Δελφοί

( Delfos )

Delfos en griego: Δελφοί, romanizado: Delfoi; en latín: Delphi) es un yacimiento arqueológico —declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 1987[1]​— y una moderna ciudad de Grecia. En épocas antiguas era el lugar del oráculo de Delfos, dentro de un templo dedicado al dios Apolo. En cuanto a la etimología, Delphoi está relacionado con delphus, ‘útero’, lo que concuerda con el hecho de que la piedra ónfalo se considerara el "ombligo" del universo y que el lugar fuera el útero de Gea. La conexión con el delfín es un resultado accidental de que los delfines recibieran su nombre por su apariencia uterina.[2]​ Las variantes de las inscripciones, Dalphoi, Dolphoi, Derphoi,...Leer más

Delfos en griego: Δελφοί, romanizado: Delfoi; en latín: Delphi) es un yacimiento arqueológico —declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 1987[1]​— y una moderna ciudad de Grecia. En épocas antiguas era el lugar del oráculo de Delfos, dentro de un templo dedicado al dios Apolo. En cuanto a la etimología, Delphoi está relacionado con delphus, ‘útero’, lo que concuerda con el hecho de que la piedra ónfalo se considerara el "ombligo" del universo y que el lugar fuera el útero de Gea. La conexión con el delfín es un resultado accidental de que los delfines recibieran su nombre por su apariencia uterina.[2]​ Las variantes de las inscripciones, Dalphoi, Dolphoi, Derphoi,[3]​ podrían parecer dialectos, especialmente Dalphoi, generalmente tomados como focidios, ya que estos hablaban dórico. Frisk los etiqueta como desarrollos secundarios, incluido el aparente original dórico en Dalphoi. Bien podría ser focidio, pero no era originalmente dórico. La verdadera forma dialectal, Belphoi eólico, con Delphoi, debe ser reflejo de un *Gwelphoi de la Edad del Bronce, que no tiene una "a" original.[4]

Según la Suda, Delfos tomó su nombre de la Delfina, la serpiente (drakaina) que vivía allí y fue asesinada por el dios. Apolo (en otros relatos la serpiente era la serpiente macho ("drakon") Pitón).[5][6]

 Maqueta del santuario de Delfos. Picos Fedríades (los «Brillantes») de Delfos.

La mitología dice que Delfos perteneció a diversos dioses antes de ser posesión de Apolo. Esquilo dice que perteneció a Gea, Temis; Pausanias dice que fue un oráculo de Poseidón y de Gea, que ésta dio su parte a Temis y Temis a Apolo, que más tarde obtuvo de Poseidón la otra parte a cambio de la isla de Calauria.


Crisa tenía el dominio sobre el santuario de Pitón y cuando el consejo de la Anfictionía comenzó a tener sus reuniones de primavera allí, conservó el dominio y se convirtió en guardiana del templo. Al lado del santuario se formó una ciudad que pronto reclamó administrar el templo sin intervención de Crisa; al mismo tiempo Cirra, el puerto de Crisa, se hizo más grande que la misma ciudad, que entró en decadencia, mientras Delfos y Cirra aumentaban. Hacia el 595 a. C., Crisa era ya, seguramente, una ciudad poco importante. Este año Cirra fue destruida por orden del consejo anfictiónico y la llanura de Cirra fue declarada sagrada y al servicio del templo. Desde entonces se celebraron unos juegos llamados Juegos Píticos (Pythis), que se realizaron bajo la dirección del consejo anfictiónico cada cuatro años, y fueron los primeros en 586 a. C. En la llanura de Cirra se hacían exhibiciones de caballos de raza y otros animales y estaban el hipódromo y el estadio (este último fue trasladado más tarde a la ciudad de Delfos. Hacia esta época Delfos ya era una ciudad-Estado independiente gobernada por magistrados naturales de la ciudad.

La población de Delfos venía en gran parte de Licorea, una ciudad del Parnaso, dirigidos por Deucalión, supuesto jefe de la nobleza local. Cinco sacerdotes locales, llamados Hosioi, eran elegidos entre la descendencia de Deucalión y eran los jefes del oráculo y el templo. La ciudad de Licorea estaba en el sitio de la actual Liakura, y se supone que fue una ciudad dórica y que los habitantes de Delfos tenían este mismo origen (se sabe que hablaban dórico, y ciertamente no eran focidios).

El gobierno de Delfos estaba en manos de las familias nobles que además tenían el control del oráculo. Más tarde, entre los nobles se escogieron los magistrados y entre estos se escogía un rey, más tarde llamado Pritano (Prytanis). En los últimos tiempos aparecen unos arcontes y un senado.

 Vista del estadio del santuario de Delfos, usado para los Juegos Píticos.

