Buckingham Palace

( Palacio de Buckingham )

El palacio de Buckingham (en inglés Buckingham Palace) es la residencia oficial[2]​ del monarca británico en Londres.[3]​ También se utiliza para ceremonias oficiales, visitas de Estado y visitas turísticas. Es famoso por albergar una parte sustancial de la Royal Collection, extraordinario conjunto de obras artísticas fruto del coleccionismo real. El palacio o la explanada frente a él se ha convertido en un punto de reunión de los británicos en tiempos de calamidad, de crisis o de festividad.[4]​ «El Palacio de Buckingham» o, simplemente, «El Palacio», también es la metonimia utilizada para designar la fuente de comunicados de prensa provenientes de la familia real británica.

El palacio, originalmente conocido como Buckingham House,...Leer más

El palacio de Buckingham (en inglés Buckingham Palace) es la residencia oficial[2]​ del monarca británico en Londres.[3]​ También se utiliza para ceremonias oficiales, visitas de Estado y visitas turísticas. Es famoso por albergar una parte sustancial de la Royal Collection, extraordinario conjunto de obras artísticas fruto del coleccionismo real. El palacio o la explanada frente a él se ha convertido en un punto de reunión de los británicos en tiempos de calamidad, de crisis o de festividad.[4]​ «El Palacio de Buckingham» o, simplemente, «El Palacio», también es la metonimia utilizada para designar la fuente de comunicados de prensa provenientes de la familia real británica.

El palacio, originalmente conocido como Buckingham House, era en un principio un petit hôtel construido para John Sheffield, el primer duque de Buckingham y Normanby en 1703 y adquirido por el rey Jorge III en 1762 para convertirlo en residencia pública. En los siguientes 75 años sufrió una serie de ampliaciones dirigidas por los arquitectos John Nash y Edward Blore (1850), creándose tres alas que conforman un patio central abierto. Con la llegada al trono de la reina Victoria del Reino Unido, el Palacio de Buckingham pasó a ser la residencia oficial de la monarquía. Durante los siglos XIX y XX se hicieron algunas reformas en el palacio, como la que se llevó a cabo en 1913 (a cargo de Aston Webb) y que dio al palacio su fachada principal actual, incluido el balcón desde donde saluda la familia real.

El interior georgiano original del siglo XIX, el cual aún se conserva, se compone de brillantes escayolas con incrustaciones de lapislázuli azul y rosa. Eduardo VII redecoró el palacio añadiendo una decoración Belle Époque en tonos crema y dorados. Algunos salones de recepción están decorados en estilo chino con muebles provenientes del pabellón real de Brighton y de Carlton house. El palacio cuenta con 777 habitaciones y los jardines del palacio constituyen los jardines privados más grandes de Londres. Fueron creados originalmente por Capability Brown, pero rediseñados por William Townsend Aiton y John Nash. El lago artificial fue creado en 1828 y recibe agua del lago Serpentine, el lago que se encuentra en el Hyde Park.

 Buckingham c. 1710, tal y como lo diseñó William Winde para el primer duque de Buckingham.

La primera edificación construida en el lugar donde ahora se encuentra el palacio fue la casa Goring, construida en 1633 por lord Goring. Sin embargo, la casa que constituye el núcleo original del palacio fue construida por John Sheffield, el I duque de Buckingham y Normamby, en 1703. Esta casa fue diseñada por el arquitecto William Winde, construyendo un gran bloque central de tres pisos y dos edificios anexos más pequeños.

La casa fue vendida por su hijo al rey Jorge III en 1762. Se pensó utilizar el edificio como residencia privada para la familia real, particularmente para la reina Carlota. Mientras tanto, el Palacio de St. James se seguiría usando como residencia oficial y ceremonial del rey. De hecho, los embajadores actuales se acreditan ante la «corte de St. James», aunque sea en Buckingham donde presenten sus credenciales al rey.

