Califato de Córdoba

El Califato Omeya de Córdoba (en árabe: خلافة قرطبة; transliterado Khilāfat Qurṭuba) o Califato de Occidente, y oficialmente como el Segundo Califato Omeya,[1] fue un estado musulmán andalusí gobernado por la dinastía omeya, tras la autoproclamación del emir Abderramán III como califa en 929. Su territorio abarcaba Iberia y parte del norte de África, con capital en Córdoba. El Califato sucedió al emirato independiente instaurado por Abderramán I en 756.

El califato se desintegró a comienzos del siglo XI durante la Fitna de al-Ándalus, una guerra civil entre los descendientes del califa Hisham II y los sucesores de su háyib (oficial de la corte), Almanzor. En 1031, tras años de conflicto, el califato se fracturó en multitud de reinos musulmanes independientes conocidos como taifas.[2]​ Por otro lado, la época del Califato de Córdoba fue la de máximo esplendor político, cultural y comercial de Al-Ándalus, aunque también fue intenso en unos de los reinos de taifas.

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