Chuquicamata es un antiguo campamento minero chileno, ubicado dentro de la comuna de Calama, provincia de El Loa, región de Antofagasta. El campamento fue construido junto a la mina de Chuquicamata, el principal yacimiento cuprífero del país.

En el censo de 2002, el último realizado previo al cierre del campamento, contaba con 10.465 habitantes y una superficie de 4,70 km². Producto de la contaminación por materiales pesados como arsénico en el entorno, se decidió el cierre del campamento del 1 de septiembre de 2007.[1]​ La mayor parte de la población fue trasladada a la ciudad de Calama, algunos kilómetros al sur.[2]

En la actualidad, el antiguo campamento se encuentra deshabitado y su acceso está controlado únicamente para trabajadores de la mina y turistas que visitan el centro histórico pr...Leer más

Chuquicamata es un antiguo campamento minero chileno, ubicado dentro de la comuna de Calama, provincia de El Loa, región de Antofagasta. El campamento fue construido junto a la mina de Chuquicamata, el principal yacimiento cuprífero del país.

En el censo de 2002, el último realizado previo al cierre del campamento, contaba con 10.465 habitantes y una superficie de 4,70 km². Producto de la contaminación por materiales pesados como arsénico en el entorno, se decidió el cierre del campamento del 1 de septiembre de 2007.[1]​ La mayor parte de la población fue trasladada a la ciudad de Calama, algunos kilómetros al sur.[2]

En la actualidad, el antiguo campamento se encuentra deshabitado y su acceso está controlado únicamente para trabajadores de la mina y turistas que visitan el centro histórico preservado.[3]

 Corte lateral de la mina de Chuqicamata.

El campamento de Chuquicamata se empezó a construir entre 1911 y 1912, se fundó el 18 de mayo de 1915, tenía como función principal albergar a los jefes, trabajadores y obreros con los equipamientos básicos, que rápidamente se fue equipando y llegó a tener unos 25 000 habitantes.

Placilla y Punta de Rieles

Los primeros antecedentes de un centro urbano en lo que se conoce como Chuquicamata, fueron Placilla y Punta de Rieles. En estos lugares comenzó la venta de víveres y los primeros centros de diversión. Estos sitios actualmente están cubiertos por los inmensos bancos de la mina norte.

El historiador loíno (de la provincia chilena de El Loa, región de Antofagasta) Héctor Pumarino Soto afirma que los cesantes de la Guerra del Pacífico cambiaron sus armas por herramientas. Punta de Rieles recibía ese nombre porque allí desembocaban todos los ramales que terminaban en punta, simulando una flecha. Se ubicaba al suroeste del campamento. El ferrocarril se instaló debido a los peligros de transportar el metal en mula. El último destino de los convoyes era un puñado de garitos y casa de remolienda. Desde la estación hacia el norte estaban las casas, que a medida que se alejaban del ferrocarril eran cada vez más miserables.

Ambos poblados siguieron creciendo hasta la llegada de los estadounidenses y la construcción de Chuquicamata. Punta de Rieles fue condenado por la empresa, pues significaba un peligro para sus trabajadores que constantemente se escapaban a beber allí, además de que en el lugar proliferaba la promiscuidad y la delincuencia, los obreros no retornaban en días a sus labores y muchos fueron muertos por inescrupulosos cazafortunas que rondaban la zona. Poco a poco se fue despoblando y se fue depositando una torta de ripio sobre sus casas, hasta que a mediados de los años treinta desapareció por completo.

Placilla tuvo mayor duración, debido a que sus dueños nunca quisieron vender sus posesiones, en tales circunstancias seguía explotando el socavón, mientras que el tajo de Chuquicamata crecía a su alrededor.

El decreto 1854, promulgado el 29 de abril de 1905 por el gobierno del presidente Germán Riesco, autorizó a la Braden Copper Company, empresa del ingeniero estadounidense William Braden, para que operara en territorio chileno. Las dificultades geográficas y la necesidad de expandir las instalaciones de la mina, le obligaron a vender la propiedad, que pasó a ser administrada por la Kennecott Corporation.

En 1910, Albert C. Burrage, en sociedad con la Duncan Fox y Cía., obtuvo permiso para explotar la mina Chuquicamata. El 3 de abril de 1911, Burrage fue autorizado por el gobierno chileno para establecer el centro metalúrgico en Chuquicamata, donde sin permiso los hermanos Guggenheim (financistas de Nueva York) habían efectuado labores de prospecciones. Esto dio lugar a una intensa competencia por lograr los derechos del mineral, que terminó a comienzos de 1912 con un acuerdo entre ambas sociedades.

