Contexto sobre Escocia

Escocia (en inglés: Scotland; en escocés: Scotland; en gaélico escocés: Alba) es el más septentrional de los cuatro países que forman el Reino Unido. Junto con Inglaterra y Gales, forma parte de la isla de Gran Bretaña, abarcando un tercio de su superficie total; además consta de más de 790 islas, unas 40 habitadas. Limita al norte y oeste con el océano Atlántico; al este con el mar del Norte, al sur con Inglaterra y al suroeste con el canal del Norte y el mar de Irlanda. El territorio escocés abarca 78 772 km², y su población se estimaba en 5 479 900 habitantes en 2021,[4]​ lo que da una densidad de población de 67,5 habitantes por km². La capital es Edimburgo, mientras que Glasgow es la ciudad más poblada y su área metropolitana concentra un 40 % del total de la población escocesa. La zona de Glasgow y Edimburgo en su conjunto se domina el cint...Leer más

Escocia (en inglés: Scotland; en escocés: Scotland; en gaélico escocés: Alba) es el más septentrional de los cuatro países que forman el Reino Unido. Junto con Inglaterra y Gales, forma parte de la isla de Gran Bretaña, abarcando un tercio de su superficie total; además consta de más de 790 islas, unas 40 habitadas. Limita al norte y oeste con el océano Atlántico; al este con el mar del Norte, al sur con Inglaterra y al suroeste con el canal del Norte y el mar de Irlanda. El territorio escocés abarca 78 772 km², y su población se estimaba en 5 479 900 habitantes en 2021,[4]​ lo que da una densidad de población de 67,5 habitantes por km². La capital es Edimburgo, mientras que Glasgow es la ciudad más poblada y su área metropolitana concentra un 40 % del total de la población escocesa. La zona de Glasgow y Edimburgo en su conjunto se domina el cinturón central (The Central Belt en inglés).

Escocia toma su nombre de «Scotus», término latino que significa «irlandés», cuya forma plural es «Scoti», «irlandeses».[5]​ Esto hace referencia a la migración gaélica de Irlanda, país que los romanos inicialmente llamaron «Scotia», la forma femenina de «Scotus».[5]​ Los irlandeses migraron a la actual Escocia eran conocidos como «Scoti». Los romanos de la Alta Edad Media utilizaban el nombre «Caledonia» para referirse a la actual Escocia.[5]

El Reino de Escocia fue un estado independiente hasta 1707, fecha en la que se firmó el Acta de Unión con Inglaterra, para crear el Reino de Gran Bretaña, ya que la unión de la corona, o monarquía, ya tuvo lugar en el 1603. La unión no supuso alteración del sistema legal propio de Escocia, que desde entonces ha sido distinto del de Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte, por lo que es considerada en el derecho internacional como una entidad jurídica distinta. La pervivencia de unas leyes propias, y de un sistema educativo y religioso diferenciado forman la «trinidad sagrada» (o Holy Trinity en inglés) y representan una parte importante de la cultura escocesa y de su desarrollo a lo largo de los siglos.

Surgido en el siglo XIX, el independentismo escocés ha ganado influencia desde finales del siglo XX; representado por el Partido Nacional Escocés que aboga por la independencia de Escocia[6]​ y obtuvo la mayoría absoluta en el Parlamento escocés en las elecciones de mayo de 2011. En 2014, el gobierno escocés y el gobierno conservador de David Cameron llegaron a un acuerdo para plantear un referéndum sobre la independencia escocesa que se celebró el 18 de septiembre de ese mismo año ganando la continuidad en el Reino Unido por 10,6 puntos (55,3% de la población votó en contra de la independencia, 44,7% a favor).

Mas sobre Escocia

Información básica
Population, Area & Driving side
  • Población 5313600
  • Área 78782
Historial
  • Prehistoria
     
    Restos del asentamiento neolítico de Skara Brae, en las islas Orcadas.

