísticas diversas: Robert Delaunay, Henri Rousseau, Paul Signac, Pierre Bonnard, Maurice Utrillo, Marcel Gromaire, Édouard Vuillard, Albert Marquet, Raoul Dufy, Marc Chagall, o incluso Henri Rivière.[63]

Pero el más prolífico pintor inspirado por la Torre Eiffel fue Robert Delaunay, que hizo de la torre el objeto central de una treintena de lienzos, realizados entre 1910 y 1925.[64]

Georges Seurat (1859-1891). La Tour Eiffel. 1889. 
Georges Seurat (1859-1891). La Tour Eiffel. 1889.
Paul-Louis Delance (1848-1924). La tour Eiffel vue de la Seine. 1889. 
Paul-Louis Delance (1848-1924). La tour Eiffel vue de la Seine. 1889.
Henri Rousseau (1844-1910). La tour Eiffel. 1898. 
Henri Rousseau (1844-1910). La tour Eiffel. 1898.
Robert Delaunay (1885-1941) La Tour Eiffel. 1911. 
Robert Delaunay (1885-1941) La Tour Eiffel. 1911.
Experimentos científicos y radiodifusión  Gustave Ferrié (1868-1932), general y científico francés, pionero de la radiodifusión que perfeccionó el telégrafo sin hilos (TSH), gracias a la instalación de una antena en la cima de la Torre Eiffel. Los seis cables tendidos como antenas radiotelegráficas desde la planta superior de la torre hacia el Campo de Marte (1914). Publicidad de la estación radiofónica de la Torre Eiffel.

Gustave Eiffel había pensado desde el inicio del proyecto que la torre pudiera ser útil desde un punto de vista científico, por lo que multiplicó los experimentos llevados a cabo en el monumento para dotarlo de una función adicional que pudiese justificar su existencia. El ingeniero, fuera del negocio desde 1893 en respuesta a su implicación en el escándalo del Canal de Panamá, financió una parte de estos experimentos.[65]

En 1889, Eleuthère Mascart, el primer director de la Oficina central Meteorológica de Francia creada en 1878 (actualmente Météo-France), hace instalar, con la autorización de Gustave Eiffel, una pequeña estación de observación en lo alto de la torre. En octubre de 1898, Eugène Ducretet estableció la primera conexión telefónica hertziana entre la torre Eiffel y el Panteón de París, distante cuatro kilómetros. En 1903, el capitán Gustave Ferrié, militar de profesión, intentó establecer una red telegráfica sin hilos, pero no obtuvo la financiación del Ejército, ya que en aquella época se privilegiaban las señales ópticas y las palomas mensajeras, por considerarse más fiables. A pesar de la situación, Gustave Eiffel financió con su dinero el proyecto del capitán, aceptando que instalase una antena en la cumbre de la torre. El experimento fue un éxito y, como ahora sabemos, esta sería más adelante la tecnología del futuro.[66]

En 1909 se construyó un pequeño túnel de viento a los pies de la Torre Eiffel, sustituido a partir del 1912 por un túnel de viento mucho más grande.[67]

En 1910, el clérigo Theodor Wulf midió la energía radiante en la parte superior e inferior de la torre, encontrándose un valor mayor de lo esperado en la parte superior. Este hecho llevó a descubrir lo que se conoce hoy en día como rayos cósmicos.[68]

La Torre Eiffel, por lo tanto, posee un potencial científico que merece ser explotado; algo de lo que se dan cuenta las autoridades, quienes en 1910 deciden ampliar la concesión y explotación durante otros setenta años. La torre resulta muy útil como el punto más alto de la región de París, ya que su emisora de telegrafía sin hilos (TSH) resulta de gran importancia estratégica durante la Primera Guerra Mundial. Gracias a la Torre Eiffel, se captan varios mensajes decisivos, entre los que se cuenta el «radiograma de la victoria»,[69]​ que frustró el ataque alemán en el Marne, o los que envió la hoy famosa espía Mata Hari.[70]

La red de telegrafía sin hilos (TSH) de uso estrictamente militar instalada en el emisor de la Torre Eiffel, a partir de la década de 1920 pasará a tener también un uso civil. Desde 1921, algunos programas de radio se emiten periódicamente desde la Torre Eiffel; Radio Torre Eiffel, bien conocida por los parisinos, se inauguró oficialmente el 6 de febrero de 1922.

