Antigua Guatemala

La ciudad de Antigua Guatemala es la cabecera del departamento de Sacatepéquez, Guatemala. Ubicada a aproximadamente 25 kilómetros al oeste de la Ciudad de Guatemala, se trata de una ciudad colonial rodeada por volcanes que ha sido preservada durante siglos. Esto la ha convertido en uno de los destinos turísticos principales del país y, por ende, en una de las ciudades más importantes.

Durante la época virreinal era conocida como Santiago de los Caballeros de Guatemala. Fue la capital de la Capitanía General de Guatemala, entre 1541 y 1776, año en que la capital fue trasladada al Valle de la Ermita luego de que los terremotos de Santa Marta arruinaran la ciudad por tercera vez en el mismo siglo.[4]​ Este hecho fue utilizado por las autoridades civiles como excusa para debilitar a las autoridades eclesiásticas —siguiendo las recomendaciones de las Refor...Leer más

La ciudad de Antigua Guatemala es la cabecera del departamento de Sacatepéquez, Guatemala. Ubicada a aproximadamente 25 kilómetros al oeste de la Ciudad de Guatemala, se trata de una ciudad colonial rodeada por volcanes que ha sido preservada durante siglos. Esto la ha convertido en uno de los destinos turísticos principales del país y, por ende, en una de las ciudades más importantes.

Durante la época virreinal era conocida como Santiago de los Caballeros de Guatemala. Fue la capital de la Capitanía General de Guatemala, entre 1541 y 1776, año en que la capital fue trasladada al Valle de la Ermita luego de que los terremotos de Santa Marta arruinaran la ciudad por tercera vez en el mismo siglo.[4]​ Este hecho fue utilizado por las autoridades civiles como excusa para debilitar a las autoridades eclesiásticas —siguiendo las recomendaciones de las Reformas Borbónicas emprendidas por la corona española en la segunda mitad del siglo xviii[5]​ obligando a las órdenes regulares a trasladarse de sus majestuosos conventos a frágiles estructuras temporales en la nueva ciudad.[6]

A partir del traslado, la ciudad pasó a llamarse «arruinada Guatemala», «Santiago de Guatemala antiguo» y la «antigua ciudad». Fue abandonada por todas las autoridades reales y municipales, y en 1784 por las dos últimas parroquias: Candelaria y Nuestra Señora de los Remedios, quedándose también sin autoridades eclesiásticas.[7]​ Pocos años después, el arzobispo Cayetano Francos y Monroy autorizó el funcionamiento de tres parroquias interinas que llevaron el nombre de sus antecesoras: San Sebastián, Candelaria y Los Remedios, en donde se guardó la mayor cantidad de obras de arte religioso que permaneció en la Antigua Guatemala desde ese período.[8]

Tras la Independencia de Centroamérica, en 1821, Antigua recuperó la categoría de ciudad y fue nombrada como cabecera del departamento de Sacatepéquez.[9]​ Así mismo, el Estado de Guatemala estableció circuitos y distritos para la aplicación de justicia por medio de juicios de jurados en 1825, y la Antigua Guatemala fue asignada como sede del circuito homónimo en el distrito n.º 8 (Sacatepéquez).[10]

La ciudad fue designada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.[11][12]

En el siglo xxi, es un importante destino turístico guatemalteco por su bien preservada arquitectura barroca española con fachadas barrocas del Nuevo Mundo, así como un gran número de ruinas de iglesias católicas, incluso aún después de los severos daños que sus estructuras sufrieron por el abandono en que estuvieron entre 1776 y 1940[4][13]​ y por los terremotos de 1874,[14]​ de 1917[13]​ y de 1976.[15]​ También es reconocida por las solemnes procesiones de Semana Santa, que se han realizado anualmente desde antes del traslado de la capital a la Nueva Guatemala.[16]​ De acuerdo con el censo oficial de 2018, tiene una población de 46 054 habitantes.[17]

 Boceto de la tragedia en Santiago de los Caballeros de Goathemala.

