La catedral de Santa María de Mediavilla de Teruel es una de las construcciones más características del mudéjar en España, y una de las escasas catedrales españolas, junto con la de Tarazona, construidas en este estilo.
Actualmente, la catedral está considerada como BIC (Bien de Interés Cultural). Fue declarada Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931.[2]
La torre, la techumbre y el cimborrio son Patrimonio de la Humanidad desde 1986.[3]
En el mismo estilo gótico-mudéjar, ya en el siglo XIV se sustituyeron los ábsides románicos por otros, como se puede apreciar en la cabecera de la capilla mayor. Se redujo con ello a la mitad el número de soportes, lo que dio una mayor luminosidad y espaciosidad a las naves de arcos apuntados. También los muros fueron recrecidos. En 1423, ya con el aspecto mudéjar con que, en lo fundamental, conocemos el templo actualmente, el pontífice aragonés Benedicto XIII, el llamado «Papa Luna» la elevó al rango de Colegiata.
Ya en estilo plateresco-mudéjar, fue construido en 1538 el cimborrio de la nave central, obra de Martín de Montalbán. Fue edificado de planta octogonal sobre trompas y presenta en su exterior ventanas ajimezadas con decoraciones platerescas. Más tarde, en 1587, con la creación de la diócesis de Teruel, fue promovida a Catedral y consagrada como tal. Por último en 1909 se aborda la edificación de la fachada en estilo neomudéjar, obra de Pablo Monguió.
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