El castillo de Chenonceau (en francés: château de Chenonceau), también conocido como el «castillo de las damas»,[1] es un castillo de estilo residencial del siglo XVI situado en la comuna francesa de Chenonceaux, en el departamento de Indre y Loira, y que forma parte de la serie de castillos comúnmente conocidos como «castillos del Loira».
Por otra parte, se trata del Monumento Histórico en manos privadas más visitado de toda Francia, e incluye varios jardines, un parque y una plantación vitivinícola. El castillo, que sustituyó a otro anterior, no solo posee importancia en tanto que obra de arte, sino que además ha gozado de una activa presencia en la historia de Francia.
La primera cita de la existencia del lugar de Chenonceaux corresponde al siglo XI, documentándose en los siglos XIII a XV la presencia de una residencia feudal, cuya propiedad pertenecía a la familia de los Marques.[1] En 1411 una orden real obligó a los Marques a destruir su casa solariega con motivo de su participación en actividades contra el rey.[1] Posteriormente, en 1432, Jean Marques ordenó la construcción de un castillo y un molino fortificado sobre los anteriores cimientos.[1]
Edad ModernaEl castillo actual fue edificado en el cauce del río Cher, sobre los pilares de un molino fortificado y del anterior castillo fortificado que se había comprado a la familia de los Marques. Este último fue derribado, a excepción de la torre del homenaje del mismo (la Tour des Marques o torre de los Marques, que luego se adaptó al estilo renacentista) y del pozo adyacente. El cuerpo residencial cuadrado fue construido entre 1513 y 1521 por Thomas Bohier, secretario de la hacienda del rey Francisco I.[2] Puesto que Thomas estaba ocupado en asuntos bélicos, fue especialmente su esposa, Katherine Briçonnet, quien se encargó de dirigir los trabajos del castillo. Bohier era intendente de impuestos y más tarde fue Intendente General de Finanzas de Carlos VIII, Luis XII, y finalmente de Francisco I y su divisa era: S'il vient à point m'en souviendra.
Tras el fallecimiento de Thomas Bohier, tuvo lugar una auditoría financiera, que puso de relieve la existencia de malversaciones de fondos, lo que permitió que Francisco I impusiese una fuerte multa a sus descendientes, así como que recuperase el dominio feudal y el castillo que se incluía en el mismo (1535). El castillo acabaría siendo regalado por Enrique II a su célebre favorita Diana de Poitiers, duquesa de Valentinois.[2] Diana de Poitiers encargó a Pacello da Mercoliano que acondicionase en la orilla derecha del río Cher el jardín que todavía hoy lleva su nombre; a la vez que encargaba a su arquitecto habitual, Philibert de l'Orme, la construcción de un puente que uniese el castillo de Bohier con la orilla derecha del río, con la finalidad de establecer allí nuevos jardines. No obstante, este puente ya formaba parte de los planes originales de Thomas Bohier. Diana de Poitiers logró que Francisco I de Francia se instalase en el lugar junto a toda la corte.[2]
La cámara y la cama de Diana de Poitiers.Tras el fallecimiento de Enrique II, que resultó mortalmente herido (de forma accidental) durante un torneo celebrado en 1559 por el capitán de su guardia escocesa Gabriel I de Montgomery, Catalina de Médicis, que pasó a ser la regente del Reino de Francia, obligó a Diana de Poitiers, su rival en el corazón del difunto rey, a que restituyese a la corona el castillo de Chenonceau.[2] A cambio de dicha cesión, entregó a Diana el castillo de Chaumont-sur-Loire, que se encuentra a pocos kilómetros del de Chenonceau.
En tanto que reina madre, tras los sucesivos accesos al trono de sus hijos, Francisco II, Carlos IX y Enrique III, Catalina de Médicis hizo que en 1576-1577 Jean Bullant edificase sobre el puente de Diana la galería que se puede contemplar actualmente, acabando de este modo de conferir al castillo de Chenonceau el estilo que hoy se puede admirar.[2]
Tras recibir el castillo la visita de Luis XIV el 14 de julio de 1650, se bautizó a una de las salas del castillo como Salón de Luis XIV.
El castillo de Chenonceau visto desde los jardines de Diana de Poitiers.La historia del castillo quedó marcada por las mujeres, tanto las que lo construyeron como las que en él residieron o fueron sus propietarias. Entre ellas destaca Luisa de Lorena-Vaudémont, la esposa del rey Enrique III de Francia cuya habitación, en el segundo piso del castillo, sigue manteniendo el duelo por su marido, asesinado en el año 1589. Una habitación está dedicada a las hijas y nueras de Catalina de Médicis, La chambre des cinq Reines (La habitación de las cinco reinas: María Estuardo, Margarita de Valois, Luisa de Lorena-Vaudémont, Isabel de Austria e Isabel de Valois).
Sin embargo, acabados los fastos correspondientes a las fiestas regias del Renacimiento, el castillo retornó a manos privadas, al albur de diversas herencias y compraventas. Claude Dupin, un potente financiero de la época, adquirió el castillo en 1733 al duque de Borbón. Su segunda esposa, Louise Dupin, tuvo allí su salón de recepciones, en el que recibió por ejemplo a Voltaire, Fontenelle, Marivaux, Montesquieu, Buffon o Rousseau. Es precisamente a Louise Dupin a quien se atribuye la diferencia ortográfica entre el nombre de la localidad (Chenonceaux) y el del castillo (Chenonceau). Propietaria del castillo en los tiempos de la Revolución francesa y muy apreciada por los habitantes de Chenonceaux, quiso hacer un gesto que diferenciase a la monarquía, de la que el castillo era un símbolo eminente, de la república. Habría así cambiado la ortografía de Chenonceaux suprimiendo la «x» final. Aunque ninguna fuente confirme estos extremos, lo cierto es que la ortografía Chenonceau es hoy en día la aceptada mayoritariamente para designar al castillo.