Fue la tercera sede de la capital de la Capitanía General de Guatemala que comprendía a los actuales Estados de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, así como Chiapas en México. Luego de la destrucción por inundación de la segunda ciudad el 11 de septiembre de 1541, ubicada en el Valle de Almolonga (barrio de San Miguel Escobar en Ciudad Vieja, Sacatepéquez en el siglo xxi) en las faldas del Volcán de Agua —a donde había sido llevada tras abandonar el primer asentamiento en Iximché (Tecpán), en 1527-. El 27 de septiembre se eligió una comisión de dos alcaldes y once ciudadanos para que inspeccionaron el área y recomendaran un nuevo lugar para trasladar allí la ciudad, y a los dos días retornaron y asegurando que el sitio idóneo era el Valle de Tianguecillo, a donde ordenó el cabildo que se mudaran los pobladores.[1]​ Pero, antes de que se realizara el traslado, arribó el ingeniero Juan Bautista Antonelli, constructor de ciudades y villas, quien recomendó que la ciudad fuera trasladada al Valle de Panchoy —o Valle del Tuerto—, porque «en él se aparta el peligro de los volcanes, que nunca podrán inundarla, está resguardada del Norte, con los cerros que la rodean; tiene abundancia de aguas, que naciendo muy altas corren por este valle sobre la faz de la tierra, y se pueden encañar y llevar fácilmente a todas partes; que dicho terreno es llano, y por esto cómodo para la formación de las plazas, calles y casas; y tan dilatado, que por mucho aumento que tome la Ciudad, tendrá suelo donde extenderse, hasta ocho, o nueve leguas de circunvalación. [Además], que dicho sitio en todos tiempos está bañado de Sol, y es tan fértil, que todo el año se ve cubierto de hierba, y por esta parte es bueno para apacentar bestias y ganados. [Finalmente], en sus inmediaciones hay gran proporción para fabricar tejas, ladrillo y adobes, que en los cerros que rodean el valle se encuentran canteras a distancia de dos o tres millas; y no lejos se halla la cal y el yeso.»[2]

La nueva ciudad fue construida a partir de 1543 en el Valle de Panchoy, y establecida como cabecera de la Real Audiencia de Guatemala en 1549.[3]​ Durante su desarrollo y esplendor fue conocida como una de las ciudades más hermosas de las Indias Españolas. La ciudad se trazó en forma rectilínea, con las calles orientadas de norte a sur y de este a oeste, con una plaza central. Para los edificios eclesiásticos y de gobierno fueron designados lugares importantes alrededor de la plaza central;[4]​ a esta plaza también se le llamó Plaza Mayor, Plaza Real y Plaza de Armas. Entre 1549 y 1563, las propiedades al sureste de la plaza mayor fueron vendidas a la corona y ocupadas por el primer presidente de la Real Audiencia de los Confines: el licenciado Alonso López Cerrato. quien además fungió como gobernador y capitán general.[4][a]​ El edificio que se construyó originalmente era pequeño de artesonado con portal, techo de teja y paredes de adobe. La ciudad estaba rodeada por tres volcanes, montañas, planicies y cerros; a este territorio se le llamó «Valle de Guatemala» y contaba con setenta y tres pueblos, dos villas y la propia ciudad de Santiago de los Caballeros.[5]

Debido a los constantes problemas entre los conquistadores y los representantes de la corona enviados por el rey de España, la Audiencia de los Confines se suprimió en 1565.[b]​ En 1570 se reinstauró la audiencia, esta vez independiente del virrey de México y se le llamó Audiencia de Guatemala.[6]

Los monjes franciscanos fueron los primeros en mudarse al valle de Panchoy, la capital del Capitanía General de Guatemala y construyeron una capilla en el solar en el que posteriormente se construyó la iglesia de la Escuela de Cristo. Esta capilla fue destruida en 1575 por un terremoto y durante los siguientes diez años se hicieron colectas para construir el nuevo complejo, a dos cuadras del anterior.[c]​ El complejo franciscano se convirtió en un importante centro cultural y religioso para todo la Capitanía General de Guatemala: teólogos, juristas, filósofos, físicos y matemáticos estudiaron en su colegio de San Buenaventura, que estaba ubicado en donde actualmente están las ruinas del monasterio. En el colegio también estudiaron Cristóbal de Villalpando, Tomás de Merlo y Alonso de Paz.[6]

La primera edificación de una iglesia catedral fue iniciada el año de 1545 con los escombros traídos del destruido asentamiento en el valle de Almolonga;[7]​ su construcción fue entorpecida por los frecuentes sismos a lo largo de los años.

