Saint-Malo

Saint-Malo (en galó, Saent-Malo; en bretón, Sant-Maloù) es una comuna francesa, situada en la región de Bretaña en el departamento de Ille y Vilaine, de donde es una subprefectura.

Estación balnearia conocida por su ciudad cercada y su relación con el mar, la ciudad es una de las más visitadas de Bretaña y su población alcanza los 200 000 habitantes en verano.[8]​ Fruto de una rica historia marítima, es un puerto importante (de recreo, de pesca, de comercio y de viajeros) y un centro económico. Su centro histórico tiene la particularidad de estar amurallado completamente, con una construcción que se remonta al siglo XIII.

Prehistoria y antigüedad

La historia de Saint-Malo se remonta a la época gala: los corosiolitas ocupan el sitio en primer lugar. Bajo la influencia romana la ciudad de Corseul (tierra adentro) se desarrolla quitándole habitantes y recursos a Alet. Pero Alet sigue siendo un puerto importante a tal punto que en el siglo III después de Cristo los romanos deciden fortificarla. En esa época la isla donde en el futuro estará Saint-Malo sigue deshabitada.

Cuando se retiró el ejército romano (16 de enero de 423) Alet sufre de varios ataques venidos del norte. Es después que Saint-Malo viniendo del actual Gales, se instala sobre la isla que toma el nombre de Saint-Malo en 541.

El nombre de esa localidad francesa es un homenaje a Saint-Malo (en castellano, san Maclovio, del bajo latín Maclovius), un monje nacido en Gales hacia fines del siglo VI, que fundó varios monasterios en la Bretaña francesa.

Edad Media

Durante la Alta Edad Media el asentamiento más importante de la zona siguió siendo la ciudad de Aleth, donde se construyó una catedral carolingia, hasta que los repetidos ataques normandos hicieron que la población se refugiara progresivamente en Saint-Malo, a donde se trasladó igualmente la sede episcopal a mediados del siglo XII. Saint-Malo creció y se configuró durante el resto de la Edad Media como un importante puerto que disfrutó de su situación a caballo entre el ducado de Bretaña y el reino de Francia. Es así como pasó varias veces del dominio bretón al francés a finales del siglo XIV y durante el siglo XV, conservando sin embargo una marcada autonomía que le llevó a declararse independiente durante breves periodos. Buena prueba de este espíritu de independencia es el lema: "Ni bretón ni francés: malvino soy" (Ni Breton ni Français, Malouin suis).

Edad Moderna

El 11 de marzo de 1590, Saint-Malo proclama su independencia del Reino de Francia (1594-1791) y se vuelve la República de Saint-Malo. El episodio de cuatro años se terminará el 5 de diciembre de 1594 con la conversión al catolicismo del rey Enrique IV.

 Mapa inglés representando Saint-Malo.

Tras la anexión definitiva del Ducado de Bretaña a Francia, y con el descubrimiento de América y el desarrollo de los intercambios comerciales ultramarinos, Saint-Malo se convirtió en un emporio económico. Tuvo numerosos comerciantes y armadores que actuaron en Europa y las Indias, y con las fortunas que acumularon construyeron en los alrededores de la ciudad mansiones rurales denominadas malouinières. De esta época datan personajes famosos como Jacques Cartier (descubridor de Canadá) o corsarios como Duguay-Trouin, René Moreau de Maupertuis y, algo más tarde, Surcouf.

El desarrollo de Saint-Malo es frenado por la Revolución francesa. El episodio más traumático fue el fusilamiento en las dunas de Talard de 60 «contra-revolucionarios» de la Armada vendeana en diciembre de 1793. El más joven tenía 16 años y el mayor 19.

Edad Contemporánea

Siglo XIX y comienzos del XX

 Vista de Saint-Malo desde la playa Du Pont, al norte de la ciudad.

Tras los episodios revolucionarios, Saint-Malo continuó su tradición marinera con el desarrollo de la pesca en alta mar, que hasta bien entrado el siglo XX fue una de las actividades principales de la ciudad. Sin embargo el turismo balneario llegó a la ciudad a mediados del siglo XIX e hizo que Saint-Malo fuera una de las estaciones balnearias más preciadas de Europa. René de Chateaubriand, un escritor romántico de las corrientes del siglo XIX, nació aquí, y sería finalmente enterrado en una tumba situada en la isla del Grand Bé.

Fruto del mencionado doble desarrollo económico, Saint-Malo se transformó a finales del siglo XIX y comienzos del XX: aparecieron numerosas mansiones y residencias secundarias a lo largo del Sillon, en Saint-Servan, Paramé y Rothéneuf, y el puerto se cerró finalmente mediante esclusas para impedir que estuviera sujeto a la acción de las mareas y hacer más eficaz el comercio marítimo y la pesca.

Segunda Guerra Mundial

Tras el Desembarco de Normandía y el avance aliado hacia Bretaña, las tropas alemanas se hicieron fuertes en Saint-Malo. Las tropas estadounidenses bombardearon intensamente la ciudad antes de que el general Andreas Maria Karl von Aulock se rindiese. En esta acción se utilizó por primera vez el napalm. La mayor parte de intramuros, así como el puerto, quedaron devastados.

Actualidad

Tras una restauración en estilo llevada a cabo pacientemente durante dos décadas, la vieja ciudad corsaria volvió a ocupar un lugar importante entre los destinos turísticos del norte de Europa, hasta el punto de que suele duplicar o triplicar su población durante el periodo estival.

Además del turismo, la ciudad ha sabido desarrollar una importante actividad industrial, lo que la sitúa como una ciudad de pequeño tamaño (apenas 50 000 habitantes) pero de gran dinamismo.

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