El Museo Vasa de Estocolmo alberga al buque de guerra de dicho nombre, único navío del siglo XVII que ha sobrevivido casi intacto hasta nuestros días. El museo se encuentra en la isla de Djurgården y se construyó expresamente para dar cabida a la embarcación. Desde su inauguración oficial en 1990 ha recibido millones de visitas y se ha convertido en el museo más visitado de toda Escandinavia, razón por la cual ha sido sometido a una ampliación en 2011-13.

El barco Vasa, que recibe el nombre por la dinastía reinante en ese momento en el país, fue construido en Estocolmo entre 1626 y 1628 bajo la supervisión del constructor naval de origen holandés Henrik Hybertsson y por orden de Gustavo Adolfo II Vasa con el objetivo de ser el mayor y mejor buque de guerra jamás construido por la armada sueca. Como parte de la flota sueca, estaba destinado a participar en las guerras que se lidiaban entre Suecia y Rusia, Dinamarca y sobre todo con Polonia, que se hallaba regida por Segismundo III Vasa (primo de Gustavo Adolfo II) en conflicto por los territorios escandinavos y bálticos.

El Vasa medía 52 metros desde la punta del palo mayor a la quilla y tenía 69 metros de proa a popa. Contaba con tres palos (mesana, mayor y trinquete) que podían sostener hasta diez velas y pesaba un total de 1200 toneladas.

Fue diseñado como una nave de guerra y, por lo tanto, concebido para aguantar tanto los embates enemigos como las tormentas. Pero una vez habían empezado los trabajos de construcción del Vasa, el rey solicitó un puente extra de cañones a bordo del barco, por lo que los planos tuvieron que modificarse sobre la marcha. Para solucionar el problema, los constructores hicieron una superestructura con dos cubiertas para cañones. Para compensar la inestabilidad que podía generar el exceso de peso en la parte superior, llenaron a modo de lastre el fondo del barco con 120 toneladas de piedras. Sin embargo, no fueron suficientes para evitar que el que iba a ser el barco más poderoso jamás construido se hundiera inexorablemente el día en que se inauguraba.[1]

El 10 de agosto de 1628 zarpó del puerto de Estocolmo el buque de guerra Vasa. Apenas trescientos metros después de haber dejado tierra, una fuerte ráfaga de viento hizo que el barco se escorase y que comenzara a entrar agua por las puestas de los cañones. En poco tiempo, el barco que era el orgullo de la nación se precipitó al fondo del mar y, junto con él, más de treinta de los doscientos tripulantes que llevaba a bordo.

Nada más producirse el hundimiento, comenzó a buscarse un culpable. El primero en ser detenido e interrogado fue el capitán Söfring Hansson, a quien se le preguntó si los marineros estaban bebidos o si los cañones no estaban debidamente amarrados. Él se defendió explicando que antes de la partida hizo correr a treinta de sus hombres alrededor del barco para corroborar la inestabilidad del mismo, pero después de tres vueltas tuvieron que parar porque vieron peligrar la integridad del barco. Tras comunicarlo al capitán del puerto, amigo íntimo del Rey, éste respondió: «El Rey no está en casa, seguid adelante». Después se interrogó tanto al maestro constructor como a uno de los arrendatarios de los astilleros, quienes afirmaron que el barco fue construido de acuerdo a las medidas aprobadas por el Rey. Al final del proceso, se concluyó que no hubo culpables, sino una serie de desafortunados sucesos.

«Qué ver en Suecia: el país de las auroras boreales». stories.weroad.es. Consultado el 3 de octubre de 2023. 
Fotografías por:
Ray Swi-hymn from Sijhih-Taipei, Taiwan - CC BY-SA 2.0
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