 Fuente de las Sirenas, colocada por Diego de Porres en 1737,[8]​ plaza central de Antigua Guatemala.

La ciudad fue la última morada del cronista español Bernal Díaz del Castillo, quien también fue sepultado en una de las iglesias; también se conserva la que fue su última residencia y otros sitios históricos coloniales.

La construcción de las Casas Reales para la residencia del capitán general y los oidores de la Real Audiencia de los Confines se inició en 1558. En el lugar se ubicaban la Caja Real, la cárcel, el cuartel del Batallón de Dragones, la Sala de Armas, las casas de habitación de los oidores y cabellerizas huertos y bodegas.[4]

La Iglesia, Convento y Colegio de la Compañía de Jesús fue creada a través de Real Cédula del 9 de agosto de 1561. Esta manzana jesuítica, donada en parte por el cronista Bernal Díaz del Castillo, comprendía tres claustros y un templo, y vivían en él por lo menos doce jesuitas.[9]

En el siglo xvi ocurrieron varios terremotos de consideración en las siguientes fechas: 21 de marzo de 1530, 11 de septiembre de 1541, 1565, 1575, 30 de noviembre de 1577 y 23 de diciembre de 1585[10]

Eventos del siglo XVII

Los jesuitas fundaron el colegio de San Lucas de la Compañía de Jesús en 1608, el cual adquirió gran fama y no tenía rival en cuanto a la enseñanza de primeras letras y gramática; a él asistió lo más florido de la sociedad de Santiago, tales como Francisco Antonio Fuentes y Guzmán, el cronista Francisco Vázquez y Pedro de Betancourt.[11]

El 18 de julio de 1626 se inauguró el templo de la Compañía de Jesús, el cual sufrió continuas renovaciones debido a los constantes terremotos que azotaron a la ciudad durante los siglos xvi a xviii.[9]

Los religiosos de San Juan de Dios fundaron su convento en 1636 y a partir de entonces estuvieron a cargo de los hospitales en el Capitanía General de Guatemala.[12]​ Los hospitales eran: San Alejo —para indígenas—, San Pedro —para eclesiásticos—, Santiago —para españoles y mulatos—, San Lázaro. Este último fue entregado a los Hermanos de San Juan de Dios en 1667 por los dominicos que lo habían administrado hasta entonces y en 1685, San Alejo y Santiago se unieron, formando el hospital de San Juan de Dios.[13]

El templo de la Escuela de Cristo fue fundado en la parroquia de Nuestra Señora de los Remedios en 1664 y desde 1689 era conocido como la congregación de San Felipe de Neri.[14]​ Por su parte, alrededor de 1690 los jesuitas fundaron otro colegio: el «San Francisco de Borja», en donde luego estudió y fungió como rector el poeta y sacerdote Rafael Landívar, S.J..[15]

En el siglo xvii había dos tipos de monjas: descalzas y urbanistas.[16]

Tipos de monjas en Antigua Guatemala[16]​ Atributo Monjas descalzas Monjas urbanistas Denominación Recoletas o de vida común. Calzadas o de vida particular. Costo de ingreso Ninguno Dote en especie o una propiedad que produjera réditos para la congregación. Tipo de vida De clausura De clausura Rezo En el coro. En el coro. Regla de austeridad Estricta: dependían de la limosna, guardaban silencio en todo momento, excepto para rezar y nunca tomaban chocolate.[d]​ Relajada: podían tener ingresos y beber chocolate, excepto durante el ayuno. Habitaciones Vida en común en salas de recreación de labores. Poseían una celda minúscula que sólo les servía para dormir. Sin vida en común. Vivían en una celda grande que era prácticamente una casa de reducidas dimensiones. Alimentación Comían juntas en silencio en refectorios. No podían comer carne. Preparaban sus propios alimentos. Les estaba permitido comer carne fuera del ayuno. Servicio Realizaban las labores, o se servían del servicio comunitario de la congregación Podían tener sirvientes personales. Vestimenta Ropas austeras de fibras rústicas. Ropajes finos; solían utilizar joyas. Calzado Sandalias sencillas[e]​ Zapatos o zapatillas. Atribuciones especiales Ninguna. Maestras de las niñas encargadas al convento.
El Santo Hermano Pedro  Pedro de San José de Betancur. Misionero franciscano canario en Guatemala y fundador de la Orden de los Betlemitas. En la imagen, escultura del Santo en la Cueva del Santo Hermano Pedro al sur de Tenerife.

