Úbeda es una ciudad y municipio español de la provincia de Jaén, capital de la comarca de La Loma, en la comunidad autónoma de Andalucía. La ciudad, junto a la cercana Baeza, fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco el 3 de julio de 2003, debido a la calidad y buena conservación de sus numerosos edificios renacentistas y de su singular entorno urbanístico.[1]

Llamada «la ciudad de los cerros», constituye un importante centro de atracción. Cuenta con hospital comarcal, centros educativos y escuelas universitarias —UNED y SAFA—, delegaciones de Hacienda y de la seguridad social, juzgados, capitanía de zona, Centro del Profesorado (CEP),[2]​ etc., derivando en uno de los índices de centralidad más altos de toda Andalucía. Según el anuario de La Caixa, se trata de la capital de...Leer más

Úbeda es una ciudad y municipio español de la provincia de Jaén, capital de la comarca de La Loma, en la comunidad autónoma de Andalucía. La ciudad, junto a la cercana Baeza, fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco el 3 de julio de 2003, debido a la calidad y buena conservación de sus numerosos edificios renacentistas y de su singular entorno urbanístico.[1]

Llamada «la ciudad de los cerros», constituye un importante centro de atracción. Cuenta con hospital comarcal, centros educativos y escuelas universitarias —UNED y SAFA—, delegaciones de Hacienda y de la seguridad social, juzgados, capitanía de zona, Centro del Profesorado (CEP),[2]​ etc., derivando en uno de los índices de centralidad más altos de toda Andalucía. Según el anuario de La Caixa, se trata de la capital de una de las provincias económicas de España, con una zona de influencia de cerca de 200 000 habitantes que acude habitualmente a comprar en ella.[3]

Su riqueza de hoy corresponde a su esplendor antiguo. Úbeda vive principalmente del sector terciario, el comercio y la administración, que ocupan el 49 % de la población activa. Pero además el peso de la agricultura ocupa a más de un 50 % de la población, siendo el centro neurálgico del olivar y de la producción aceitera, siendo uno de los mayores productores y envasadores de aceite de oliva de la provincia de Jaén, piedra angular de toda su economía. De hecho, la comarca de La Loma viene siendo la mayor productora mundial, con un 15 % de toda la producción aceitera mundial. Otras actividades complementarias son la industria, la ganadería y un incipiente turismo cultural.

Origen
Tubal me hizo primero
Ibero el segundo fue
Idubeda es el tercero
Bétula soy de los tres.
Piedra vieja de Úbeda la Vieja, en el museo arqueológico.

La leyenda dice que Úbeda fue fundada por Túbal, un descendiente de Noé. Del mítico torreón del rey Ibiut derivaría el nombre de la ciudad.

Si nos restringimos a la arqueología, los primeros asentamientos en Úbeda se remontan a la Edad del Cobre, en el actual Cerro del Alcázar. De hecho, las últimas investigaciones arqueológicas han arrojado seis mil años de antigüedad; Úbeda es la «ciudad más vieja —científicamente documentada— de Europa occidental». Lo asegura el equipo dirigido por el catedrático Francisco Nocete a la luz de los resultados que han arrojado 35 dataciones de Carbono-14 en el yacimiento de las Eras del Alcázar.[1][2]

Existen restos calcolíticos, argáricos, oretanos, visigodos y tardorromanos, en el solar actual donde se asienta. A su vez había con anterioridad un importante oppidum ibero de población autóctono, llamado Iltiraka en lengua íbera, y después dependiente de la colonia romana de Salaria, es conocido como Úbeda la Vieja —o Ubeda Vethula—, estando situado frente a la desembocadura del río Jandulilla en el Guadalquivir. En busca de intercambios llegan a Úbeda los griegos y más tarde los cartagineses con propósitos imperialistas, siendo vencidos por los romanos tras largas guerras.