En 1925, la Torre Eiffel sirve como marco para el inicio de la televisión en Francia. La técnica sigue mejorando y las emisiones continúan siendo experimentales entre 1935 y 1939. La televisión se difunde luego en los hogares, primero en blanco y negro, luego en color. En 1959, la instalación de un nuevo mástil de teledifusión hace llegar la altura de la torre a 320,75 metros y transmite a 10 millones de personas. Finalmente, en 2005, se instala una emisora de televisión digital terrestre.[71]

Deporte y aventura

Desde sus orígenes, la torre ha sido el escenario de múltiples hazañas deportivas, relacionadas especialmente con la aviación, el paracaidismo y el ascenso de escaleras, tanto a pie como con bicicletas o motos. Además, en las últimas décadas, se ha utilizado para la organización de actividades tan sorprendentes como el patinaje sobre hielo o el buceo:[72]

 Vuelo del dirigible de Alberto Santos Dumont (13 de julio de 1901).  Forestier, vencedor de la carrera para subir al primer piso de la torre (1905). Franz Reichelt con su traje-paracaídas (1912). Preparación y salto de Franz Reichelt desde la Torre Eiffel (1912). Pista de patinaje sobre hielo en la primera planta de la torre (2014).1901: el 19 de octubre, el brasileño Alberto Santos-Dumont, volando en su Dirigible N.º 6, ganó el premio de 100 000 francos ofrecido por Henri Deutsch de la Meurthe para la primera persona capaz de realizar un vuelo de ida y vuelta desde St. Cloud a la Torre Eiffel en menos de media hora.[73]​ 1905: Le Sport organiza un campeonato, con una carrera por las escaleras hasta el primer nivel de la torre, ganado por Forestier en 3 minutos y 12 segundos. El premio: una bicicleta. 1905: el 18 de octubre, el conde de Lambert vuela sobre París y los alrededores de la Torre Eiffel por primera vez en la historia de la aviación. Su avión es un "Wright" de madera y lona. 1912: el 4 de febrero, el sastre austríaco Franz Reichelt murió después de saltar desde el primer nivel de la torre (una altura de 57 metros) para demostrar su diseño de paracaídas.[74]​ 1923: el periodista Pierre Labric, futuro alcalde de Montmartre, bajó en bicicleta sin autorización desde el primer nivel de la torre hasta la calle. El descenso recibió una cobertura sustancial de los medios de comunicación. La copa ganada por el "héroe" actualmente se encuentran en los sótanos de la torre Eiffel. 1926: en febrero, el piloto Leon Collet murió tratando de pasar bajo la torre con su aeroplano (el avión se enganchó fatalmente en una antena).[75]​ 1964: los montañeros Guido Magnone y René Desmaison escalan la torre para celebrar su 75 aniversario. El evento es transmitido por Eurovisión. 1978: el 26 de diciembre, Thierry Sabine inicia el primer Rally Dakar en el Trocadero,[76]​ a los pies de la Torre Eiffel. 1983: Charles Coutard y Joël Descuns suben y bajan de la Torre en sus motos de motocross. 1984: el 31 de marzo, el piloto Robert J. Moriarty voló con su avioneta Beechcraft Bonanza bajo la torre.[77]​ 1984: dos británicos, Amanda Tucker y Mike MacCarthy, saltan en parapente desde el tercer piso sin permiso. 1987: el neozelandés A. J. Hackett realizó uno de los primeros saltos de puenting desde el segundo piso de la Torre Eiffel, utilizando un cable especial que había contribuido a desarrollar. Hackett fue detenido por la policía.[78]​ 1989: para el centenario de la Torre Eiffel, el equilibrista Philippe Petit "caminó" a lo largo de un cable a través de los 700 metros que separan el Palais de Chaillot de la torre. 1991: el 27 de octubre, Thierry Devaux, junto con el guía de montaña Hervé Calvayrac, realizaron una serie de figuras acrobáticas y saltos de puenting desde el segundo piso de la torre.[79]​ Desde el lado del Campo de Marte, Devaux utilizó un cabrestante eléctrico para volver a subir a la segunda planta. Cuando llegaron los bomberos, fue detenido después del sexto salto. 1995: el triatleta Yves Lossouarn bate el récord de subida a la torre por las escaleras a pie, con una marca de 8 minutos y 51 segundos. Setenta y cinco atletas toman parte en la carrera, organizada por un programa de televisión. 1998: Richard Hugues establece el récord de subir a la Torre Eiffel por las escaleras desde la planta baja hasta el segundo piso en una bicicleta de montaña. 2000: en el marco de los Juegos Mundiales de Bomberos, la prueba de subida de escaleras se lleva a cabo en la Torre Eiffel. 2000: el español Aitor Sarasua Zumeta bate el récord establecido previamente por Richard Hugues de la ascensión a la torre en una bicicleta de montaña. 2002: Richard Hugues bate su propio récord en 1998 de la escalada a la torre en su bicicleta de montaña. 2004: el campeón andorrano de bicicleta de montaña, Xavier Casas, bate su propia marca de ascenso de escaleras, al subir 1300 escalones. 2004: los patinadores sobre hielo franceses Sarah Abitbol y Stéphane Bernadis, inauguran la pista de patinaje de 200 metros cuadrados instalada en el primer piso de la torre. 2005: el 18 de mayo, el atleta Jerome Sue descendió los 345 escalones desde el primer piso hasta la planta baja en una silla de ruedas. 2006: Yoggi, un joven campeón francés del monociclo, subió por las escaleras hasta el segundo piso en 22 minutos sin poner un pie en tierra. 2007: en junio se organizó un curso de buceo en una piscina de 240 metros cuadrados instalada a los pies de la torre. 2015: se celebra la primera edición de la La Verticale, una carrera que se disputa subiendo a pie las escaleras de la torre hasta la cima. En la edición de 2016, el polaco Piotr Lobodzinski batió la plusmarca anterior, completando la ascensión en 7m:48s.[80]Numismática y sellos de correos  Moneda de colección de 5 francos por el 100 aniversario de la Torre Eiffel (1989, plata). La Torre Eiffel en el billete de 200 francos franceses, que estuvo en circulación hasta la introducción del euro el 1 de enero de 2002.