Luego, el 11 de enero de 1912, el gobierno aprobó la ley que otorgó la autorización para explotar el yacimiento. El 3 de abril de 1913, en la presidencia de don Ramón Barros Luco, fue promulgado el decreto 878, que entregó a la nueva sociedad el permiso para establecer agencia en Chile.

Bajo la hegemonía de los hermanos Guggenheim (Sociedad Braden Cooper Co.) comienza en 1915 la explotación del yacimiento en Chuquicamata, con una producción de 10 000 toneladas diarias. Por su pasado salitrero y la represión contra los movimientos obreros, los hermanos Guggenheim, decidieron cambiar el nombre de su compañía por Chile Exploration Company, que por un error fue identificada durante mucho tiempo como Chilex. Este error de llamar Chilex también es usado comúnmente para el teatro, aunque su nombre es teatro Chile, no Chilex.

Después de 14 años de explotación, la Chile Exploration Company vendió sus derechos a la Anaconda Copper Company. Los sondeos del mineral estuvieron a cargo de Edwin Berry y Walter Perkins, quienes contrataron como ayudantes a los hermanos Juan y Alberto Almonte, conocedores de las aguadas y ríos de la zona, elementos vitales para establecer una faena extractiva. El 4 de febrero de 1913 la Chile Exploration recibió a su primer gerente: Fred Hellman.

Comienza la construcción

La empresa solicitó concesiones y permisos para dotar a las faenas de agua potable y de uso industrial, energía eléctrica, ferrocarriles, líneas telefónicas y terrenos donde efectuar las construcciones de las diferentes áreas de trabajo y residencial.

Una de las primeras autorizaciones que recibe la empresa provino del alcalde de Tocopilla y tuvo como objetivo permitir el uso de terrenos para el levantamiento de una planta eléctrica que daría energía a Chuquicamata.

En el ámbito local, la cuprífera recibió varias hectáreas para la edificación de una planta de lixiviación de minerales de baja ley y un espacio para el campamento de su personal, además de concesiones de agua en los ríos San Pedro, Toconce y Lequena. También se mencionaba un permiso para tender líneas ferroviarias internas y un ramal al ferrocarril Antofagasta-Bolivia. Para la obtención del agua, se exterminó a animales y se expulsó a los comuneros indígenas que habitaban los sectores precordilleranos de la provincia de El Loa.

Asimismo se autorizó la construcción de líneas de transmisión de energía eléctrica y una línea telefónica entre Tocopilla y Chuquicamata.

Nació así la Maestranza; sus armazones, las vigas y pilares se entretejían en alturas que iban desde los 71 metros de largo por 25 de ancho. En un nivel más abajo y a una distancia de 200 metros, se levantó la Fundición de Cobre, al frente la casa electrolítica.

Campamento de Chuquicamata  Capilla en el campamento. Plaza Los Héroes, en Chuquicamata. Plaza del campamento. Antigua filial bancaria. Plaza y mina al fondo. Busto en honor a Arturo Prat.

La construcción del campamento comenzó en 1917. Los ingenieros encargados determinaron la ubicación de dos grandes complejos de casas, que se ubicarían a tres kilómetros de distancia de las rejas que marcaban el límite de las áreas de trabajo.

Campamento Americano

Cerca de la mina, los estadounidenses nivelaron algunos sectores, dando inicio al Campamento Americano, denominado erróneamente así porque allí solo vivirían ingenieros y ejecutivos estadounidenses. Así desde sus inicios Chuquicamata contó con dos campamentos, distantes tres kilómetros entre sí y conectados por la avenida Tocopilla. Aquí se encontraban los carabineros, los bomberos y el primer hospital de Chuquicamata que lo hacía muy exclusivo.

La vida del Campamento Americano duró hasta 1984, cuando sus casas fueron algunas trasladadas, mientras que otras fueron demolidas y enterradas. Entre las desmontadas y reconstruidas estuvo la casa 2000 (The General Manager House), que hoy se encuentra en la villa Auka-Huasi, del sector oeste del Campamento.