El Santo Hermano Pedro llegó a tierras guatemaltecas en 1650 procedente de su natal Tenerife; al apenas desembarcar sufrió una grave enfermedad, durante la cual tuvo la primera oportunidad de estar con los más pobres y desheredados. Tras su recuperación quiso realizar estudios eclesiásticos pero, al no poder hacerlo, profesó como terciario franciscano en el Convento de San Francisco en Santiago de los Caballeros. Fundó centros de acogida para pobres, indígenas y vagabundos y también fundó la Orden de los Hermanos de Nuestra Señora de Bethlehem en 1656, con el fin de servir a los pobres.[17]​ Por otro lado, fue el primer alfabetizador de América y la Orden de los Betlemitas, a su vez fue la primera orden religiosa nacida en el continente americano; El Santo Hermano Pedro fue un hombre adelantado a su tiempo, tanto en sus métodos para enseñar a leer y escribir a los analfabetos como en el trato dado a los enfermos.[17]

El 7 de abril de 1669 el templo original de lo que después sería la Catedral de Antigua Guatemala, fue demolido y un segundo santuario fue inaugurado en 1680 bajo la dirección de Juan Pascual y José de Porres,[18]​ existiendo también constancia de que en su reconstrucción trabajó el ingeniero e imaginero español Martín de Andújar Cantos.

Primera imprenta en Guatemala

En 1660 llegó a Santiago de los Caballeros de Guatemala el impresor José de Pineda Ibarra, contratado por los eclesiásticos guatemaltecos. Trabajó en impresión, encuadernación y en compra y venta de libros. Murió en 1681, y heredó la imprenta a su hijo Antonio, quien la siguió operando hasta su muerte en 1721.

Fundación de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo  Pintura de 1676 que muestra a la Catedral ya casi terminada. Patio de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo. Fotografía de 1971.

El primer obispo de Guatemala, Francisco Marroquín, envió al Monarca Español una carta en 1548, en que solicitó la fundación de una universidad en la Ciudad de Guatemala, esta solicitud no tuvo respuesta. Hacia el final de su vida, en 1562, Marroquín decidió dejar en su testamento un caudal para fundar un colegio, el de Santo Tomás de Aquino, en donde se impartieran cátedras de gramática, artes o filosofía y teología. Los beneficiarios de esta obra pía sería los hijos de españoles pobres, ya que estos no podían trasladarse a ciudades donde había universidades reales, como México. La heredad del obispo ha sido interpretada también como el origen de la universidad. Sin embargo, el prelado tenía muy clara la diferencia entre un colegio -residencia de estudiantes, con o sin cátedras- y un a universidad o Estudio General, donde se otorgaban grados. Al respecto, el historiador John Tate Lanning afirma que: «Este testamento es tan bien conocido que algunos que ni siquiera lo han visto han leído en él muchas cosas que no están allí. En ninguna parte menciona Marroquín una universidad, mucho menos declara intención de establecer alguna...»[19]​ Lo que sí está documentado es que el alcalde Pedro Crespo Suárez al morir, donó veintemil pesos para la institución de cátedras de la universidad «que se está gestionando».[20]

