Vikingetid ( Época vikinga )

La época vikinga es el nombre dado al periodo histórico en Escandinavia y su área de influencia en Europa, tras la edad de hierro germánica, entre los años 793 y 1100, durante el cual los vikingos —guerreros y comerciantes escandinavos— atacaron y exploraron la mayor parte de Europa, del suroeste de Asia, de África y de Norteamérica nororiental.

Los vikingos fueron marineros competentes, capaces de viajar largas distancias, además de expertos en la guerra tanto en tierra firme como en el mar, capaces de atacar objetivos pobremente defendidos, con relativa impunidad. La eficacia de estos ataques, llamados strandhögg,[1]​ literalmente «ataques de playa», dio a los vikingos una fama de saqueadores y piratas, y los cronistas mostraron menos interés en otros aspectos de su cultura. Esto se acentuó por la ausencia de fuentes de documentación dentro de las propias comunidades vikingas. Actualmente y, de acuerdo con el catedrático de Lengua Árabe en la Universidad de Cambridge, James Montgomery, la mayor fuente de datos contemporáneos escritos sobre los vikingos está en árabe.[2]

La imagen tradicional del vikingo llevando a cabo feroces ataques rápidos y a pequeña escala contrasta con las investigaciones realizadas en el siglo XXI que señalan que, al menos con ocasión de invadir Gran Bretaña en el siglo IX, establecieron un campamento con una extensión de al menos 55 hectáreas, en Torksey, Lincolnshire, en el noreste de Inglaterra, en 872-873.[3]​ Aunque se desconoce el número de habitantes del campamento, se han encontrado en las excavaciones los restos humanos de hombres, mujeres y niños. Asimismo, en 873-874 se estableció otro campamento de cierto tamaño, identificado por una tumba de unos 250 individuos, en Repton, Yorkshire, hasta hace poco el único lugar de Inglaterra donde se había localizado restos de asentamientos de cierta extensión.[4]​ Estos dos campamentos corresponden con las crónicas contemporáneas que hacían mención del llamado «Gran ejército pagano» que arrasó a la isla de Gran Bretaña en 866, pero del cual no existían datos constatables más allá de las crónicas históricas.[4]