El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes es un conjunto de edificios y lugares dedicados a la veneración de la Virgen María, en Lourdes, Francia. El complejo incluye las basílicas de la Inmaculada Concepción, la de Nuestra Señora del Rosario y la de san Pío X, así como la gruta de las apariciones, donde la Virgen se presentó ante Bernadette Soubirous, según la creencia católica.
El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, junto con los santuarios de Torreciudad, Montserrat, Meritxell y El Pilar conforman la Ruta mariana, itinerario guiado por la espiritualidad y devoción mariana, poseedor de una gran riqueza patrimonial, gastronómica y natural.
En el año 1858, la localidad de Lourdes era una muy pequeña aldea con casas humildes, como así también sus habitantes, que en un ochenta por ciento eran analfabetos.
Esta comarca, apenas conocida en Francia en ese momento, se encuentra en el inicio del sistema montañoso de los Pirineos y tiene hacia el oeste un promontorio rocoso conocido con el nombre de Massabielle (Rocas Viejas). Al pie de éste corre el río Gave que se forma con las aguas que descienden de las montañas. A un lado de los muros de rocas seminegruzcas la naturaleza abrió una pronunciada gruta de 3 metros y medio de ancho por 3 metros y medio de alto. Esta gruta era un lugar solitario con un suelo árido y seco en el cual crecían rosales silvestres, que eran las flores de la zona.
El santuario de Nuestra Señora de Lourdes, en Francia, tiene su origen en el siglo XIX. En 1858, entre el 11 de febrero y el 16 de julio, una campesina de 14 años, llamada Bernadette Soubirous, tuvo una visión de la Virgen María mientras se disponía a cruzar el arroyo del Gave de Pau con su hermana y una amiga para buscar leña por el frío de la época. La visión era de María de pie junto a un rosal a la entrada de la Gruta de Massabielle, en la orilla izquierda del arroyo. Bernadette vio esta visión 18 veces. Le dijo a su hermana que no se lo contara a sus padres, pero su hermana era mala para guardar secretos y se lo contó de todos modos. Sus padres se enfadaron y les prohibieron volver a ir a la gruta. Bernadette hizo caso omiso de sus órdenes. La Señora le dijo que allí aparecería un manantial y que la gente debía acudir en procesión.
En un terreno bordeado por un bucle del río Gave de Pau se encuentra un afloramiento de roca llamado Massabielle (de masse vieille: "masa vieja"). En la cara norte de esta roca, cerca de la orilla del río, se encuentra una cueva o gruta de forma irregular y natural, en la que tuvieron lugar las apariciones.[1]
En la época de las apariciones, la gruta se encontraba en las afueras de la ciudad, en un terreno común que era utilizado por los aldeanos para el pastoreo de animales, la recogida de leña y como basurero, y tenía fama de ser un lugar desagradable.[2]
La figura aparecía siempre en un lugar, un niche sobre la cavidad principal de la gruta, en el que crecía un rosal silvestre. Entre las instrucciones de 'la Virgen' estaban: "Ve a beber del manantial", "Ve a decir a los sacerdotes que construyan una capilla aquí" y "Haz que el pueblo venga aquí en procesión". Estas tres instrucciones, en particular, resultaron fundamentales para el desarrollo del dominio y sus ceremonias.
El interés del público por las apariciones creció, y los visitantes curiosos empezaron a ser reemplazados por peregrinos de lugares cada vez más lejanos, atraídos por las convincentes historias de apariciones y milagros.
En 1861, tres años después de las apariciones, un sacerdote católico local, el abate Dominique Peyramale, junto con su obispo, monseñor Bertrand-Sévère Mascarou Laurence, compró la gruta y los terrenos que la rodeaban al municipio. Inmediatamente, se dedicaron a modificar la zona para hacerla más accesible a los visitantes, y empezaron a construir la primera de las iglesias, que ahora se conoce como la cripta.
En 1864, el escultor lionés Joseph-Hugues Fabisch recibió el encargo de crear una estatua de Nuestra Señora de Lourdes basada en las descripciones de Bernadette. Aunque se ha convertido en un símbolo icónico de Nuestra Señora de Lourdes, representa una figura no sólo más antigua y más alta que la descripción de Bernadette, sino también más acorde con las representaciones ortodoxas y tradicionales de la Virgen María. La estatua descansa en el nicho donde la Virgen se apareció a Bernadette. El rosal silvestre original fue destruido poco después de las apariciones por los peregrinos que buscaban reliquias, pero se ha plantado uno nuevo en las cercanías.[3]
Debido a la agitación política francesa que dio lugar a una separación forzada de la Iglesia y el Estado, la propiedad y los terrenos del Dominio fueron confiscados a la Iglesia y devueltos a la propiedad de la ciudad en 1910. El entonces obispo, Mons. François-Xavier Schoepfer, impugnó esta confiscación y se le permitió alquilar el dominio a la ciudad hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.[4]
Más tarde, una visita a Lourdes del Mariscal Pétain en 1941 supuso el reconocimiento oficial del dominio. Los funcionarios de la Iglesia solicitaron con éxito a Pétain que permitiera a la Iglesia reclamar la propiedad del Dominio.[4]
Hoy junto a esa gruta de las Revelaciones se alza un santuario y un lugar de peregrinación. La Gruta y la Basílica de la Inmaculada Concepción de Lourdes (construida por Monseñor Laurence, obispo que acogió las revelaciones privadas a santa Bernadette Soubirous), constituyen el santuario original. Posteriormente, todo el conjunto de templos y edificios que tienen como centro la Gruta mencionada recibieron el nombre de Santuario de Nuestra Señora de Lourdes.
↑ Ruth Harris, Lourdes: Body and Spirit in the Secular Age, Penguin Books, 1999, p. 52. ↑ Ruth Harris, Lourdes: Body and Spirit in the Secular Age, Penguin Books, 1999, p. 53. ↑ Oliver Todd, The Lourdes Pilgrim, Matthew James Publishing, 2003, p. 41. ↑ a b Ruth Harris, Lourdes: Body and Spirit in the Secular Age, Penguin Books, 1999, p. 365.
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