Los jesuitas se interpusieron a la fundación de la Universidad, ya que no les parecía que los mercedarios, franciscanos y dominicos tomaran la iniciativa en cuestiones religiosas y educativas.[20]​ Después de varias décadas, alegatos y peticiones, el rey Carlos II expidió una real cédula, con fecha de 31 de enero de 1676, que dio licencia a la capital del Capitanía General de Guatemala para fundar una universidad real o «Estudio General» —como también se les denominaba a las universidades durante la colonia española. Esta sería la tercera universidad real y pública de la América hispánica, y la segunda en la Nueva España.[f]​ Después de un conflictivo proceso de organización, cinco años después de expedida la cédula real, la Universidad de San Carlos inició las lecciones de cinco de sus nueve cátedras, el 7 de enero de 1681, con más de sesenta estudiantes matriculados y siendo el Rector el Doctor José de Baños y Soto Mayor, arcediano de la Catedral, Predicador del Rey de España y Doctor de la Universidad de Osuna.[20]​ La universidad fue inaugurada bajo el patrocinio de San Carlos Borromeo, dictando sus estatutos don Francisco Saraza y Arce, copia de los de México que, a su vez, eran adaptación de los de la Universidad de Salamanca en España.

Algunos de los catedráticos electos no tomaron posesión de sus sillas, debido a sus ocupaciones como procuradores y su pronta salida del reino, otros porque consideraron que su nueva categoría, como "interinos" y no como "propietarios" de la cátedra, no eran digna de su prestigio, y uno más, el catedrático de medicina, nunca llegó a Guatemala porque se encontraba en la Real Universidad de México leyendo otra cátedra. La constitución universitaria exigía la libertad de cátedra, asimismo obligaba a que se leyesen doctrinas filosóficas contrarias para motivar la dialéctica y la discusión de ideas.

La universidad San Carlos de Guatemala recibió la aprobación papal por bula del 18 de junio de 1687, diez años después de su fundación y seis años después de que comenzaran las clases.

Otros eventos del siglo XVII

Para 1678 el Palacio de los Capitanes Generales ya era un edificio de dos niveles, con portal y columnas de madera y con techo de teja con alero.[4]

Tanto la capilla como el convento de San Francisco fueron expandidos durante el siglo xvii; en 1684 la estructura fue reforzada y logró resistir el terremoto de 1691. Una nueva iglesia franciscana fue construida por Diego de Porres e inaugurada en 1702.

En 1685 dos misioneros de los monjes recoletos llegaron a la ciudad de Santiago de los Caballeros, y cuando algunos monjes de la orden llegaron en las años siguientes, le pidieron permiso al Ayuntamiento -autoridades locales elegidas por los criollos guatemaltecos- para construir un monasterio; pero en 1695, el Ayuntamiento les hizo saber que no había suficientes frailes para justificar la construcción y que además ya había suficientes monasterios en la ciudad. Ante esta negativa, los frailes se dirigieron a la Audiencia (autoridades enviadas por el Rey de España) la cual sí autorizó la construcción en 1700, por un decreto real.[21]​ En 1701 se inició la construcción de los edificios, y seis años después se colocó la primera piedra de la iglesia. En 1708 se completaron el convento, la biblioteca y la enfermería. La iglesia de La Recolección fue inaugurada el 23 de mayo de 1717.[21]

En el siglo xvii ocurrieron varios terremotos de consideración el 13 de febrero de 1651, el 4 de marzo de 1679 y el 12 de febrero de 1689.[10]

Eventos del siglo XVIII

El 5 de agosto de 1717 fue consagrada la imagen de Jesús Nazareno de la Merced; la imagen fue traslada a la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes en la zona 1 de la Ciudad de Guatemala, en 1776. Años antes, la ciudad de Santiago de los Caballeros había sufrido los embates de los terremotos de San Miguel 1717, los cuales dañaron la estructura de la ciudad.[21][14]