De casa a palacio

La reina Carlota murió en 1818 y dos años más tarde lo haría su marido Jorge III. El heredero, Jorge IV decidió ampliar Buckingham para dedicarlo junto con St. James a los actos de estado, pero en 1826 decidió convertir Buckingham en un palacio real. Encargó a John Nash la construcción de su proyecto. El nuevo edificio se construyó en piedra utilizando un estilo neoclásico francés. Se crearon dos alas más dejando un patio interior abierto. Esta es la estructura que se mantiene hasta la actualidad, salvo la fachada este que cierra el patio, que es de más reciente creación. En ese lugar se encontraba un impresionante arco de triunfo inspirado en el arco de Constantino de Roma, cuyo coste fue de 34 450 libras esterlinas. Jorge IV quería coronarlo con una estatua ecuestre suya. Sin embargo el monarca murió antes y el Parlamento decidió instalar la estatua en Trafalgar Square.

 Jorge IV.

Se quería también que los interiores del palacio fueran de una belleza incomparable. Jorge IV había encargado el diseño interior a Charles Long, quien basaba sus obras en la escayola y las incrustaciones de lapislázuli. La muerte de Jorge IV en 1830 produjo que no se completara la decoración de los interiores hasta el reinado de Guillermo IV, un hombre de gustos sencillos.

En los años previos a la muerte de Jorge IV, el coste del aún no finalizado palacio estaba causando quejas en el parlamento y en la prensa. Guillermo IV eligió a Edward Blore como jefe de obra, que llevó a cabo un modelo similar al proyectado por Nash pero a un precio menor. El costo total de la remodelación del palacio ascendió a 719 000 libras.

Aunque los reyes celebraban actos y recepciones en los salones de Estado del palacio nunca residieron en él, ya que preferían Clarence House. Es remarcable el gesto del rey cuando se quemó el palacio de Westminster ofreciendo Buckingham al pueblo, para usarlo como sede del parlamento. Esta oferta fue rechazada y se reconstruyó Westminster.

La mayoría de los salones de recepción fueron amueblados en esa época y aún se mantienen en la actualidad. Utilizan el estilo chino con muebles del pabellón real de Brighton y de Carlton house.

Durante el reinado de Victoria  La reina Victoria.

Con la llegada de la reina Victoria al trono en 1837, el palacio de Buckingham pasó a convertirse en residencia real. Mientras que los salones de estado se caracterizaban por la infinidad de colores, las necesidades del nuevo palacio pasaban por ser menos lujosas. Se sabe que las chimeneas expulsaban tanto humo que tuvieron que dejar de encenderlas, dándole al palacio una gélida magnificencia. La ventilación era tan mala que el interior desprendía mal olor, y cuando se decidió instalar lámparas de gas, hubo una seria preocupación sobre los posibles escapes de gas en las plantas inferiores. También se criticaba la dejadez de los trabajadores y la suciedad que reinaba en palacio. Cuando la reina contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, este pasó a ocuparse de los asuntos internos del palacio y de los empleados. Se solucionaron todos los problemas y los constructores pudieron finalmente rematarlo en 1840.

 El palacio en 1842, en el que se muestra el arco Marble, que servía como entrada ceremonial al palacio. Se trasladó al ala este construida en 1847.

La gran ala este del palacio (actualmente la fachada principal del mismo) fue construido después del matrimonio de la reina Victoria. En 1847, la pareja encontró el palacio demasiado pequeño para la vida de la corte y su creciente familia. Así que se decidió cerrar el patio para convertirlo en un patio interior. En esta ala se encuentra el balcón desde el que la familia real saluda a sus súbditos.

Desde antes de la muerte del príncipe Alberto, se conocía la pasión de la reina Victoria por la música y el baile y los grandes músicos de la época eran llevados a palacio para interpretar sus obras. Mendelssohn actuó en tres ocasiones, Strauss y su orquesta actuaron en el palacio cuando se estrenó la obra del compositor, «polka de Alicia», en honor a la princesa Alicia. Durante esa época el palacio de Buckingham era el escenario de imponentes bailes, de ceremonias reales rutinarias, de investiduras y de presentaciones.