Bajo el imperio romano, a partir de la batalla de Ilipa en 206 a. C., la antigua ciudad-estado íbera se romaniza, ya sería conocida como la Betula —Baetula—, siendo el centro de numerosa población diseminada. En tiempos de godos, los vándalos destruyeron la región al completo y sus moradores pasaron a concentrarse al sitio que hoy conocemos, llamado de Bétula Nova, por motivos más bien ignorados.

La ciudad como entidad con una cierta importancia reaparece con la llegada de los árabes, en particular con Abderramán II, quien la refunda con el nombre de Ubbada o Ubbadat Al-Arab —Úbeda «de los árabes»—, con la intención de controlar desde aquí a los revueltos mozárabes de Baeza. En el siglo xi es objeto de disputa entre los reinos de taifa de Almería, Granada, Toledo y Sevilla, hasta su conquista por los almorávides. Como ciudad musulmana, se rodeó de más murallas defensivas y se convirtió en una de las ciudades de mayor importancia de Al-Ándalus, debido a su artesanía y comercio. Así llegó a convertirse en un rico e importante bastión que poseer.

Edad Media

Durante el año 1091 el rey de Toledo, Al-Mamún, lucha contra la rebelión interna de los moros andalusíes siendo Úbeda rendida por la fuerza a manos de Alfonso VI. A partir del siglo xii los reyes castellanos aumentan progresivamente la presión sobre el Alto Guadalquivir y Úbeda solo es mencionada en las fuentes escritas como escenario de episodios bélicos, por ejemplo cuando la región fue objeto de los ataques de Alfonso VII de León, primero en 1137 y posteriormente en 1147, momento en el que se apoderó de Úbeda, Baeza y Almería. Durante diez años la ciudad permaneció en manos de los castellanos, hasta que la contraofensiva almohade les obligó a retirarse en 1157. Reconquistada y devastada por Alfonso VIII tras la batalla de las Navas de Tolosa y la batalla de Úbeda, es perdida al poco tiempo. Entretanto la ciudad es saqueada y arrasada en varias ocasiones más, siendo definitivamente su población masacrada por los cruzados en la batalla de 1212.

En el año 1233, Úbeda es definitivamente conquistada por Fernando III de Castilla tras seis meses de largo asedio, convirtiéndose en ciudad realenga y titular de un arciprestazgo:

«...Fernando III desde Toledo se dirigió con su ejército contra Úbeda, ciudad que por la situación entre Muhammad ibn Hûd y Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr ibn al-Ahmar no recibía socorro. Puso sitio a la misma el 6 de enero de 1233. Cuando los defensores de la ciudad se convencieron de que no tenían posibilidad de abastecimiento ni ayuda; capitularon, saliendo salva su población con los bienes que pudieron llevar, bajo protección cristiana hasta la ciudad musulmana a que quisiesen ir...»[3]
Ramón Menéndez Pidal

Un hecho destacable es que la toma de Úbeda se realizó mediante capitulación, evitando una nueva matanza y posibilitando la coexistencia de distintas etnias que formaban una población de varias culturas (árabe, judía y cristiana). Durante más de dos siglos la ciudad participa activamente en la lucha contra los musulmanes, gozando de amplia autonomía en su gobierno local, regido por el Concejo apoyado por la veinticuatría.

Factor decisivo en este período es su importante valor geoestratégico. Durante casi tres siglos fue población fronteriza, primero de avanzada y luego muy cercana a la frontera entre los reinos de Granada y Castilla. Este hecho determina que los sucesivos reyes castellanos le otorguen numerosos privilegios y concesiones, como el Fuero de Cuenca, para favorecer la fijación de una población, formada por castellanos y navarro-aragoneses, que permanezca frente a circunstancias de vida adversas propias de una zona fronteriza. Así llegó a ser una de las cuatro «ciudades mayores de la reconquista de el Andalucía».

Episodios como el de 1368, en el que la ciudad es asolada con motivo de la guerra civil entre Pedro I de Castilla y Enrique II de Trastámara, y el posterior saqueo de Pero Gil y los ejércitos de Muhammed V de Granada avivó la rivalidad entre los bandos locales, Traperas contra Arandas primero, luego Cuevas contra Molinas y Moyas contra Padillas, tiñen de sangre su historia hasta las postrimerías del siglo xv. De hecho dieron lugar a que, a semejanza de lo ocurrido en Baeza, las murallas y torres del alcázar fuesen demolidas en 1506 por orden real, a fin de poner paz entre dichos bandos.