    Se ignora si Escocia estuvo habitada durante el Paleolítico, ya que las sucesivas glaciaciones que cubrieron su actual territorio podrían haber destruido todas las evidencias de asentamientos humanos anteriores al periodo Mesolítico. Se cree que los primeros grupos de cazadores-recolectores llegaron hace unos 11 000 años, cuando los hielos de la primera glaciación comenzaron a retirarse hacia el norte. Los primeros asentamientos aparecieron en el territorio escocés hace aproximadamente 9500 años, y los primeros pueblos hace unos 6000....Leer más

    Prehistoria
     
    Restos del asentamiento neolítico de Skara Brae, en las islas Orcadas.

    Se ignora si Escocia estuvo habitada durante el Paleolítico, ya que las sucesivas glaciaciones que cubrieron su actual territorio podrían haber destruido todas las evidencias de asentamientos humanos anteriores al periodo Mesolítico. Se cree que los primeros grupos de cazadores-recolectores llegaron hace unos 11 000 años, cuando los hielos de la primera glaciación comenzaron a retirarse hacia el norte. Los primeros asentamientos aparecieron en el territorio escocés hace aproximadamente 9500 años, y los primeros pueblos hace unos 6000. De este periodo data por ejemplo el asentamiento de Skara Brae y Maes Howe, en las islas Orcadas, que se encuentra en muy buen estado de conservación, así como otros restos de viviendas, enterramientos y centros rituales del Neolítico encontrados sobre todo en las islas escocesas. Esta abundancia de construcciones que han sobrevivido al paso del tiempo puede deberse a la ausencia de árboles en la zona, que permitió a los pobladores primitivos crear construcciones en la propia roca local.

    Romanización de Escocia
     
    Localización de los muros de Adriano y Antonino.

    La historia escrita de Escocia comienza con la romanización del centro-sur de Gran Bretaña, ya que las actuales Gales e Inglaterra, que formaban la provincia de Britannia. Los romanos llamaron inicialmente Caledonia ("Tierra de Caledonios") a Escocia, por el inmenso bosque de pinos caledonios que se extendía de norte a sur y de este a oeste por todo el país. El principal pueblo asentado en aquella época en la región escocesa era el de los pictos, así llamados, aparentemente, por su costumbre de pintarse el cuerpo. Los escotos, por su parte, eran un pueblo de origen irlandés, también conocido como dalriadas, que se estableció en el occidente escocés. Durante este periodo existían por lo tanto dos reinos diferenciados: el del oeste de Escocia, Scotia, y el reino picto del este, Alba.

    La romanización de Escocia fue un largo proceso con multitud de interrupciones: en el año 83, el general Cneo Julio Agrícola derrotó a los caledonios en la batalla del Monte Graupio,[1][2]​ lo que permitió la construcción de una cadena de fortificaciones conocida como Gask Ridge, cerca de la falla de las Highlands, adentrándose más al norte, como lo testimonia el fuerte romano de Cawdor; poco después, sin embargo, los romanos se retiraron a los Southern Uplands («Mesetas del Sur»), es decir, al tercio más meridional de Escocia, y comenzaron la construcción del Muro de Adriano para controlar a las tribus de la zona. Esta línea marcó durante casi todo el periodo de ocupación romana el límite septentrional del Imperio romano, pese a la construcción, más al norte aún, del Muro de Antonino. Esta frontera solo pudo ser defendida durante breves períodos, de los cuales el más tardío tuvo lugar entre los años 208 y 210, durante el mandato del emperador Septimio Severo. Con posterioridad se creó en el territorio la provincia romana de Valentia. En total, la ocupación de estas zonas de Escocia por parte de los romanos se extendió durante no más de cuarenta años, aunque la influencia latina en la parte más meridional, sobre todo entre las tribus de origen britano, fue más duradera.

    Historia medieval
     
    Castillo de Edimburgo.
     