La reina Victoria decidió trasladar el Arco de mármol (Marble Arch), la antigua entrada al palacio, a su localización actual, cerca Speakers' Corner, en el Hyde Park. Tras la muerte de su marido, la reina Victoria abandonó Buckingham y se trasladó al Castillo de Windsor. La actividad de la corte siguió llevándose a cabo en el Castillo de Windsor, y Buckingham quedó relegado a la sombra de la reina Victoria.

El siglo XX  Vista de Buckingham en 1909.

En 1901 llegó al trono el rey Eduardo VII, llenando de vida al palacio. El nuevo rey y su mujer la reina Alejandra eran el exponente de la clase alta británica y su grupo de amigos, conocidos como el grupo de Marlborough House, eran consideradas las gentes más eminentes de la época. Los salones del palacio, especialmente el salón de baile, la Sala del trono y vestíbulos y galerías fueron redecorados en un estilo Belle époque de tonos dorados. Esta decoración se mantiene hoy en día. De nuevo, el palacio se convirtió en el centro del Imperio británico. Mucha gente opina que la decoración que implantó este monarca no es acorde con el diseño original del palacio.

La última gran reforma del edificio tuvo lugar bajo el reinado de Jorge V, cuando en 1913, Aston Webb rediseñó la fachada este, para simular el Lime Park de Cheshire. Esta fachada fue diseñada para ser el telón de fondo del monumento a Victoria, una gran estatua en memoria de la reina Victoria. Jorge V, que sucedió a Eduardo VII en 1910, tenía una personalidad más seria que su padre, lo que quedó reflejado en la vida del palacio. Un gran énfasis fue puesto en las ceremonias oficiales y deberes reales olvidando en parte los momentos de ocio. La mujer de Jorge V, la Reina María era una estudiosa de las artes y puso un gran interés en la colección de muebles y obras de arte. La reina también mandó añadir nuevas chimeneas de mármol en estilo imperio.

 La fachada este fue completada en 1850. Aquí se muestra el aspecto en 1910, antes de la remodelación de 1913.

También fue ella la responsable de la decoración del Salón Azul. Este salón, de 21 metros de largo es considerado por los expertos como el más hermoso de todos cuantos componen el palacio. En 1999 este contaba con 19 salones de Estado, 52 dormitorios principales, 188 habitaciones de empleados, 92 oficinas y 78 baños. Aunque parezca grande, es de dimensiones menores al Palacio Real de Madrid y minúsculo en comparación con la Ciudad Prohibida de Pekín y el Potala del Tíbet. El tamaño se puede observar mejor desde dentro, observando el patio interno. En 1938 se llevó a cabo una pequeña reforma, convirtiendo el pabellón noroeste diseñado por Nash en una piscina.

Guerras mundiales

Durante la Primera Guerra Mundial, el Palacio, por entonces residencia del rey Jorge V y la reina María, no fue bombardeado. Los objetos de mayor valor de la Royal Collection fueron evacuados a Windsor pero la familia real se quedó en Londres. El mayor cambio de la vida en palacio durante la guerra fue la persuasión que hizo el gobierno sobre el rey para que cerrara la bodega y se abstuviese de beber alcohol con el fin de dar buen ejemplo a las clases bajas supuestamente alcoholizadas.

Estas siguieron bebiendo mientras que el rey tuvo que mantener su abstinencia. Eduardo VIII contó más tarde a un biógrafo que su padre obtenía un vaso de vino de Oporto todas las mañanas, mientras que la Reina bañaba su macedonia de fruta en champán. Los hijos de los reyes fueron fotografiados en la época sirviendo té a los oficiales encargados de la seguridad del palacio.

