Chaco Culture National Historical Park

( Cañón del Chaco )

El parque histórico nacional de la Cultura ChacoChaco Culture National Historical Park[1]​—, más conocido como Cañón del Chaco o Chaco Canyon, es un parque histórico nacional de los Estados Unidos (anteriormente monumento nacional) y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco que alberga la más densa y excepcional concentración de pueblos en el Suroeste de Estados Unidos. El parque está ubicado al noroeste de Nuevo México, entre Albuquerque y Farmington, en un valle relativamente inaccesible cortado por el Chaco Wash. Conteniendo la mayor cantidad de ruinas antiguas al norte de México, el parque preserva una de las áreas culturales e históricas más importantes de Estados Unidos.

Entre el año 900 y 1150, Cañón ...Leer más

El parque histórico nacional de la Cultura ChacoChaco Culture National Historical Park[1]​—, más conocido como Cañón del Chaco o Chaco Canyon, es un parque histórico nacional de los Estados Unidos (anteriormente monumento nacional) y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco que alberga la más densa y excepcional concentración de pueblos en el Suroeste de Estados Unidos. El parque está ubicado al noroeste de Nuevo México, entre Albuquerque y Farmington, en un valle relativamente inaccesible cortado por el Chaco Wash. Conteniendo la mayor cantidad de ruinas antiguas al norte de México, el parque preserva una de las áreas culturales e históricas más importantes de Estados Unidos.

Entre el año 900 y 1150, Cañón del Chaco era un importante centro cultural de los anasazi. Los habitantes de la región conseguían bloques de piedra arenisca y transportaban madera desde grandes distancias, armando quince importantes complejos que continuaron siendo las construcciones más grandes en América del Norte hasta el siglo XIX. Una evidencia de la arqueoastronomía en el Chaco fue sugerida, con el petroglifo «Daga del Sol» enl butte de Fajada como un ejemplo popular. Muchas construcciones chacoanas fueron alineadas para capturar los ciclos solares y lunares, requiriendo generaciones de observaciones astronómicas y siglos de construcción experta coordinada. Se cree que el cambio climático llevó a una emigración de los chacoanos y un eventual abandono del cañón, comenzando con una sequía de 50 años en 1130.

Localizado en la árida e inhospitable región de las Cuatro Esquinas, los sitios culturales chacoanos son frágiles; temores de erupción causados por turistas llevaron a la clausura del butte de Fajada al público. Los sitios son considerados tierras de origen ancestral sagrados de los pueblos hopi, navajo y pueblo, que continúan manteniendo tradiciones orales que relatan su migración histórica del Chaco y su relación espiritual con la tierra. Mientras la preservación de parques mantiene conflictos con las creencias religiosas de los nativos, los representantes de las tribus trabajan estrechamente con el National Park Service para compartir su conocimiento y respeto a la herencia de la cultura chacoana.

 Mapa mostrando la extensión de la antigua civilización Anasazi. Vías prehistóricas y Casas Mayores en la cuenca del río San Juan. Jackson Stairs.Pueblos ancestrales

Los arqueólogos identifican al primer pueblo en el Baño San Juan como cazadores-recolectores designados como arcaicos; descienden de cazadores clovis nómadas que arribaron al sudoeste alrededor del años 10 000 a. C. Para aproximadamente el 900 a. C., esas personas vivían en sitios como la Caverna Atatl. El pueblo arcaico dejó muy poca evidencia de su presencia en el Cañón Chaco. Sin embargo, para aproximadamente el año 490, sus descendientes, designados como fabricadores de canastas, cultivaban continuamente en el cañón, viviendo en la aldea Shabik'eshchee y otros asentamientos subterráneos.

Una pequeña población de fabricadores de canastas permaneció en el área del Cañón Chaco y se desarrolló a través de varias instancias culturales hasta alrededor del año 800, cuando estaban construyendo complejos con forma de arco, cada uno comprendiendo de cuatro a cinco suites residenciales con kivas subterráneas, áreas muy encerradas fueron puestas para observaciones religiosas y ceremonias. Estas estructuras han sido identificadas como características de los pueblos pueblo tempranos. Para el 850, la población pueblo —también conocido como los anasazi, de un término navajo que significa «antiguo enemigo»— se expandieron rápidamente, con miembros residiendo en pueblos más grandes y densos. Hay fuerte evidencia de una industria de proceso e intercambio de turquesa que data del siglo X. Hasta este momento, la primera sección del complejo masivo Pueblo Bonito ya fue construido, comenzando con una columna curvada de 50 habitaciones cerca del actual muro del norte.

El sistema cohesivo que caracterizó a la sociedad chacoana comenzó a desintegrarse alrededor del año 1140, quizás como consecuencia de una severa sequía de 50 años que comenzó en 1130; la inestabilidad crónica del clima, incluyendo una serie de sequías severas, que otra vez hirieron a la región entre 1250 y 1450. Otros factores incluyen los patrones de manejo de agua y la deforestación. Por ejemplo, la madera para construcción fue importada de montañas remotas, como las montañas Chuska a 80 kilómetros al oeste. Las comunidades remotas comenzaron a desaparecer y, para el final del siglo, las construcciones en el centro del cañón fueron cuidadosamente selladas y abandonadas. La evidencia arqueológica y cultural llevó a los científicos a creer que la gente de esta región migró al sur, este y oeste en los valles y drenajes del río Little Colorado, el río Puerco, y el río Bravo.