La disposición de las casas fue jerárquica. Había un total de 280 casas. La vivienda del gerente de la empresa estaba en lo más alto y su diseño se conocería como Special A, un modelo de construcción que se usaba entre los grandes hacendados, al sur de Estados Unidos.

Los materiales fueron traídos desde el extranjero y la arquitectura daba espacio a grandes ventanales, tablas de raulí (árbol de la familia de las Nothofagaceae), pilares, fachadas e interiores de pino oregón, una gran sala con una enorme chimenea, cocina, salones de recepción, enormes pasillos, escaleras de caracol, cinco dormitorios, más dos destinados al personal de servicio, amplios patios y terreno para jardines que tenían pimientos, pinos, palmas y árboles frutales.

Más abajo las casas de los subgerentes, con un estilo similar, llamadas Special. La diferencia con la vivienda del gerente era el tamaño.

En orden descendente, se veía el levantamiento de las casas que ocuparían los superintendentes designadas tipo Large A. Luego, Large B, para los jefes estadounidenses según su rango. Detached A-B, Ford A y, finalmente unas de pequeñas dimensiones que serían ocupadas por los futuros ingenieros que trabajarían para la Chile Exploration Company.

Campamento de empleados

A la opulencia del Campamento Americano, se opuso el Campamento de Empleados. Los mejor ubicados fueron los capataces, a quienes los estadounidenses inculcaron su sistema de clases con viviendas aparte. Fueron las casas tipo Latas, construcción hecha con pilares de madera, cubiertas por esterillas a las que luego se les agregaba cemento granulado.

De esquina a esquina había cuatro casas. Nacen así Los 200, Los 300, Los 400 y Los 500. Estaban separadas entre sí, incluso algunas quedaron en la cima de un pequeño cerro, como fue el caso de Los 400, que posteriormente sería el camino de comunicación entre el Campamento Americano y el obrero.

En la parte baja del campamento obrero, la compañía mandó construir Los Hundidos, un tipo de casa con las mismas características que las Latas, pero cubiertas en la planta baja con latones y en la alta con madera. De esquina a esquina había nueve casas, las que quedaban en las esquinas eran más pequeñas.

Cada calle llevaba una letra. El lote empezaba en la A y terminaba en la I. La numeración iba de oeste a este, así se encontraban los 10, 20, 30, 40, 50, 60, 70 y 80, hasta llegar al 1099.

Frente a la letra A, se levantaron unos juegos infantiles que contaban con moderna infraestructura. Detrás de este complejo se ubicaban los Tipos C, una construcción que destacaba al entrar un pequeño hall, living, comedor, dos o tres dormitorios y el característico patio cerrado con esterilla.

Cada dos calles existía un pilón, lugar desde donde se extraía el agua. Constaba de una gruesa cañería de más de 15 centímetros de diámetro. Dentro de este había una llave. El pilón estaba dentro de un círculo de cemento que tenía una esterilla, la que a su vez se conectaba con el desagüe, es decir, en el mismo lugar donde se botaban los desperdicios se sacaba el vital elemento.

En una gran explanada debajo de las Latas quedó el sector que ocuparía la futura escuela, la iglesia y un campo de patinaje.

En el lado oeste fueron construidos los «tipo adobes», pequeñas construcciones hechas en Calama, cuya materia prima (adobes) llegaban al mineral en carretones tirados por mulas. Resultó común que los adobes se partieran en el camino, por lo que los ingenieros decidieron traer la tierra y la paja para hacer el adobe en el mismo lugar donde se estaba construyendo.

Las corridas se numeran desde el 10 hasta el 40 y, desde la letra C hasta la W.

Los servicios higiénicos estaban en las esquinas. Así cada 12 casas había un baño común, que consistía en una larga canaleta o muralla de 35 centímetros de alto por 10 de ancho. Los baños no contaban con separación, con la consecuente falta de privacidad en el caso de ir varias personas al mismo tiempo.

Esta verdadera acequia en muchas oportunidades jugó una mala pasada al que no sabía y se ubicaba en el primer lugar, este casi siempre estaba desocupado, puesto que cada diez minutos un fuerte chorro de agua que emergía desde una gruesa cañería y arrasaba lo que encontrara, llevándose al sorprendido incauto por la canaleta.

En sus inicios, las poblaciones de mayor envergadura fueron Los Hundidos, Las Latas y Los Adobes (muchas de estas fueron demolidas o renovadas entre 1970 y 1990) y, finalmente divididas por el cruce de la línea férrea que venía desde Calama y moría en las distintas áreas de trabajo, se ubicaban Los 600, justo a los pies de los cerros.