Durante la Segunda Guerra Mundial el palacio sí sufrió daños. Fue bombardeado en más de siete ocasiones, ya que los nazis pensaban que demoler el palacio desmoralizaría a la nación. Una bomba cayó en el patio interior mientras los reyes Jorge VI e Isabel estaban en él, aunque si bien hubo daños materiales no los hubo personales. Sin embargo, estaba expresamente prohibido relatar esos hechos en público. El bombardeo más serio fue el que destrozó la capilla real en 1940. La cobertura del bombardeo se mostró en todas las salas de cine del país para mostrar el sufrimiento común de ricos y pobres. El rey y la reina fueron filmados mientras inspeccionaban los destrozos causados por las bombas en el palacio. En ese momento, la reina pronunció una de sus frases más célebres: «estoy contenta de que hayan bombardeado nuestra casa, ahora puedo mirar a las gentes del East End a los ojos». Se ha relatado que en algunas visitas reales a lugares bombardeados, el pueblo recibía a la familia real con abucheos y no con signos de júbilo. No obstante se ha remarcado que los abucheos iban dirigidos al ministro que acompañaba a los monarcas. Esto quedó reflejado en el periódico The Sunday Graphic de la siguiente manera:

El rey y la reina han sufrido las mismas penurias que sus súbditos. Por segunda vez, un bombardeo alemán ha intentado llevar a la casa de sus majestades la muerte y la destrucción. Al final de la guerra, el peligro común que el rey Jorge y la reina Isabel han compartido con su pueblo se convertirá en un recuerdo entrañable y en una fuente de inspiración para los años venideros.[1]

El 15 de septiembre de 1940, un piloto de la RAF, Ray Holmes, embistió un Dornier Do 17 alemán que creyó que iba a bombardear el palacio. Como se había quedado sin munición decidió hacer colisionar su avión con el enemigo y saltó. De hecho, el avión alemán iba vacío. Ya había sufrido daños, dos miembros de su tripulación habían muerto y el piloto Robert Zehbe había abandonado el avión en paracaídas. Tomó tierra cerca de The Oval,[2]​ fue atacado por una muchedumbre y falleció a causa de las heridas recibidas. El bombardero alemán perdió su cola tras ser embestido y se estrelló en la parte delantera de Victoria Station. Mientras caía en barrena se soltaron sus bombas y una de ellas dañó el palacio de Buckingham.[3][4]​ El piloto británico sobrevivió, fue nombrado King's Messenger al terminar la guerra y murió en 2005 con 90 años.[5]

Eleanor Roosevelt visitó Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. La prensa de la época, ansiosa por mostrar las penurias de los monarcas, publicó que los objetos de valor habían sido trasladados al campo para evitar destrozos. En ese caso, dado el rango de la esposa del presidente de Estados Unidos, se dijo que se le ofreció la única habitación confortable que quedaba, el dormitorio personal de la reina Isabel. Sin embargo es posible que esta historia sea inventada pues ahora se sabe que durante la Segunda Guerra Mundial, la familia real pasó muchas noches en el Castillo de Windsor. Es extraño que hubieran dejado a la señora Roosevelt en un palacio vacío para hacer frente sola a una noche de bombardeos.

El 8 de mayo de 1945 el Palacio fue el centro de las celebraciones británicas, con el rey, la Reina y la princesa Isabel (futura reina) y la princesa Margarita saludando desde el balcón, con ventanas destrozadas a sus espaldas. Hoy se puede visitar.

«We shall not forget». The Sunday Graphic: 1. 18 de septiembre de 1939.  Hooton 1997, p. 30. Price, Alfred (1990). The Battle of Britain Day. Londres: Greenhill Books. pp. 49–50.  Bungay, Stephen (2000). The Most Dangerous Enemy: A History of the Battle of Britain. Londres: Aurum Press. p. 325.  «Pilot who 'saved Palace' honoured». BBC news website (en inglés). 2 de noviembre de 2005. Consultado el 18 de marzo de 2009. 
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