La provincia de la jurisdicción de Úbeda se extendía desde Torres de Acún (Granada) hasta Santisteban del Puerto, pasando por Albanchez de Úbeda, Huesa y Canena, y a mitad del siglo xvi también incluía en su partido jurisdiccional a las villas de Cabra del Santo Cristo, Jimena, Quesada, Peal, Sabiote y Torreperogil.

Esplendor

Este cúmulo de factores —situación geográfica y consiguiente dominio de vías de comunicación, su extensa y rica jurisdicción, gran alfoz y presencia de una nobleza cada vez más poderosa— sentó las bases a lo largo de los siglos xiv y xv del esplendor de la Úbeda del siglo xvi. Al finalizar la conquista de Granada, asistimos a un desarrollo económico de la ciudad basado en la agricultura y en una importante ganadería caballar y mesta propia, que fundamenta el periodo de mayor esplendor de la ciudad, siendo muy importante la roturación de bosques y puesta en valor de nuevas tierras. La paz y el desarrollo económico lleva consigo un aumento demográfico, alcanzando la ciudad una población de &&&&&&&&&&018000.&&&&&018 000 habitantes, siendo una de las más populosas de toda España. Comenzando con Ruy López Dávalos, Condestable de Castilla con Enrique III y Beltrán de la Cueva, valido de Enrique IV, sus nobles encuentran acomodo en altos cargos de la administración imperial.

Tras la nobleza ubetense, y las órdenes de caballería, el siguiente gran estamento privilegiado es el clero. La diócesis de Jaén es enormemente rica, su mitra, posiblemente, fuera una de las más ricas de España, y el clero ubetense tenía altos cargos en ella. También hallamos un colectivo de vecinos que han prosperado —judíos o muladíes mayormente— y que genéricamente hubieran sido el germen de una incipiente burguesía. Se trata de profesionales, tales como médicos, sastres, escribanos, boticarios y, naturalmente, un estimable número de mercaderes ricos. Más abajo, existía todo un variado repertorio gremial propio de un núcleo de población rico y expansivo, mención especial al gremio de los pastores y ganaderos. El ejército y la milicia cerraban este grueso estamento. El tercer estamento era un número vasto de labriegos de las tierras de los nobles y pequeños campesinos.

Especialmente destacable es el papel de Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V. Con él entra el gusto por el arte en Úbeda, y como si fuera una pequeña corte italiana, de manos del arquitecto Andrés de Vandelvira y sus seguidores, Úbeda se llena de palacios. Su sobrino, Juan Vázquez de Molina, secretario de Estado de Carlos I, y de su hijo, Felipe II, continúa lo iniciado. En toda Úbeda arraigan fuerte las corrientes humanistas del Primer Renacimiento.

En 1526 el emperador Carlos visita la ciudad y jura guardar los privilegios, fueros y mercedes concedidas a Úbeda.

Declive

Los siglos xvii y xviii son de decadencia para la ciudad, inmersa en la crisis general de España, que ve cómo su pasado esplendor se apaga. La falta de una política proteccionista para la artesanía, las importaciones de la lana de Burgos, la subida de los precios por las malas cosechas, la injusta presión fiscal para las guerras, la corrupción, el poder del Clero, el proceso inflacionista por abundancia de metales, las continuas levas militares, las epidemias, y la emigración a Indias son algunos de los factores que contribuyeron a esa merma. Úbeda perdió hasta el control del tráfico de madera de los robles y pinos del Segura, en favor de comerciantes sevillanos. Todo ello va descapitalizando a la ciudad, agudizando las diferencias sociales e incrementando la miseria de la mayoría. Algunas fechas de los desastres que asolaron la ciudad en esta etapa fueron las pestes de 1585 y 1681 y el terremoto de Lisboa de 1755, que quebranta bastantes casas de la ciudad. Para rematar, la persecución de los cristianos nuevos y la expulsión de los moriscos en 1609 va a ser seriamente lamentado por el Concejo, por el impacto económico al perder su más valioso tejido económico.

