دير سانت كاترين

( Monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí )

El Monasterio de la Transfiguración o Monasterio de Santa Catalina (en griego: Μονὴ τῆς Ἁγίας Αἰκατερίνης) está situado en la boca de un cañón de difícil acceso a los pies del monte Sinaí, en Egipto. Está construido donde la tradición supone que Moisés vio la «zarza que ardía sin consumirse». Se trata de uno de los monasterios más antiguos que continúan habitados. También se le conoce con el nombre de Monasterio de la Zarza Ardiente. Pertenece a la Iglesia ortodoxa autónoma de Monte Sinaí, dependiente de la Iglesia ortodoxa de Jerusalén. En 2002 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.[1]

El telón de fondo del monasterio de Santa Catalina son las tres montañas cerca de las cuales se encuentra: Ras Sufsafeh, posiblemente el bíblico monte Horeb, que alcanza su punto máximo a 1 km al oeste; Jebel Arrenzieb, q...Leer más

El Monasterio de la Transfiguración o Monasterio de Santa Catalina (en griego: Μονὴ τῆς Ἁγίας Αἰκατερίνης) está situado en la boca de un cañón de difícil acceso a los pies del monte Sinaí, en Egipto. Está construido donde la tradición supone que Moisés vio la «zarza que ardía sin consumirse». Se trata de uno de los monasterios más antiguos que continúan habitados. También se le conoce con el nombre de Monasterio de la Zarza Ardiente. Pertenece a la Iglesia ortodoxa autónoma de Monte Sinaí, dependiente de la Iglesia ortodoxa de Jerusalén. En 2002 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.[1]

El telón de fondo del monasterio de Santa Catalina son las tres montañas cerca de las cuales se encuentra: Ras Sufsafeh, posiblemente el bíblico monte Horeb, que alcanza su punto máximo a 1 km al oeste; Jebel Arrenzieb, que alcanza su punto máximo a 1 km al sur; y el monte Sinaí, conocido localmente como Jebel Musa, tradicionalmente identificado con el bíblico monte Sinaí; alcanza su punto máximo a 2 km al sur.[2][3]

El monasterio también alberga seis pozos, cuatro manantiales, un gran jardín rico en árboles frutales y dos molinos.[4]​ El estatus administrativo exacto de la iglesia dentro de la Iglesia Ortodoxa Oriental es ambiguo: algunos, incluida la propia iglesia, la consideran autocéfala,[5][6]​ otros la consideran una iglesia autónoma bajo la jurisdicción de la Iglesia Ortodoxa Griega de Jerusalén.[7]

El Gobierno egipcio ha desarrollado desde la década de 1960 las infraestructuras de transporte y la industria hotelera, reactivando el turismo internacional y la peregrinación, pero el aumento de la seguridad en la región, marcado por el atentado terrorista yihadista del 18 de abril de 2017 frente a un monasterio cuya autoría reivindicó la organización Estado Islámico,[8]​ está afectando al desarrollo turístico de la región.

 Moisés y la zarza ardiente. Icono del siglo XII

Santa Elena, la madre del emperador Constantino I el Grande, mandó construir una capilla en el lugar donde según la tradición Moisés habló con Dios en el episodio bíblico de la «zarza ardiente». Posteriormente el emperador Justiniano I mandó construir un monasterio en aquel lugar, junto a la capilla mencionada. El monasterio fue construido entre los años 527 y 565. Supuestamente la zarza que se conserva es la original, convirtiendo al monasterio en un lugar sagrado para las tres grandes religiones monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam. Aunque su verdadero nombre es Monasterio de la Transfiguración, es conocido también como Monasterio de Santa Catalina, recibiendo este nombre de Santa Catalina de Alejandría, una mártir cristiana que fue sentenciada a morir en la rueda de tortura. La tradición transmitió que la rueda se rompió y que finalmente fue decapitada. Su cuerpo fue trasladado por los ángeles al Monte Sinaí y los monjes del monasterio encontraron sus restos sobre el año 800, en una gruta de la montaña, momento a partir del cual el monasterio custodió sus reliquias y se convirtió en un importante centro de peregrinación.

 La Escalera del divino ascenso, Monasterio de Santa Catalina

Según un documento en posesión del monasterio, y supuestamente del puño y letra del mismo Mahoma, el mismo profeta dio su protección al monasterio tras haberle concedido refugio de sus enemigos. Gracias a este documento y a que se construyó una mezquita fatimí en el interior de sus muros, el monasterio perduró a la dominación musulmana de la región. La mezquita está cerrada y nunca ha sido usada ya que, por error, no está orientada hacia La Meca.

Los anacoretas del Sinaí fueron eliminados durante el siglo VII y solo el monasterio perduró gracias en parte a las fortificaciones que lo protegían. Este aún conserva los muros que servían de defensa. El acceso al interior del recinto se efectuaba hasta el siglo XX mediante una puerta elevada en el muro exterior. Las cruzadas aumentaron el interés de los peregrinos hacia el monasterio, que se convirtió en centro de peregrinaje entre los años 1099 y 1270. El monasterio se mantenía gracias a dependencias del mismo en Egipto, Palestina, Siria, Creta, Chipre y Constantinopla.

Fotografías por:
Joonas Plaan - CC BY 2.0
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