Junto a este pequeño campamento se iniciaba la construcción de largas calles, que extrañamente tenían las puertas de acceso en los costados. Por dentro un extenso pasillo con varias piezas, a las que se les llamó luego Los Buques, porque tenían una similitud con las habitaciones de las embarcaciones. Estas piezas fueron destinadas a los solteros. Estos luego pasaron a ser entre 1970 y 1990 el ejército de ingenieros n.º 1 de Chuquicamata, cuyo símbolo era un número 1 con un pico y un ancla atravesados. Los servicios básicos estuvieron durante décadas en el Campamento Americano: el hospital, la Recova Americana, la panadería, el Cuartel de Bomberos y Carabineros.

A fines de los años cuarenta, la empresa anunció la construcción de nuevas casas. Estas estarían entre el mercado nuevo y la garita n.º 7 (camino a Tocopilla). De igual manera, en el sitio hoy conocido como Planta Nórmac, se edificaron 8 buques con 34 piezas cada una para obreros y dos más para los empleados que quedaran frente al campamento Latas.

Las 544 casas fueron distribuidas de la siguiente manera: 250 casas tendrían un dormitorio, un living, una cocina y un baño; 140 de dos dormitorios, 92 con tres dormitorios y 62 con cuatro habitaciones. Todas fueron entregadas el 24 de diciembre de 1949, siendo habilitadas recién en 1952.

Retirado del campamento, en el mismo lugar que ocupa hasta hoy, quedaron los terrenos para el cementerio. Al parecer antes hubo otro cementerio en Chuquicamata en el ya mencionado Placilla.

Un sistema paternalista

Con el crecimiento del campamento, se estableció un comercio incipiente gracias a la concesión de terrenos que hizo la compañía, previa investigación del solicitante, luego cada uno se encargaba de construir su vivienda.

Para el resto de los funcionarios existía un sistema instalado por la administración en donde continuamente se vigilaban las casas y si es que sus moradores realmente las habitaban. Lo que sancionaban era el abandono y como castigo la empresa quitaba la vivienda.

Fue costumbre vigilar el comportamiento de los empleados en el campamento, preocupándose de que no se efectuaran robos considerables de materiales y que no se abusara del consumo de alcohol en las residencias.

A medida que se produce el aumento de producción de cobre, ingresó un mayor contingente de empleados y obreros. Por tal razón se levantaron en los años sesenta poblaciones como El Bosque y Los Lagos. En ambos casos las construcciones son de dos pisos, con grandes patios y con estacionamiento para vehículos.

En aquella época quien quisiera cambiarse debía acercarse a la oficina de casas (Departamento de Bienestar).

Para los sesenta, ya habitaban en el campamento 24 000 personas, de las cuales 5600 eran trabajadores y el resto correspondía a familiares, carabineros, funcionarios públicos, profesores y comerciantes.

La condición habitacional inicial de Chuquicamata

Es interesante hojear las condiciones de Chuquicamata en sus inicios. El informe de una comisión gubernamental que visitó la mina en 1920, resulta útil para formarse una impresión de la vida de estos primeros chuquicamatinos.

En este establecimiento, en la quebrada, frente a la fundición de cobre, está el pequeño campamento para solteros, cuyos cuartos son miserables covachas donde duermen en camastros hasta 16 individuos. Como aquí no hay servicio de alcantarillado, las aguas servidas y otros desperdicios se arrojan al suelo, provocando una fetidez que se hace insoportable por la caída del calor. Su ubicación en el fondo de la quebrada hace de este campamento una verdadera toldería indígena por lo insalubre y antihigiénico de sus condiciones.
Al lado de este campamento para solteros está el denominado Los 500. Este es para familias. Viven aquí matrimonios en casas de una sola pieza. Este campamento no tiene luz eléctrica, ni alcantarillado, ni baños.
El campamento nuevo (New Camp), que es el más popular, es el más antihigiénico, insalubre e inadecuado de ver. Comprende dos secciones de casas: la de latas y la de adobes. El campamento de latas no tiene alcantarillado, luz artificial, patio ni desagüe. La promiscuidad es completa, hasta el perro y el gato viven y duermen allí junto a los niños y a los padres en una o dos camas.
Fotografías por:
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