La cruda decadencia se hace manifiesta a partir de 1700 con la larga Guerra de Sucesión. Los vecinos de Úbeda vivirán la Guerra de Sucesión con intensidad creciente. Sus aportaciones en caballos, armas, municiones, dinero o tropas son continuas, resultando difícil en ocasiones comprender de dónde provienen tales fuerzas en un pueblo debilitado por el hambre y la enfermedad. Tal fue la presión impositiva y la injusticia al quedar exentas las clases poderosas, que la población hambrienta se amotinó el 19 de marzo de 1706, contra los cobradores de las rentas reales. Como consecuencia de la guerra, Úbeda se empobreció en extremo y aumentó la conflictividad a límites desconocidos. El concejo tuvo que vender sus mejores fincas de propios para afrontar urgentes pagos de milicias. Sin duda hubo recesión demográfica, al coincidir la guerra con crisis de hambre y enfermedades generalizadas. En estos años, muchas villas de su territorio se independizan. Se puede concluir, que Úbeda sufre uno de los peores momentos de su historia, solo tocando fondo hacia 1735. Pero el mal en Úbeda y otros lugares estaba hecho, y era difícil dar marcha atrás al reloj de la Historia.

Posteriormente, con la guerra de la independencia española, durante la que los franceses permanecen entre 1810 y 1813 en la ciudad, se trunca la recuperación, las penalidades vuelven, se ocasionan saqueos y grandes perjuicios económicos. La situación llevó a Úbeda a un estado de "ruina económica", que la había conducido a extremos tales como la absoluta carencia de ganados para laborear el campo, de semillas para efectuar la siembra y aún de los medios más precisos para la subsistencia de la población.

Las desamortizaciones eclesiásticas de 1820 y 1836, supondrían que todos los conventos de la ciudad —con excepción de Santa Clara y las Carmelitas— fueran expropiados y vendidos en subasta pública. Ello significaría la total transformación de espacios urbanos de la ciudad, cambiando de uso algunos de estos edificios para albergar colegios, cuarteles, cárceles, etcétera y, en el peor de los casos, que fueran demolidos sus viejos inmuebles por amenaza de ruina. En suma, la ciudad vuelve a recuperarse hasta finales del siglo xix; es cuando comenzó a experimentar un pequeño resurgir con la mejora en avances técnicos, que llegan con retraso a la ciudad, que sigue siendo un medio rural no afectado apenas por la revolución industrial y cada vez más alejado de los centros de poder.

Úbeda continúa una larga existencia anodina, y sus palacios ya vacíos de lujos, permanecen abandonados.

Recuperación

Quedaban aún por sufrir los efectos de las guerras carlistas y las sucesivas revoluciones liberales que convulsionaron la vida de la ciudad. Las bases del liberalismo en Úbeda se basan en el predominio en la política de los grandes propietarios agrarios, y se instaura el caciquismo y el falseamiento electoral. A finales del siglo xix la pequeña burguesía con algunos terratenientes ubetenses hacen renacer la actividad en la ciudad gracias a la agricultura y la industria. Durante la década de 1920, la retórica regeneracionista, cuya ambiciosa idea era lanzar a Úbeda a un nuevo Renacimiento, pone en práctica numerosos proyectos de reformas y mejoras en la ciudad. En estos años, se extiende la educación y los servicios básicos. Fue también en esta época cuando empezaron las obras de la línea ferroviaria Baeza-Utiel, que habría llevado el ferrocarril a Úbeda y habría supuesto una importante conexión por ferrocarril con el Levante. Las obras de la ferrocarril, sin embargo, se alargaron durante tres décadas y la línea sería finalmente abandonada hacia 1964, cuando su construcción se encontraba ya muy avanzada.[4]​ Por esta época fue también muy destacada la actividad del general Leopoldo Saro Marín,[5]​ que aunque no era jienense, estaba emparentado con la provincia y con Úbeda por vínculos familiares. Además del nonato ferrocarril, la influencia del general Saro facilitó la construcción de la Biblioteca municipal, el Parador de Turismo, la Escuela de Artes y Oficios o la reconstrucción de la Casa de las Torres.