Terremotos de San Miguel  Monja profesionista de la Orden de la Inmaculada Concepción en México. Un atuendo similar era utilizado por las monjas profesionistas de dicha orden en Santiago de los Caballeros de Guatemala en los siglos xvii y xviii.
La Iglesia del Gran P. S. Agustín, nueva á expensas de la generosidad de N. Catholico Rey D. Phelipe V -que de Dios goza- ha quedado peor, que si estuviera por los suelos, pues necesitan los PPs. de mucha costa para derribarlos, y de ingenioros arbitrios para que nó peligren los operarios; á esto se agrega, que el Convento está inhabitable, y sus moradóres en rara incomodidad, y pobreza suma. con aumento de dolor vi por mis ojos la ruina causada en la Iglesia, y Convento de Nrá. Madre y Sra. de las Mercedres, y no puedo paras en silencio quanto acaeció en la ruina de la referida Iglesia... Hoy está colocada la Sacratissima Imagen en la Portería con la Venerable, y Sagrada Imagen de Jesús Nazareno, que allí se venera, la que padeció; porque aunque la Bobeda de su Capilla está del todo destruida, se mantuvo en pié.
—Agustín de la Caxiga y Rada: Breve relación de el lamentable estrago, que padeció esta ciudad de Santiago de Guathemala, con el terremoto del día quatro de marzo, de este año de 1751.[22]

Los terremotos más fuertes que vivió la ciudad de Antigua Guatemala antes de su traslado definitivo en 1776 fueron los terremotos de San Miguel en 1717. El 27 de agosto hubo una erupción muy fuerte del Volcán de Fuego, que se extendió hasta el 30 de agosto; los vecinos de la ciudad pidieron auxilio al Santo Cristo de la catedral y a la Virgen del Socorro que eran los patronos jurados contra el fuego del volcán. El 29 de agosto salió la Virgen del Rosario en procesión después de un siglo sin salir y hubo muchas más procesiones de santos hasta el día 29 de septiembre, día de San Miguel; los primeros sismos por la tarde fueron leves, pero a eso de las 7 de la noche se produjo un fuerte temblor que obligó a los vecinos a salir de sus casas; siguieron los temblores y retumbos hasta las cuatro de la mañana. Los vecinos salieron a la calle y a gritos confesaban sus pecados, pensando lo peor.[23]

Los terremotos de San Miguel dañaron la ciudad considerablemente. El Real Palacio sufrió daños en algunos cuartos y paredes. También hubo un abandono parcial de la ciudad, escasez de alimentos, falta de mano de obra y muchos daños en las construcciones de la ciudad; además de numerosos muertos y heridos.[23]​ Estos terremotos hicieron pensar a las autoridades en trasladar la ciudad a un nuevo asentamiento menos propenso a la actividad sísmica; los vecinos de la ciudad se opusieron rotundamente al traslado, e incluso tomaron el Real Palacio en protesta al mismo. Al final, la ciudad no se movió de ubicación, pero el número de elementos en el Batallón de Dragones para resguardar el orden fue incrementado considerablemente.[24]​ El propio capitán general Francisco Rodríguez de Rivas -que gobernó de 1717 a 1724- donó de sus propios fondos para reconstruir el oratorio de San Felipe Neri y la parroquia de El Calvario.[25][26]

Los daños en el palacio fueron reparados por Diego de Porres, quien los terminó de componer en 1720; aunque hay indicios de que hubo más trabajos de Porres hasta 1736.[4]

La construcción del convento e iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza fue aprobada por Felipe V en 1725 justo cuando llegaron las monjas de la Orden de Clarisas Capuchinas a la población.[27]​ La obra fue iniciada en 1731 y consagrada el año de 1736 bajo la supervisión de Diego de Porres. Fue el último convento fundado en la ciudad y después pasó a llamarse Convento de las Capuchinas.[28]

La reconstrucción ocurrió en 1730 bajo la dirección del arquitecto Mayor Diego de Porres. Su fachada ostenta una arquitectura renacentista y es fabricada de piedra, como la iglesia de las Capuchinas, característica que las diferencia de los demás templos de la localidad.[14]

El terremoto del 29 de septiembre de 1717 dejó inhabitable el edificio del colegio de San Lucas de los jesuitas; el sismo partió la torre y destruyó la portada dejando esta última a dos tercios de su altura. El maestro mayor de obras de la ciudad, Diego de Porres, comprobó los daños que tenía la edificación y calculó que se necesitarían entre cinco mil y seis mil pesos para repararla. Tres años después, los jesuitas ya habían reconstruido el edificio y, de acuerdo al Maestro mayor de obras, estaba mucho más bello que la construcción original.[29]

La iglesia principal de la ciudad obtuvo rango de Catedral Metropolitana en 1743, constituyéndose como la más lujosa de Centroamérica en ese tiempo.[7]

Terremotos de San Casimiro  Plano general de la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala poco después del Terremoto de San Casimiro. Elaborado por el ingeniero Francisco Vela.