El billete de 200 francos franceses mostraba la Torre Eiffel en la cara delantera y como una silueta estilizada en la parte trasera. El retrato de Gustave Eiffel aparecía como marca de agua.

Para el 100 aniversario de la Torre Eiffel, el Banco de Francia acuñó 800 000 monedas conmemorativas de plata de 5 francos.[81]​ Así mismo, con motivo del 125 aniversario de la inauguración de la torre, el 3 de marzo de 2014 se lanzó una edición de 1000 monedas de oro de 50 euros, con el logotipo de la UNESCO en su parte delantera y un mapa de París en el que aparece la Torre Eiffel.

El servicio de correos francés imprimió sus primeros sellos con la Torre Eiffel como tema principal en su 50 aniversario, el 5 de mayo de 1939, con una tirada de 1 140 000 estampillas.[82]​ La torre aparece en un sello de color rosa con franqueo de 90+50 céntimos, girada en un ángulo de 45 grados de forma que muestra en primer plano una de sus aristas. Sin embargo, ya en 1936 se había lanzado una serie de sellos, en la que aparecía en primer plano un avión del servicio postal sobre los cielos de París, con la torre claramente visible al fondo sobre el horizonte de la ciudad. También como motivo principal, volvió a aparecer de nuevo en 1989 para su 100 aniversario, y en 2009 y 2010.

Con ocasión de algunas conferencias y eventos que tienen lugar en París, la Torre Eiffel se ha utilizado de nuevo como símbolo de referencia en distintos sellos postales de las últimas décadas. Por ejemplo, durante el Campeonato Mundial de Halterofilia de 2011 disputado en París, se lanzó una hoja bloque, con una representación de la Torre Eiffel que levanta unas pesas formadas por dos sellos redondos de 60 y de 89 céntimos de euro.[83]​ Hasta el año 2016, cerca de 50 sellos franceses han mostrado la torre Eiffel como motivo.[84]

Publicidad y mercadotecnia  Miniaturas de la torre de recuerdo (2012).