Úbeda llegó a contar con un periódico diario editado en la localidad, La Provincia, entre 1921 y 1936.[6]

Durante la Guerra civil, la violencia, represión y venganza política sumieron a Úbeda en una larga fase de depresión. La ciudad no fue frente de guerra, pero sufrió las sacas de presos de uno y otro bando. Así, empezó en la noche del 30 al 31 de julio de 1936, cuando las milicias republicanas sacaron a los presos políticos que, en número de 47 se encontraban en la cárcel de Partido, y los asesinaron. La posguerra es aún recordada por sus contemporáneos como «los años del hambre».

Durante los años 60 y 70 la industria local tiene un fuerte repunte gracias al tirón desarrollista, pero insuficiente para absorber el fuerte incremento de población, avocada a la emigración. Lentamente, la que fue «la Florencia de la Alta Andalucía», va a ir alcanzando el lugar actual como referente provincial, cabecera de la comarca y como un centro de industria y servicios a nivel regional de importancia creciente.

El 3 de julio de 2003 es nombrada, junto con su vecina Baeza, Patrimonio de la Humanidad.[7]

Cronología y curiosidades históricas 1091: Alfonso VI consuma su discordia con el Cid en Úbeda. 1212: Librada la batalla de las Navas de Tolosa, también llamada batalla de Úbeda, la ciudad es asaltada, saqueada y destruida y prácticamente toda la población junto con los refugiados de Baeza, son pasados a cuchillo por las tropas cristianas. Dos años más tarde los Almohades la recuperan. 1233: Fernando III toma la ciudad a finales de junio de 1233. 1235: Fernando III hace merced a Úbeda del Castillo de Olvera —el actual enclave del rincón de Olvera—. 1275: El rey le concede los castillos de Tíscar. Huesa y Belerda. 1330: Motín popular contra la nobleza, cuyo cabecilla, Juan Núñez Arquero, paga con la horca. 1342-1344: Sitio de Algeciras por el concejo de Úbeda. A raíz de esta contienda surge la leyenda de los doce leones que aparecen en el escudo de Úbeda, que simbolizan a los 12 heroicos caballeros que lograron su conquista. 1368: La irrupción de Pedro Gil asuela la ciudad destruyendo los templos y quemando todos los archivos municipales, parroquiales y notariales. 1369: Enrique II, le restituye el título de Ciudad, otorgándole su actual escudo de armas, distinguiéndola con el Lema de «Muy Noble, Muy Leal y Antigua Cibdad, reparo y ensalzamiento de los Reinos de Castilla» 1396: La noche de San Juan, batalla entre los Aranda y Trapera, cerca de la Puente Vieja —lugar de Úbeda la Vieja—. Un siglo después los Cueva y Molina continuarán esta rivalidad mortal. 1489: Visita a Úbeda de los Reyes Católicos. Dice la leyenda que frente a la Puerta de Granada, la reina Isabel prometió por primera vez no cambiarse de camisa hasta expulsar a los moros de sus dominios. 1526: El emperador Carlos visita solemnemente la ciudad y jura guardar los privilegios, fueros y mercedes concedidas a Úbeda. 1530: Se prohibió la construcción de balcones en voladizo para no quitar el sol y la luz a las calles. 1562: Diego de Los Cobos redacta los Estatutos Fundacionales del Hospital de Santiago, y comienzan las obras. 1591: San Juan de la Cruz entra en la ciudad, donde muere el 14 de diciembre. 1845: Richard Ford (1796-1858), el inglés viajero e hispanista, recoge en su Manual de viajeros por Andalucía la imagen monumental de la ciudad aunque lamenta el abandono de las tierras de labor; reflejo de este abandono es su comentario sobre que aún existía el palacio de Francisco de los Cobos, aunque, eso sí, cruelmente degradado. 1906: Se publica Apuntes para la Historia de Úbeda, donde se desvela que 248 personas fueron condenadas a la hoguera por la Inquisición en esta ciudad, según los datos recogidos.Cerros de Úbeda
III
Cerca de Úbeda la grande
cuyos cerros nadie verá,
me iba siguiendo la luna sobre el olivar.[8]
[...]
—Antonio Machado

