Lekeitio

( Lequeitio )

Lequeitio[3]​ (oficialmente en euskera: Lekeitio) es un municipio y localidad de la provincia de Vizcaya, en la comunidad autónoma del País Vasco, España. Situado en la comarca de Lea Artibai y cuenta con una población de 7228 habitantes (INE 2017). Ostenta los títulos de «Noble y Leal Villa». Situada a orillas del golfo de Vizcaya en la cornisa cantábrica, Lequeitio tiene un paisaje adornado con la isla de San Nicolás y la ría del Lea, con dos amplias playas que hacen que la tradicional fuente económica, la pesca, sea sustituida por el turismo. La extensión del municipio es de 1,90 km².

La presencia humana en el territorio de la villa de Lequeitio se remonta a la prehistoria y está documentada por los restos hallados en el yacimiento de la cueva de Lumentza. Estos restos abarcan un período que va desde el Paleolítico Superior hasta la romanización, algunos indicios indican que la cueva pudo estar habitada en el período Auriñaciense. Este yacimiento fue estudiado por Telesforo de Aranzadi y José Miguel de Barandiarán durante la década de 1930. También hay hallazgos, menos interesantes, en el yacimiento de Santa Catalina donde debió asentarse una comunidad recolectora de mariscos.

Hay indicios de asentamiento de época romana datada entre finales del siglo I y principios del siglo V.

En 1325, María Díaz de Haro, señora de Vizcaya, fundó la villa de Lequeitio y le otorgó su carta puebla dotándola de los fueros correspondientes y de unos límites concretos. La no aceptación de los límites otorgados por la Señora de Vizcaya por los vecinos de las anteiglesias que rodeaban la villa, pertenecientes a la llamada Tierra Llana de Vizcaya, dio lugar a muchos conflictos.

En 1334, el rey Alfonso XI confirmó la carta puebla y el fuero otorgado a la villa y ordenó levantar las murallas. El fuero otorgado a la villa de Lequeitio le permitía, entre otras cosas, la elección de su órgano de gobierno, el Concejo, con sus correspondientes regidores y alcalde.

Una particularidad del fuero de Lequeitio era que la villa era copropietaria de los bienes de la iglesia de Santa María al tener otorgado su patronato. Esto le permitía administrar sus rentas y designar a los clérigos. Desarrollaron las ordenanzas municipales que están consideradas como las más antiguas del Territorio Histórico vizcaíno. Estas ordenanzas regulaban la convivencia entre los vecinos de Lequeitio. También establecían derechos y privilegios referidos a la navegación y a la pesca. Esto dio lugar al desarrollo del transporte marítimo y, a su sombra, la realización de actos de piratería con participación de la patente de corso.

 Litografía de un puente en Lequeitio, obra de Pedro Pérez de Castro, siglo XIX

La pesca fue una actividad fundamental en el villa desde su creación. La organización de la actividad pesquera estaba regulada por las ordenanzas de mareantes y controlada por la Cofradía de pescadores de San Pedro. Tan importante era esta que tenía el derecho de elegir un alcalde que ejercía junto a un elegido por el resto de la población de la villa.

El desarrollo de las actividades marítimas favoreció el establecimiento de toda una industria dedicada a la construcción y reparación naval, cuyos últimos restos se pueden apreciar aún a comienzos del siglo XXI.

Para el año 1381 ya existía un puerto que, entonces, estaba situado en la zona de la ría del Lea. En el siglo XV se construyó el actual puerto, que sería, posteriormente reformado con la construcción de nuevos muelles y un malecón, destinado a evitar la entrada de arena. Hasta finales del siglo XIX o principios del siglo XX no se resolvería la problemática portuaria.

Al menos tres marineros originarios de esta localidad participaron en el descubrimiento de América en el barco Santa María que Cristóbal Colón utilizó en su primer viaje al Nuevo Mundo en 1492.[cita requerida]

La pesca ha sido la base economía del municipio. A partir del año 1500 hasta el 1900 Lequeitio ha sido el segundo puerto en importancia de la provincia hasta su desplazamiento por el vecino de Ondárroa. Entre las especies trabajadas destaca por su importancia la caza de la ballena, que se dio durante la Edad Media y Moderna. Tan importante fue este recurso que figura en el escudo de armas de la villa.

Entre 1922 y 1929, invitada por Alfonso XIII de España, sirvió de residencia a la última emperatriz austro-húngara, Zita de Borbón-Parma, que se alojó en el Palacio Uribarren con sus hijos.[1]

A finales del siglo XX la escasez de capturas y los problemas con los caladeros hacen que la actividad pesquera entre en crisis. La crisis pesquera influye en los demás sectores relacionados y que le dan servicio. Sustituyendo a la pesca se desarrolla una importante actividad turística que explota el encanto de la villa y el glamour que le dio el hecho de que fuera elegida por conocidos personajes de la realeza para pasar sus vacaciones.

 Vista general de la villaRivalidad con Ondarroa

La rivalidad existente entre Ondárroa y la vecina villa de Lequeitio sobrepasa las típicas rivalidades vecinales que suelen ser habituales. En el caso de estas dos villas la rivalidad se pierde en la historia. Ya antes de su fundación los habitantes de las tierras que luego ocuparían esas villas estaban enfrentados. Las guerras banderizas, que enfrentaron a los oñacinos y gamboínos y se extendieron por los territorios históricos vascos, también sirvieron para el enfrentamiento entre los de Ondárroa y los de Lequeitio.