    La serpiente de piedra.

    El reino de los pictos, con sede en Fortriu hacia el siglo VI, experimentó un importante desarrollo durante la Edad Media, quizás como respuesta al propio imperialismo romano.[3]​ Un hito importante en esta lucha por la supervivencia y la ampliación fue la batalla de Dunnichen (685), en la que los pictos derrotaron a las tribus de Northumbria durante el reinado de Bridei III (671-693). El reinado de Oengus I (732-761) fue igualmente un periodo de consolidación para el reino picto.[4]​ El reino de los pictos ocupaba en esta época, según la descripción de Beda el Venerable, una extensión similar a la que después ocuparía el reino de los escotos durante el reinado de Alejandro I (1107-1124). Sin embargo, ya en el siglo X, el reino picto fue dominado por una cultura de origen gaélico, estableciendo el mito de la ascendencia irlandesa de la dinastía real de Cináed mac Ailpín (Kenneth MacAlpin o Kenneth I).[5]​ En los siglos siguientes, partiendo desde su territorio original en el este de Escocia, al norte del fiordo de Forth y al sur del río Oykel, el reino picto logró controlar las tierras del norte y del sur. Hacia finales del siglo XII, los reyes de Alba habían añadido a su territorio el área angloparlante del sureste de Escocia y dominaban también las zonas de Galloway y Caithness; al final del siglo XIII, este reino se había extendido hasta alcanzar la extensión aproximada de la Escocia actual.

     
    Monumento a William Wallace.

    Sin embargo, ciertos procesos culturales y económicos iniciados en el siglo XII iban a hacer que durante la Baja Edad Media Escocia adquiriera rasgos bien diferentes. El principal impulso a esta transformación se produjo durante el reinado de David I de Escocia, que inició lo que se conoce como la Revolución davidiana. Esta es la época en la que se introduce el feudalismo en Escocia, se reorganizan las formas de gobierno y se fundan las primeras ciudades y pueblos con fueros propios (los llamados burghs). Estas instituciones, así como la inmigración de caballeros y clérigos franceses y anglo-franceses, facilitaron un proceso de "ósmosis cultural", durante el cual los territorios meridionales y costeros del reino de Alba se convirtieron en angloparlantes, como ya lo eran muchas de las tierras recién conquistadas en el sur; el resto del reino, en cambio, siguió conservando la lengua gaélica.[6]

    La muerte de Alejandro III en 1286, seguida por la de su nieta Margarita I, rompió la línea sucesoria de la dinastía reinante. Esto llevó a la intervención de Eduardo I de Inglaterra, conocido en la historia popular como El Martillo de los Escoceses, quien puso en el trono a su protegido Juan de Balliol. Cuando su relación se deterioró, se produjo un intento de conquista por parte de Inglaterra, que fue rechazado por William Wallace —el personaje popularizado en las películas de Hollywood como Braveheart— en la Guerras de independencia de Escocia. Por su parte, Robert the Bruce, conde de Carrick, se proclamó Rey de Escocia con el nombre de Roberto I de Escocia. La guerra con Inglaterra duró varias décadas y los escoceses suelen recordar sus tres victorias en las batallas de la puente de Sterling 1297, en Lauden Hill 1307, y sobre todo en Banokburn en 1314. La guerra civil entre los partidarios de la dinastía de Robert the Bruce, quien aseguraba ser descendiente de David I, y los partidarios de los Balliol, apoyados por Inglaterra, duró hasta mediados del siglo XIV. Pese a que la dinastía Bruce fue la vencedora, la ausencia de descendientes de su hijo David II permitió a su sobrino, Roberto II, ascender al trono y situar en él a la dinastía Estuardo.[7]​ Los Estuardo gobernaron Escocia durante el resto de la Edad Media, un periodo de prosperidad que va desde el final del siglo XIV hasta la Reforma Protestante, pasando por el Renacimiento. Pese a ello, las luchas con Inglaterra continuaron, así como la división interna entre las Tierras Altas o Highlands y las Tierras Bajas o Lowlands.[8]

    Historia moderna
     
    Retrato de la Reina Ana de Inglaterra, que se convertiría en Ana de Gran Bretaña tras la firma del Acta de Unión.