El popular dicho de irse o «andarse por los cerros de Úbeda» tiene su origen en la reconquista a los almohades de la ciudad jiennense de Úbeda, acontecida en 1233.

Parece ser que uno de los más importantes capitanes del rey Fernando III «el Santo», el tal Álvar Fáñez[nota 1]​ —alias «el Mozo»—, desapareció instantes antes de entrar en combate y se presentó en la ciudad una vez que esta había sido reconquistada. Al preguntarle el rey dónde había estado, el otro, ni corto ni perezoso, contestó que se había perdido por los cerros de Úbeda. La frase fue tomada irónicamente por los cortesanos, pues los cerros de Úbeda, aunque tienen entidad, no son suficientemente grandes como para justificar el extravío de los soldados y se perpetuó como signo de cobardía.

Actualmente se usa cuando alguien interviene en una conversación con algo que no tiene nada que ver con lo que se está hablando. Otra versión del mismo hecho cuenta que Álvar Fáñez se había enamorado de una mora, y por eso faltó al ataque, al estar citado a la misma hora con su enamorada.[9]

«Yacimiento arqueológico "Eras del Alcázar"». Turismo de Úbeda. Ayuntamiento de Úbeda. Consultado el 22 de marzo de 2017.  Román Vílchez, Alberto (2 de junio de 2009). «Una ciudad de 6000 años». Ideal Jaén (Jaén: Vocento). ISSN 1132-0125. OCLC 436644306. Consultado el 20 de marzo de 2017.  Menéndez Pidal, Ramón (1990). Historia de España. Tomo xiii, La expansión peninsular y mediterránea (c. 1212-c. 1350). Volumen 1, La corona de Castilla (1.ª edición). Madrid: Espasa-Calpe. p. 49. ISBN 9788423948154. OCLC 614515130.  Hernández Villaplana, Ricardo (2007). Las vías verdes de la Comunitat Valenciana: y el trazado turolense de la vía de Ojos Negros. Valencia: Carena Editors. p. 219. ISBN 8496419304. OCLC 173606348.  Garrido González, Luis; Artillo González, Julio (1995). Instituto de Estudios Giennenses, ed. Nueva historia contemporánea de la provincia de Jaén (1808-1950). Jaén: Diputación provincial de Jaén. p. 450. ISBN 8487115365. OCLC 489930470.  Ramón Reig García (2011). La comunicación en Andalucía: Historia, estructura y nuevas tecnologías. Sevilla: Centro de Estudios Andaluces, pág. 121 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas unesco Machado, Antonio. «Viejas canciones». Poetas andaluces. Consultado el 22 de marzo de 2017.  Arrizabalaga, Mónica (18 de noviembre de 2014). «Por los cerros de Úbeda como excusa». Diario ABC (Madrid: Vocento). ISSN 1136-0143. OCLC 723745471. Consultado el 22 de marzo de 2017. 


Error en la cita: Existen etiquetas <ref> para un grupo llamado «nota», pero no se encontró la etiqueta <references group="nota"/> correspondiente.

Fotografías por:
Heparina1985 - CC BY-SA 4.0
Statistics: Position
2429
Statistics: Rank
50525

Añadir nuevo comentario

Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.

Seguridad
793468125Haz clic/toca esta secuencia: 1365

Google street view

¿Dónde puedes dormir cerca? Úbeda ?

Booking.com
489.840 visitas en total, 9.196 Puntos de interés, 404 Destinos, 1 visitas hoy.