Sucesión athabaskan

Los pueblos que hablaban númico, como los ute y los shoshone, estaban presentes en la meste del Colorado en el siglo XII. Pueblos nómadas que hablaban atapascano del sur, como los apache y los navajo sucedieron al pueblo en la región para el siglo XV; en el proceso, adquirieron costumbres y habilidades agriculturales de los chacoanos. La Nación Navajo moderna yace al oeste del Cañón Chaco, y muchos navajo (más apropiadamente conocidos como diné) viven en áreas circundantes. La llegada de los españoles en el siglo XVII inauguró una era de sometimiento y rebelión, con el área del Cañón Chaco absorbiendo refugiados puebloanos y navajos huyendo de los españoles. En sucesión, primero España (Virreinato de Nueva España), después México, y por último los Estados Unidos, lograron la soberanía sobre el cañón, y fueron lanzadas campañas militares contra el resto de los habitantes de la región.

Excavación y protección

En 1832 el comerciante Josiah Gregg fue el primero en escribir sobre las ruinas del Cañón Chaco, refiriéndose a Pueblo Bonito como «construido con piedra arenisca fina». En 1849, un destacamento del Ejército de los Estados Unidos atravesó la zona y examinó las ruinas. La ubicación era tan remota, sin embargo, que en los siguientes 50 años el cañón fue escasamente visitado. Después de un breve reconocimiento realizado por estudiantes de la Smithsonian en los años 1870, en 1896 comenzó el trabajo arqueológico formal, a cargo de un grupo del Museo Estadounidense de Historia Natural (la Expedición Exploradora Hyde) que comenzó a excavar en Pueblo Bonito. Pasaron cinco veranos en la región, mandando más de 60 000 objetos a Nueva York y operando una serie de puestos comerciales.

En 1901 Richard Wetherill, que había trabajado para los hermanos Hyde y su expedición, reclamó, haciendo uso de la posibilidad que otorgaba a cada estadiounidense la ley de Granjas («Act Homestead») de 1862, una hacienda de 161 acres de tierra que incluía Pueblo Bonito, Pueblo del Arroyo, y Chetro Ketl. Mientras investigaba la reclamación de tierra de Wetherill, el agente federal de tierra Samuel J. Holsinger informó de las condiciones del medio físico del cañón y sobre los sitios, los notables segmentos prehistóricos y las escalinatas sobre Chetro Ketl, y documentó la existencia de diques prehistóricos y antiguos sistemas de irrigación. Su informe (que finalmente no fue publicado) recomendó encarecidamente la creación de un nuevo parque nacional para preservar el conjunto de los sitios chacoanos. Al año siguiente, Edgar Lee Hewett, que era presidente de la Universidad Normal de Nuevo México (que después se convirtió en la Universidad de la Región Montañosa de Nuevo México), realizó levantamientos cartográficos de muchos de los sitios chacoanos. El esfuerzo de Hewett y de otros ayudó a que el Congreso aprobase la ley de Antigüedades de 1906 («Antiquities Act»), que fue la primera ley estadounidense para proteger las antigüedades (la ley fue una consecuencia directa de la controversia que rondaba las actividades de Wetherill en el área del Cañón Chaco). Esa nueva ley también permitía al Presidente de los Estados Unidos establecer mediante proclamación pública monumentos nacionales. El presidente Theodore Roosevelt, haciendo uso de esa prerrogativa presidencial, proclamó el monumento nacional Cañón del Chaco el 11 de marzo de 1907. Tras ello, Wetherill renunció a su demanda de varias parcelas de tierra que tenía en el Cañón Chaco.

En 1949, el monumento nacional Cañón del Chaco fue ampliado con tierras cedidas por la Universidad de Nuevo México. Al volver, los científicos mantenidos por la universidad investigaron derechos del área. En 1959 el Servicio de Parques Nacionales construyó un centro de visitadores del parque, casa del personal, y cámpines. Como una propiedad histórica del Servicio de Parques Nacionales, el monumento nacional fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos el 15 de octubre de 1966, en el momento de su creación. En 1971, los investigadores Robert Lister y James Judge establecieron el Chaco Center, una división para investigación cultural que funcionó como un proyecto común entre la Universidad de Nuevo México y el Servicio de Parques Nacionales. Un número de proyectos multidisciplinarios, inspecciones arqueológicas, y excavaciones limitadas comenzaron durante ese momento. El Chaco Center inspeccionó extensivamente los senderos chacoanos, caminos bien construidos irradiados del centro del cañón. Los resultados de esa investigación condujeron a Pueblo Alto y otros sitios a interpretaciones académicas aceptadas dramáticamente alteradas de la cultura chacoana y la región de las Cuatro Esquinas del Sudoeste Estadounidense.

La riqueza cultural de los restos de los yacimientos arqueológicos de la región llevó a una nueva ampliación y a la reconversión del pequeño monumento nacional. El 19 de diciembre de 1980 se estableció como parque histórico nacional («Chaco Culture National Historical Park»), y se ampliaron 53 km² al área protegida. En 1987, el parque fue designado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Para salvaguardar los sitios chacoanos en tierras adyacentes del Bureau of Land Management y de la Nación navajo, el Servicio de Parques desarrolló un programa multiagencia de Sitio de Protección Arqueológica de la Cultura de Chaco. Esas iniciativas han detallado la presencia de más de 2400 sitios arqueológicos dentro de los límites actuales del parque; solo un pequeño porcentaje de ellos fueron excavados.

Fotografías por:
National Park Service (United States) - Public domain
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