    La Edad Moderna se abrió en la historia escocesa con el Rough Wooing o "cortejo violento" (1544-1551), una serie de ofensivas militares intermitentes mediante las cuales Inglaterra pretendía forzar un casamiento entre María I Estuardo y Eduardo VI de Inglaterra, objetivo que finalmente no logró. Además, el siglo XVI es el siglo de la Reforma Protestante que fue más radical en Escocia que en Inglaterra. En Escocia fue encabezada por figuras como John Knox y apoyada desde Inglaterra.

    En 1603, Jacobo VI de Escocia y I de Inglaterra heredó el trono de Inglaterra y se convirtió en Jaime I de Inglaterra. Sin embargo, con la excepción de un breve periodo conocido como "Protectorado", Escocia continuó siendo un estado independiente, aunque sacudido por constantes enfrentamientos entre la corona y los Convenanters, sobre la forma de gobierno de la Iglesia. Tras la Revolución Gloriosa y el derrocamiento del católico Jaime VII de Escocia por Guillermo III de Inglaterra y su esposa María II (1688), Escocia amenazó con elegir a un rey protestante distinto al de Inglaterra.[9]​ En 1707, sin embargo, tras las amenazas inglesas de cerrar el comercio con Escocia, se firmó el Acta de Unión, que certificaba la creación del Reino de Gran Bretaña.

    Pese a esta unificación de los dos reinos, los defensores de la Casa de Estuardo, conocidos como jacobitas, seguían teniendo influencia en las Tierras Altas y en la zona noreste del país, especialmente entre los no presbiterianos. Sin embargo, los levantamientos jacobitas producidos en 1715 y 1745 no lograron apartar del trono británico a la Casa de Hannover. Dichos levantamientos sirvieron además como excusa para el desplazamiento masivo de los habitantes de las Tierras Altas o Highlands, en lo que se conoce como Highland Clearances.

    Ilustración escocesa
     
    David Hume y Adam Smith en la Galería Nacional de Escocia.

    La Ilustración o Escuela escocesa fue un movimiento cultural del siglo XVIII caracterizado por la destacada producción intelectual, científica, y cultural desarrollada en Escocia, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo. Usualmente vista como una Edad de Oro en la historia de Escocia, este movimiento significó la eclosión cultural de los escoceses, internacionalizándose y convirtiendo a Escocia en uno de los principales focos culturales de Europa.

    Entre los productos más destacados de este movimiento se encuentran los logros en filosofía, economía, geología, ingeniería y sociología. Algunas de las principales figuras de la Ilustración escocesa fueron los filósofos David Hume, Francis Hutcheson y Thomas Reid, el economista y filósofo Adam Smith, el antropólogo Lord Kames, Adam Ferguson, John Playfair, el químico Joseph Black, el geólogo James Hutton, el ingeniero James Watt y el lingüista Lord Monboddo.

    Revolución industrial

    Tras la Ilustración y la Revolución industrial, Escocia se transformó en uno de los centros comerciales, intelectuales y culturales de Europa. Glasgow y Edimburgo, sobre todo, se desarrollaron rápidamente a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, con el paréntesis trágico de una gran hambruna (1846-1857) consecuencia de la misma plaga de tizón tardío (phytophthora infestans) que provocó la gran hambruna irlandesa (1845-1849). Este suceso, que afectó sobre todo a las tierras altas, provocó una gran emigración, pese a lo cual surgió una industria pesada en las riberas del río Clyde de construcción de navíos que transformó a Glasgow en la "Segunda ciudad del Imperio Británico" después de Londres.