Los sismos continuaron y el 4 de marzo de 1751 el terremoto de San Casimiro dañó la ciudad nuevamente.[21]​ en ese oportunidad, el Palacio Real sufrió cuantiosos daños y hubo de ser reconstruido totalmente. El encargado de la reconstrucción fue el arquitecto mayor Luis Diez de Navarro, a quien las autoridades de la corona española le solicitaron que el edificio se asemejara al edificio de la sede del poder criollo de Guatemala, el Ayuntamiento, y que tuviera un portal de columnas de piedra con cúpulas en cada sector de intercolumnio, además de ser abovedado el techo del conjunto.[30]

El terremoto de San Casimiro también dañó completamente el cimborrio de la iglesia de la Compañía de Jesús, obligando nuevamente a los jesuitas a solicitar la ayuda de los fieles de la comunidad para rehacer el edificio, que nuevamente quedó catalogado como uno de los más hermosos de toda Guatemala.[29]

Un período de prosperidad comienza después del terremoto y la ciudad se beneficia de diferentes obras públicas entre las que se encuentran el empedrado de calles y la fabricación de acueductos para traer agua potable. El perímetro de la Plaza Mayor se arregla, incluyéndose el Palacio del Ayuntamiento, cuya construcción se concluyó entre 1765 y 1768, y de la Audiencia. El 17 de julio de 1753 concluyen las obras de renovación del empedrado del patio del templo de la Compañía de Jesús.[29]​ El arquitecto Juan de Dios Estrada estuvo a cargo de la construcción de la Iglesia de La Merced desde 1749 y el templo de estilo ultrabarroco guatemalteco fue inaugurado en 1767 y cuenta con dos torres-campanarios.

Las reformas borbónicas  Rey Carlos III de España, promotor de las reformas borbónicas.

En 1754, en virtud de una Real Cédula parte de las Reformas Borbónicas, todos los curatos de las órdenes regulares fueron traspasados al clero secular.[31]

En 1765 se publicaron las reformas borbónicas de la Corona española, que pretendían recuperar el poder real sobre las colonias y aumentar la recaudación fiscal.[32][33]​ Con estas reformas se crearon los estancos para controlar la producción de las bebidas embriagantes, el tabaco, la pólvora, los naipes y el patio de gallos. La real hacienda subastaba el estanco anualmente y un particular lo compraba, convirtiéndose así en el dueño del monopolio de cierto producto. Ese mismo año se crearon cuatro subdelegaciones de la Real Hacienda en San Salvador, Ciudad Real, Comayagua y León y la estructura político administrativa del Reino de Guatemala cambió a quince provincias:[34]

Además de esta redistribución administrativa, la corona española estableció una política tendiente a disminuir el poder de la Iglesia católica,[35]​ el cual hasta ese momento era prácticamente absoluto sobre los vasallos españoles. La política de disminución de poder de la iglesia se basaba en la Ilustración y tenía seis puntos principales: declive del legado cultural jesuítico, tendencia hacia una cultura laica y secularizada, actitud decididamente racionalista, de herencia cartesiana, valoración de la ciencia natural sobre el dogma religioso, una crítica al papel de la Iglesia dentro de la sociedad y de sus organismos derivados, sobre todo de las cofradías y hermandades,[36]​ y favorecimiento del regalismo.

