Μυκηναϊκός πολιτισμός ( Civilización micénica )

La civilización micénica se desarrolló en el período del Heládico reciente, es decir, la última parte de la Edad del Bronce, entre 1700-1050 a. C. aproximadamente. Representa la primera civilización avanzada de la Grecia continental con sus estados palaciales, organización urbana, obras de arte y sistema de escritura.[1]​ Entre los centros de poder que surgieron en su seno destacaron Micenas —que da nombre a toda esta civilización— Pilos, Tirinto y Midea en el Peloponeso; Orcómeno, Tebas y Atenas en la Grecia Central, Yolco en Tesalia y Cnosos en Creta. En otros lugares del Mediterráneo también han aparecido algunos asentamientos que tuvieron fuertes vínculos con los micénicos.

La Grecia micénica estuvo dominada por una élite social guerrera y consistía en una red de estados palaciales dirigidos por reyes que desarrollaron unos rígidos sistemas jerárquicos, políticos, sociales y económicos. Los micénicos introdujeron diversas innovaciones en los campos de la ingeniería, la arquitectura y la infraestructura militar. Su sistema de escritura silabario, el Lineal B, ofrece los primeros registros escritos del griego antiguo, mientras que la religión micénica ya incluía varias divinidades que luego formarían parte de los dioses olímpicos.

El mundo micénico pereció durante el colapso de la Edad del Bronce Final en el Mediterráneo oriental para ser relevado por la llamada Edad Oscura griega, un período de transición del que poco conocemos y que daría paso a la Época arcaica, en la que ocurrieron giros significantes desde formas de organización socioeconómicas centralizadas en los palacios a descentralizadas y se introdujo el trabajo extensivo del hierro. Sobre el final de esta civilización se han propuesto varias teorías, entre ellas la de la invasión dórica o actividades conectadas con los Pueblos del mar. También se han defendido explicaciones como desastres naturales o cambios climáticos. El período micénico se convirtió en escenario histórico de gran parte de la literatura y la mitología griegas.

Destinos