Ermita de San Baudelio de Berlanga

La ermita de San Baudelio (en español actual también San Baudilio) es una ermita mozárabe española que se encuentra en el pueblo de Casillas de Berlanga, en la provincia de Soria, es un anexo del Museo Numantino. Es un monumento de gran interés tanto por su arquitectura como por sus pinturas románicas, de una singularidad excepcional; además de que es uno de los escasos cenobios que en un momento tan temprano existían en la zona. Casi un milenio después de su construcción y pese a que parte de sus interesantísimas pinturas murales fueron vendidas a un marchante en 1922, y arrancadas de los muros tres años después, se la sigue conociendo hoy día como la «Capilla Sixtina del arte mozárabe». Como en el caso de tantas obras de arte trasladadas a museos y colecciones particulares fuera de su país o región de origen, la legalidad de la venta y posterior arrancado de las pinturas de su lugar de orig...Leer más

La ermita de San Baudelio (en español actual también San Baudilio) es una ermita mozárabe española que se encuentra en el pueblo de Casillas de Berlanga, en la provincia de Soria, es un anexo del Museo Numantino. Es un monumento de gran interés tanto por su arquitectura como por sus pinturas románicas, de una singularidad excepcional; además de que es uno de los escasos cenobios que en un momento tan temprano existían en la zona. Casi un milenio después de su construcción y pese a que parte de sus interesantísimas pinturas murales fueron vendidas a un marchante en 1922, y arrancadas de los muros tres años después, se la sigue conociendo hoy día como la «Capilla Sixtina del arte mozárabe». Como en el caso de tantas obras de arte trasladadas a museos y colecciones particulares fuera de su país o región de origen, la legalidad de la venta y posterior arrancado de las pinturas de su lugar de origen fueron objeto de controversia, y considerados un expolio desde el momento en que se conoció que la venta había tenido lugar, hasta que el Tribunal Supremo sentenció en 1925 que había sido legal, permitiendo su salida del territorio español. Las pinturas murales retiradas se conservan actualmente en diversos museos estadounidenses, y en el madrileño de El Prado.

La construcción de la ermita se enmarca en la época de la consolidación definitiva de los reinos cristianos en toda esta zona, hacia el año 1060, cuando tiene lugar la toma, por Fernando I, de Gormaz, Vadorrey, Aguilera, Berlanga y Bordecorex, que se encuentran camino de Medinaceli, que fue centro defensivo estratégico de la frontera musulmana desde el siglo X. Ha sido gracias a los análisis de dendrocronología y C-14 de las agujas de los muros, los estribos de los arcos del coro, dinteles y otros elementos de la construcción los que han determinado esta cronología.[1]

No se conoce nada cierto sobre su origen, si bien hay noticia documentada desde 1136 en que se trasladó la jurisdicción de la ermita y el monasterio a la diócesis de Sigüenza. Según la tradición, la gruta a la que se entra por la esquina sur del interior de la ermita, debió de servir en su día como habitáculo espiritual de algún eremita. En torno a esta gruta y al manantial que brota y que hace más habitable el paraje, se organizó a finales del siglo X un cenobio o monasterio que hipotéticamente debió quedar adscrito a la advocación de San Baudelio, mártir galorromano del siglo IV, del que parece que circularon algunas reliquias, procedentes de Nimes, por diversos lugares de la geografía hispano visigoda, llegando finalmente a Toledo. Según parece, los antiguos discípulos de San Baudelio solían habitar en parajes apartados ubicados en las inmediaciones de fuentes de agua para evocar, de ese modo, el lugar donde San Baudelio había sido enterrado.

Las reliquias bien pudieron, con motivo de la invasión islámica, necesitar de un traslado desde Toledo a Asturias o Navarra, por lo que tal vez alguna de ellas pudo haber quedado depositada temporalmente en este lugar.

El culto estuvo suspendido durante mucho tiempo, siendo utilizada incluso como lugar para guardar rebaños de ovejas.

La ermita fue declarada Monumento Nacional, según Real Orden de 24 de agosto de 1917, publicada en la Gaceta de Madrid número 289 de 27 de agosto de ese mismo año y firmada por el director general de Bellas Artes Sr. Andrade (Monumentos Nacionales Sorianos, Teógenes Ortego y Frías n.º 1).

A pesar de lo anterior, varias de las más importantes pinturas de la ermita, que era propiedad de varios vecinos de Casillas de Berlanga a principios del siglo XX, fueron vendidas a marchantes que las revendieron a diferentes museos estadounidenses. Una parte pudo ser recuperada a mediados del siglo XX y hoy se exhibe en el Museo del Prado de Madrid. Por otro lado, la pésima conservación de la techumbre de la ermita causó en su tiempo un irreparable deterioro a buena parte de las pinturas del techo que quedaron.

La iglesia fue adquirida por la Fundación Lázaro Galdiano en 1949 y donada al Estado. Una larga y cuidadosa restauración, que requirió incluso el arrancado de las pinturas para su tratamiento experto en talleres especializados, ha permitido la recuperación del monumento para la posteridad.

Utrero Agudo, María de los Ángeles (2006). Iglesias Tardoantiguas y Altomedievales en la Península Ibérica. Análisis arqueológico y sistemas de abovedamiento. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto de Historia. 
Fotografías por:
Ángel M. Felicísimo from Mérida, España - CC BY 2.0
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