    La situación empeoró tras la Primera Guerra Mundial, en la que murieron un gran número de escoceses, provenientes sobre todo de las Tierras Altas, pero en especial después de la Segunda Guerra Mundial, tras la cual la situación económica de Escocia empeoró muy rápidamente con la desaparición de un gran número de industrias que ya no eran competitivas en el mercado internacional.[10]​ Solo en las últimas décadas del siglo XX logró el país apuntar una recuperación económica y cultural, gracias al surgimiento de nuevos servicios financieros y del sector electrónico (en lo que se conoce como Silicon Glen), así como a los beneficios del petróleo y gas del mar del Norte.[11]

    Movimiento independentista

    El 1 de marzo de 1979 se celebró el referéndum escocés de 1979, que fue la primera consulta popular para la reinstauración del Parlamento escocés (cámara legislativa propia), tras su integración en la británica en 1707. La respuesta afirmativa (51,6% a favor, 48,4% en contra) no obtuvo la mayoría cualificada necesitada para validar dicha propuesta de la Ley de Escocia de 1978.

    El 11 de septiembre de 1997 se realizó el referéndum escocés de 1997 para consultar a la ciudadanía escocesa sobre lo que se conoció como la "devolución" del Parlamento. El resultado fue afirmativo y al año siguiente se promulgaría la Ley de Escocia de 1998, por la que el Gobierno del Reino Unido concedía mayores niveles de soberanía a Escocia, restablecía el Parlamento Escocés, les permitía tener gobierno propio y devolvía a Edimburgo, simbólicamente, la Piedra de Scone. No obstante, todavía se mantenía como nación constituyente y región administrativa del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

    El 18 de septiembre de 2014 se celebró otro referéndum, para decidir si Escocia debería ser un país independiente del Reino Unido. Tras un acuerdo entre el Parlamento Escocés y el Parlamento del Reino Unido, la pregunta formal de este referéndum fue: ¿Debe Escocia ser un país independiente? Sí o No. El resultado de la consulta obtuvo un 55,3 % de los votos para el "No". Pocos días antes de producirse el referéndum, algunas encuestas indicaban una pequeña ventaja para el "Sí". Sin embargo, los resultados del referéndum celebrado el 23 de junio de 2016 sobre la permanencia o no del Reino Unido en la UE han vuelto a plantear la opción de un nuevo plebiscito sobre la independencia de Escocia debido a que, a diferencia de Inglaterra y Gales, el voto mayoritario en esta región fue favorable a la permanencia dentro de la Unión Europea.[12][13][14][15]