Edad Contemporánea El castillo de Chenonceau, visto desde los jardines de Diana de Poitiers.La construcción siguió en manos de la familia Dupin hasta 1864, cuando fue vendida a Marguerite Pelouze (Marguerite Wilson como nombre de soltera), hermana mayor del político Daniel Wilson. Marguerite adquirió el castillo y 136 hectáreas de terreno por el precio de 850.000 francos franceses, tras lo que emprendió la restauración del castillo, entre los años 1867 y 1878. La restauración se encargó a Félix Roguet, resultando una compleja y cara restauración. Como ejemplo, restituyó a su estado original la fachada de acceso que había sido modificada en tiempos de Catalina de Médicis, parte de las escaleras, chimeneas renacentistas y la puerta de la capilla, dotada de esculturas de muy buena calidad.[3]
Alguno de los frescos interiores de las estancias del castillo son obra de su amante el pintor Charles Toché (Nantes 1851-París 1916), un hombre bello, mal pintor, pero provisto de erudición y buen gusto según Paul Morand, quien le conoció en Venecia en 1909; realizó exposiciones en el Petit Palais de París en 1887, decoró con sus frescos el Teatro de Nantes, al igual que —entre otros edificios parisinos— Le Chabanais, célebre burdel frecuentado por el entonces príncipe de Gales, el futuro Eduardo VII de Inglaterra.[4]
En el verano de 1879 madame Pelouze recibió en su orquesta de cámara a un joven pianista, Claude Debussy, y en 1886 Toché organizó para Jules Grévy, presidente de la República entre 1879 y 1887, «una fiesta nocturna en el río Cher, con la reconstitución del Bucentaure rodeado de góndolas»[5] —una alegoría del Cher en la que figura un gondolero (tapicería de Neuilly, finales del siglo XIX) se exhibe expuesta en el vestíbulo de la segunda planta del castillo—.
Daniel Wilson (1840–1919), hermano de Marguerite Pelouze y diputado radical francés por el departamento de Indre y Loira en 1869 y 1871, y más tarde diputado por Loches (1876–1889), recibía en el castillo a la oposición republicana local; en octubre de 1881 se produjo en el castillo la recepción correspondiente a su matrimonio con Alice Grévy, hija del presidente Jules Grévy. Daniel Wilson fue el instigador del llamado escándalo de las condecoraciones, que salió a la luz el 7 de octubre de 1887.
En 1888, la propiedad fue embargada a petición de los acreedores de los propietarios, siendo adquirida por el Crédit Foncier de France. En 1891 fue comprado por José Emilio Terry, perteneciente a una familia de magnates cubanos de origen hispano-irlandés.[6][7] En 1896 José Emilio vende la propiedad a su hermano Francisco Terry Dortycos, padre de Emilio Terry, el arquitecto, artista y decorador de interiores quien en 1934 compraría el castillo de Rochecotte. El 5 de abril de 1913, por medio de una subasta judicial fue adjudicada al precio de 1.361.660 francos a Henri Menier (1853–1913), personaje de la alta burguesía industrial y propietario del Chocolat Menier, pero Henri falleció en septiembre, siendo sucedido por su hermano Gaston (1854-1934), quien lo ha transmitido a sus descendientes.
Durante la Primera Guerra Mundial, como sucedió con tantos otros castillos y palacios franceses, Gaston Menier instaló en el castillo de Chenonceau un hospital militar,[2] en el que recibieron cuidados médicos un total de 2.254 soldados heridos en combate. Durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio se encontraba justo en la misma línea de demarcación, con parte del castillo dentro de la Zona ocupada por los alemanes y otra parte en la llamada Zona libre controlada por el gobierno de la Francia de Vichy. En 1944 una bomba lanzada por un avión cayó en las inmediaciones de la capilla, destruyendo los vitrales originales, que en la posguerra fueron sustituidos por otros obra de Max Ingrand.
↑ a b c «Castillo de Chenonceau. Historia». Castillo de Chenonceau. Archivado desde el original el 12 de febrero de 2008. Consultado el 1 de febrero de 2008. ↑ a b c d e f Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas VisitandoEuropa ↑ Jean Guillaume, Chenonceau, extra n.º 37 de Connaissance des Arts, 2001, p.31 ↑ Paul Morand: Journal d'un attaché d'ambassade, 1916-1917, Gallimard, 1963, pp. 17 et 18, y E.Bénézit, Dictionnaire des peintres,...etc. Grund, 1955, p.328 ↑ Paul Morand, op.cit. ↑ Clara Crawford Perkins, catedrales francesas y castillos, Volumen 1 (Knight y Millet, 1903), página 123 ↑ "Blois, Amboise, Chambord y Chenonceaux", arquitecto estadounidense y la arquitectura, Volumen 37 (Hearst Magazines, Inc., 1892), página 39
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