Las campañas publicitarias acerca de la Torre Eiffel comenzaron mucho antes de finalizarse su construcción. Gustave Eiffel organizó periódicamente una serie de medidas encaminadas a contrarrestar el importante movimiento de protesta que se oponía a la torre. En la primavera de 1886 se confeccionaron y se distribuyeron entre el público distintos artículos, folletos y diversas imágenes publicitarias sobre la torre. Esto hizo que el monumento ya fuera famoso en todo el mundo antes de su apertura. Esta campaña publicitaria indujo al periodista y dramaturgo Henry Buguet (1845-1920) a publicar el 13 de septiembre de 1888 en el periódico Le Soir la siguiente pregunta indignada:[85]

¿No les parece que la Torre Eiffel no nos dará un poco de descanso, hasta que este fenómeno de torre se haya concluido para satisfacción general y universal, como este gigantesco clavo, que se clava en nuestros oídos día tras día y hora tras hora?
 Miniatura de la torre en un llavero.

La venta masiva de recuerdos de la torre ya se generalizó desde su inauguración, con una variedad de formas virtualmente ilimitada. Esta actividad se ha mantenido hasta la actualidad. Además de objetos tan variados como recortables, colgantes, velas, bolas de nieve, platos o bases de lámparas, innumerables modelos de la torre de diferentes materiales están a la venta. En la Torre Eiffel hay un total de ocho tiendas oficiales de recuerdos en los dos primeros niveles, distribuidas entre la planta baja y la base de la torre; que comercializan más de 700 productos diferentes. De acuerdo con el operador, más de un millón de visitantes cada año compra algún recuerdo en estas tiendas.[86]​ Numerosos vendedores ambulantes ofrecen copias sin licencia en las inmediaciones de la torre.

Desde que ya en los años 1920 y 1930 la marca de automóviles Citroën colocó un conocido anuncio luminoso sobre la torre, muchas marcas francesas han utilizado este famoso punto de referencia para sus fines publicitarios, incluyendo Air France, La Samaritaine, Yves Saint Laurent, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci, Alain Afflelou o Campari. La Torre Eiffel sirvió desde muy pronto a la idea universal del progreso social y material, cumpliendo por así decirlo el sueño de Jules Verne de poner la naturaleza al servicio de la razón, como señala el historiador de la arquitectura Bertrand Lemoine.[87]​ Esto explica su éxito como medio publicitario, que destaca por la modernidad y la ambición del monumento en sus planteamientos iniciales. Parece que la capacidad de impactar en el público de la Torre Eiffel sigue intacta hoy en día, porque la publicidad contemporánea ha continuado utilizándola (por ejemplo, en la campaña publicitaria de la compañía IBM en la década de 2000).[88]​ Muchos motivos publicitarios que recurren a la Torre Eiffel tienen en común que utilizan como reclamo el prestigio de la ciudad de París o de Francia. Es evidente la gran repercusión que posee la Torre Eiffel como símbolo de Francia. Por ejemplo, en 1952 un cartel publicitario de Air France mostraba todos los grandes edificios de París unidos en un esquema dominado por la Torre Eiffel, con una silueta estilizada del mapa de Francia en segundo plano para indicar que hacía referencia a todo el país. Este cartel del diseñador gráfico francés Bernard Villemot (1911-1989) se convirtió en un ejemplo clásico, y hoy en día todavía se considera una referencia.[89]

Varios fabricantes de juguetes como MB, Hasbro o Ravensburger han lanzado al mercado rompecabezas tridimensionales de la famosa atracción de París. Lego exhibió un juego de la Torre Eiffel a escala 1:300 con 3428 piezas. El modelo comercializado a partir de 2007 tiene una altura de 1,08 metros, y hoy en día se ha convertido en un objeto de coleccionismo.[90]​ Por su parte, una compañía coreana ha lanzado un modelo en bronce a escala de 1:160 de dos metros de altura y que pesa alrededor de 25 kilos.[91]​ Además hay varios otros fabricantes que comercializan modelos de papel, madera o plástico, además de carteles y fotografías.

Ya los Juegos Olímpicos de París 1900 utilizaron en su cartel anunciador oficial la imagen de la Torre Eiffel.[92]​ Fundado en 1969, el club de fútbol francés Paris FC lleva como emblema la Torre Eiffel, con su grafismo modificado varias veces en los últimos años. El logotipo actual muestra la torre con pinceladas estilizadas. El club de fútbol Paris Saint-Germain, fundado en 1970, también lleva la Torre Eiffel en su emblema. Incluso en los Países Bajos, la liga de baloncesto lleva el nombre de la Torre Eiffel. El equipo neerlandés ’s-Hertogenbosch (Torres Eiffel de La Haya) también lleva la torre de París en su logo.[93]

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