    Fraser, The Roman Conquest Of Scotland: The Battle Of Mons Graupius AD 84 Churchill, A History of the English-Speaking Peoples, p. 9. Peter Heather, "State Formation in Europe in the First Millennium A.D.", en Barbara Crawford (ed.), Scotland in Dark Ages Europe, (Aberdeen, 1994), pp. 47–63 Véase Alex Woolf, "The Verturian Hegemony: a mirror in the North", en M. P. Brown & C. A. Farr, (eds.), Mercia: an Anglo-Saxon Kingdom in Europe, (Leicester, 2001), pp. 106-11. Dauvit Broun, "Dunkeld and the origin of Scottish identity", en Innes Review, 48 (1997), pp. 112-124, repr. in eds. Dauvit Broun and Thomas Owen Clancy (eds.), Spes Scotorum: Hope of Scots, (1999), pp. 95-111; Dauvit Broun, "Kenneth mac Alpin", en M. Lynch (ed.), The Oxford Companion to Scottish History, (New York, 2001), p. 359; Sally Foster, Picts, Gaels and Scots: Early Historic Scotland, (Londres, 1996); Simon Taylor, "Place-names and the Early Church in Eastern Scotland", en Barbara Crawford (ed.), Scotland in Dark Age Britain, (Aberdeen, 1996), pp. 93-110; David N. Dumville, "St Cathróe of Metz and the Hagiography of Exoticism," en John Carey et al (eds.), Irish Hagiography: Saints and Scholars, (Dublín, 2001), pp. 172-176; Maire, Herbert, "Rí Érenn, Rí Alban, kingship and identity in the ninth and tenth centuries", en Simon Taylor (ed.), Kings, Clerics and Chronicles in Scotland, 500-1297, (Dublín, 2000), pp. 63-72. El único estudio exhaustivo sobre el tema es el de L. W. Sharp, The Expansion of the English Language in Scotland, (Cambridge University Ph.D. thesis, 1927), pp. 102-325; un estudio más conciso y más reciente puede encontrarse en Derick S. Thomson, Gaelic in Scotland, 1698–1981, (Edinburgh, 1984), pp. 16-41; también pueden encontrarse trabajos sobre las transformaciones de las instituciones gaélicas en las obras colectivas coordinadas por G.W.S. Barrow, The Kingdom of the Scots, 2nd Edn, (Edinburgh, 2003) y Scotland and Its Neighbours In the Middle Ages, (London, 1992); véase también Dauvit "Broun, Anglo-French acculturation and the Irish element in Scottish Identity", en Brendan Smith (ed.), Insular Responses to Medieval European Change, (Cambridge, 1999), pp. 135-53; Wilson MacLeod, Divided Gaels: Gaelic Cultural Identities en Scotland and Ireland: c.1200–1650, (Oxford, 2004), y Thomas Owen Clancy. «Gaelic Scotland: a brief history». Bòrd na Gàidhlig. Archivado desde el original el 11 de septiembre de 2007. Consultado el 21 de septiembre de 2007. . Sobre los acontecimientos de esta época, véase Alexander Grant, Independences and Nationhood: Scotland, 1306–1469, (Edinburgh, 1984), pp. 3-57; Michael Brown, The Wars of Scotland, 1214–1371, (Edinburgh, 2004), pp. 157-254; G. W. S. Barrow, Robert Bruce & the Community of the Realm of Scotland, 4th Edition, (Edinburgh, 2005) Véase Alexander Grant, Independences and Nationhood: Scotland, 1306–1469, (Edinburgh, 1984) y Jenny Wormald, Court, Kirk and Community, New Edition, (Edinburgh, 1991). Devine, T. M. The Scottish Nation 1700-2007 ISBN 0-141-02769X P6 "...Stated that the Scots Parliament had the right to decide on Queen Anne's successor, and that England and Scotland could not have the same sovereign in the future unless the London Parliament granted Scots 'Free Communication of trade'..." ("Afirmó que el Parlamento Escocés tenía derecho a decidir al sucesor de la Reina Ana, y que Inglaterra y Escocia no podría tener el mismo soberano en el futuro a no ser que se garantizase a los Escoceses 'Libre Comunicación de comercio'...") Harvie, Christopher (1981) No Gods and Precious Few Heroes: Scotland 1914-80. London. Edward Arnold. Stewart, Heather (6 de mayo de 2007). «Celtic Tiger Burns Brighter at Holyrood». The Guardian. Consultado el 25 de abril de 2008.  Maleonm01, ed. (21 de marzo de 2012). «El referéndum independentista de Escocia se celebrará el 18 de septiembre de 2014».  diari Ara, ed. (10 de enero de 2012). «Salmond desafia Cameron i anuncia el referèndum d'independència d'Escòcia per a la tardor del 2014» (en catalán).  324.cat, ed. (10 de enero de 2012). «Salmond manté que el referèndum per la independència d'Escòcia es farà el 2014» (en catalán).  Diario El Mundo, ed. (19 de septiembre de 2014). «Escocia: no a la independencia». 
    Leer menos

¿Dónde puedes dormir cerca? Escocia ?

Booking.com
486.701 visitas en total, 9.181 Puntos de interés, 404 Destinos, 11 visitas hoy.