Los señores feudales de Lequeitio eran del bando oñacino mientras los de Ondárroa y Berriatúa gamboinos. En Lequeitio estaban las familias de Yarza y Licona (que luego pasaría a establecerse en Ondárroa) mientras que en Ondárroa y Berriatúa estaban los Arancibia. Hay testimonios, como los que da Lope García de Salazar en su libro Bienandanzas y fortunas, de conflictos bélicos entre ambas familias que eran quienes dominaban la economía de sus respectivos lugares y a quienes estaban adscritos sus habitantes.

Con la fundación de las villas de Ondarroa y Lequeitio y a causa de una indefinición de los límites surgieron problemas y pleitos entre los habitantes de ambas. El mayor pleito, que se extendió por más de 100 años, estaba relacionado con la extracción de madera de Amallo sin que se pagara impuesto alguno por parte de los lequeitianos. El pleito se resolvió a favor de los de Lequetio según sentencia que dieron en 1338 un comité de «hombres buenos» de ambas villas y que el 29 de enero de 1379 sería confirmada por el Señor de Vizcaya Juan Núñez de Lara y en 1386 y 1396 por el rey de Castilla. Unos años antes, en 1347 ya se había fallado a favor de Lequeitio en otro problema de límites que volvería a plantearse en 1374 con un resultado similar.

No solo en tierra se dieron esta clase de pleitos, también en el mar surgieron problemas, siendo ambas villas pesqueras. En la pesca de la ballena, que se solía hacer cercana a la costa con vigías en la misma, surgió en muchas ocasiones el conflicto sobre de quien había visto antes la pieza o incluso, quién se quedaba con la misma una vez herida. Sobre la pesca de la ballena hay testimonio escrito desde 1233, cuando el rey Alfonso VIII de Castilla otorga privilegios a Motrico. En 1581 hay constancia por sentencia de conflicto en la caza de una ballena entre Lequeitio y Ondárroa y el 3 de mayo de 1644 se pública una escritura de capitulación que intenta regular la caza de la ballena, en ella se dice:

que las ballenas que los mareantes de dichas villas y cofradías hubieren primero heridas, no hieran a los marineros de otra villa salvo que se le soltase, andando suelta la pueden herir y a la que tal tampoco puedan herir los de la otra villa y cofradía. Y si dicho primer heridor, cuando ha sido con la ballena, se viese en necesidad de socorro por falta de sus consortes de vecinos de su villa y cofradía para asegurar y matar las dichas ballenas así por estar los dichos vecinos lejos o por otra necesidad que les ofrezca, pidiendo el heridor primero el dicho socorro a los vecinos de la otra villa y cofradía, lo cual ha de ser por necesidad y no por su gusto se lo hayan de poder dar aquellos a quienes pidiere, ellos han de poder herir en tal caso y no de otra forma, y tirar y llevar su aprovechamiento conforme hiriesen y conveniesen.

Las ordenanzas se modifican en 1676, pero siempre surgieron problemas hasta la desaparición de las mismas.

No solo la ballena fue problemática, también hubo conflicto con las cordas que llevaron a tener que realizar unos acuerdos en 1568. La pesca de la langosta fue también fuente de conflicto y enfrentamiento que terminó en 1763 después de 14 pleitos. Los de Lequeitio instan a la prohibición de la langosta a los pescadores de Ondárroa en todo el litoral vizcaíno hasta Zumaya. Esta vez la justicia dio la razón a los ondarreses.

 Puerto de Lequeitio

A comienzos del siglo XX el enfrentamiento se recrudece y abarca a todos los vecinos. Los hechos se contextualizan en las pruebas de regatas de 1926 y la bandera de la Concha, máximo galardón en este deporte en el País Vasco. Los acontecimientos tomaron tal cariz que tuvo que intervenir el gobernador civil llamando al orden a ambas villas y a sus gentes. Los hechos comienzan con el impedimento de los vecinos de Lequeitio de que los ondarreses pudieran traer una trainera nueva que se había encargado en esa villa. El malestar ondarrés llevó a pedir a los vecinos de Lequeitio que sus barcos no atracasen ni comercializasen productos en Ondárroa. Unos días antes de la regata de la Concha se produce una pelea en Lequeitio entre vecinos de esa villa y de Ondárroa y el día 5 de septiembre, en la regata de la Concha, el Club Deportivo Aurrera de Ondarroa gana la bandera (la regata) y se desata una serie de episodios violentos entre los vecinos de ambos pueblos, discusiones, insultos entre chóferes de los transportes que recorrían ambas localidades, gritos en el mercado contra las vendedoras de pescado de Lequeitio... pero la cosa se agrava cuando se publican unos versos en euskera que las autoridades de Lequeitio encuentran injuriosos. Los versos de José Burgoa y José Brontxe, que hacen mofa de los perdedores, son motivo de sanción por parte de la autoridad provincial. La rivalidad se mantiene viva en ambas localidades.

«Zita de Borbón y Parma, la última emperatriz de Austrohungría». HOLA. 13 de mayo de 2016. Consultado el 23 de febrero de 2021. 
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