El gobierno de Delfos era teocrático. El templo y su dios poseían extensos dominios de tierra que eran cultivados por esclavos del templo; además los sacerdotes recibían regalos de reyes y hombres ricos que iban a consultar el oráculo, y ofrecían sacrificios. La riqueza de la ciudad hizo decadentes a los ciudadanos. El oráculo se consultaba desde el siglo VIII a. C.. y la fama se extendió rápidamente por las naciones vecinas; algunos reyes o personajes relevantes enviaban embajadas a preguntar el parecer del dios. Casi todas las colonias griegas fueron fundadas bajo la influencia del oráculo, y después Apolo era el patrón de las nuevas colonias. Giges de Lidia hizo importantes donaciones al templo, pero las más importantes donaciones fueron las de Creso. La ciudad etrusca de Caere tenía un tesoro en Delfos. Incluso el último rey de Roma, Lucio Tarquinio el Soberbio, consultó el oráculo.

En 480 a. C. los persas llegaron ante Delfos. Los ciudadanos huyeron al monte, pero el oráculo prohibió mover los tesoros del templo. Seis habitantes quedaron en Delfos para defender el templo. Cuando los persas avanzaban se sintió un trueno espectacular y cayeron masas de rocas piedras de la montaña sobre los invasores y aplastaron a muchos persas;[1]​ estos, presas del pánico, huyeron y fueron perseguidos por dos guerreros de gran tamaño que los habitantes dijeron que eran los héroes Filacos y Autonoos, cuyos santuarios estaban cerca.

En 373 a. C. fue destruida por un terremoto, pero fue reconstruida.[2]

En 357 a. C., los focidios fueron sentenciados por la Anfictionía délfica a pagar una gran multa por haber cultivado parte de la llanura sagrada de Cirra. El jefe focidio Filomelo, convenció a sus compatriotas para completar el supuesto sacrilegio ocupando el templo de Delfos; Filomelo, llevó a término la conquista y se apoderó de todos los tesoros y las ofrendas más preciadas—entre ellas el trípode de oro de Platea y el escudo donado a Atenea por Creso—que fueron fundidos.[1]​ Eso originó la tercera guerra sagrada. Primero, los focidios no querían utilizar los tesoros, pero después, bajo presión de tebanos y locrios, convirtieron los tesoros en dinero para pagar a los soldados. Filipo II de Macedonia, general del consejo anfictiónico, ganó la guerra y devolvió el templo a la anfictionía (346 a. C.), con los tesoros que quedaban. Los focidios fueron sentenciados a devolver los tesoros (unos 10 000 talentos) con pagos anuales, pero los focidios eran demasiado pobres para poder pagar una cantidad tan grande.

Un nuevo terremoto lo volvió a dañar en 330 a. C. y fue reconstruido por los arquitectos Espintaro, Jenodoro y Agatón de Corinto.

En 279 a. C., Delfos fue atacada por los gálatas dirigidos por Breno, tentado por las supuestas riquezas del templo (que ya no eran las mismas después del 346 a. C.), pero fue rechazado de manera sobrenatural como lo fueron antes los persas, al caer grandes rocas desde las montañas. Los habitante de Delfos instituyeron en recuerdo del hecho la fiestas anuales de las Soterías, en honor de de Zeus Soter (salvador ) y de Apolo.[3]

En el siglo III a. C. recibió el patronazgo de los reyes de Pérgamo.

Durante dicho siglo pasó al control de la Liga Etolia hasta que en 189 a. C. cayó en manos de Roma. Tras la derrota cartaginesa en la batalla de Cannas (216 a. C.) consultaron el oráculo, y según Tito Livio dieron preciadas ofrendas después de la victoria de Metauro sobre Asdrúbal (207a. C.)[3]

Más tarde, en 86 a. C., fue saqueada por Sila, que también había saqueado Olimpia y Epidauro. En esta época ya era muy pobre.

A mitad del siglo I fue saqueada por Nerón, que se llevó 500 estatuas de bronce, y le separó la llanura de Cirra, que repartió entre sus soldados, y abolió el oráculo. Pero Adriano, más tarde, lo restauró y volvió a tener cierto renombre y esplendor por un tiempo. En tiempos de Caracalla dejó de emitirse moneda en Delfos. Constantino el Grande se llevó algunas figuras para su nueva capital. Juliano el Apóstata aún consultó el oráculo, pero finalmente fue suprimido por Teodosio I el Grande en 385 al prohibir el culto pagano.

a b Calzada y Castelreanas, 1988, p. 72. Scott, Michael (2014). Delphi: A History of the Center of the Ancient World (en inglés). Princeton, NJ: Princeton University Press. pp. 93-94, 145-146. ISBN 978-0-691-15081-9.  a b Calzada y Castelreanas, 1988, p. 74.
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