Los Terremotos de Santa Marta (1773)
Cronología del terremoto de Santa Marta[37][38][39]​ Día Hora Suceso 29 de julio 3:40 p. m. Se produce el primer temblor rápido, pero tan violento que hizo salir a los habitantes de sus casas. 29 de julio 3:50 p. m. Un segundo temblor, mucho más fuerte, provocó la destrucción inmediata de los edificios que se hundían o desplomaban con estrépito. El movimiento fue tanto horizontal, como vertical y nadie podía mantenerse en pie, ni aun de rodillas. Se abrieron grietas en el suelo y una espesa nube de polvo envolvió a la ciudad; hombres y animales tuvieron que acostarse en el suelo para no caer y los empedrados de las calles saltaron por los aires. A pesar de la violencia del sismo, y de que algunas personas murieron cuando la nube de polvo los cegó, se salvaron muchas vidas porque los habitantes de la ciudad habían salido de sus residencias tras el primer temblor. 29 de julio 6:00 p. m. Se empezó a buscar abrigos improvisados y se pidió misericordia a Dios. Se menciona que las autoridades de la Audiencia y del ayuntamiento estaban «como atontecidos, con el ánima conturbada». 29 de julio 7:00 p. m. -5:00 a. m. Fuertes tormentas eléctricas se desataron sobre la ciudad. Se sintieron retumbos de tierra y réplicas del terremoto.[40]​ 30 de julio 6:00 a. m. Amaneció tranquilo. El ayuntamiento dispuso establecer una carnicería en la plaza.[40]​ 2-4 de agosto N/A Fueron celebradas «Juntas Generales» presididas por el gobernador Martín de Mayorga y adonde se hicieron presentes las autoridades locales, entre ellas el Arzobispo Pedro Cortés y Larraz. En la reunión se decidió informar al Rey Carlos III y al Consejo de Indias sobre los destrozos. Importante fue el informe del maestro mayor de obras Bernardo Ramírez quien declaró que los edificios eran inhabitables y que una demolición de las ruinas sería oneroso. 7 de septiembre N/A Temblor de magnitud considerable, que derribó algunos edificios que habían quedado dañados desde el 29 de julio. 13 de diciembre N/A Dos fuertes sismos sobrevinieron en la zona, desatando un nuevo enjambre sísmico, lo que reforzó la posición de quienes preferían la mudanza.[41]
Juarros, 1818, p. 264. Juarros, 1818, p. 265. Sociedad Estatal Quinto Centenario, 1993, p. 13. a b c d e f Rodríguez Girón, Flores y Garnica, 1995, p. 585. Melchor Toledo, 2011, p. 49. a b c d Melchor Toledo, 2011, p. 50. a b Antigua Guatemala en línea, s.f. Calderón, 2011. a b Melchor Toledo, 2011, p. 62. a b Cadena, 1774, p. 19. Johnston Aguilar, Rene (2001). «Proyecto arqueológico en el claustro norponiente de la Compañia de Jesús, Antigua Guatemala». Academia. Archivado desde el original el 10 de febrero de 2015.  Melchor Toledo, 2011, p. 63. Melchor Toledo, 2011, p. 64. a b c Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas escuela Melchor Toledo, 2011, p. 62 a b c d Anchisi de Rodríguez, 2014 a b Esparza, s.f.. Antigua Guatemala en línea, 5 de noviembre de 2010. Tate Lanning, 1977, p. 8. a b c Hernández de León, 1928. a b c d Consejo Nacional para la Protección de la Antigua, s.f. Melchor Toledo, 2011, p. 106. a b Melchor Toledo, 2011, p. 104. Rodríguez Girón, 1995, p. 585. Gómez Carrillo, 1886, pp. 94-95. Fuentes y Guzmán, 1883, p. 182. «Clarisas y Terciarias Capuchinas». Consultado el 5 de noviembre de 2014.  Antigua Guatemala online, s.f. a b c Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, 2008, p. 9. Rodríguez Girón, Flores y Garnica, 1995, p. 586. Juarros, 1818, p. 338. Melchor Toledo, 2011, p. 110. Estrada Herrera, s.f., pp. 3-4 Melchor Toledo, 2011, p. 111 Melchor Toledo, 2011, p. 111. Melchor Toledo, 2011, p. 112. Moncada Maya, 2003. Cadena, 1774, p. 20-21. Melchor Toledo, 2011, p. 122. a b Melchor Toledo, 2011, p. 123. Cadena, 1774.


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