Contexto sobre Kosovo

Kosovo o Kósovo[1]​ (en albanés, Kosova/Kosovë; en serbio, Косово/Kosovo), oficialmente conocido como República de Kosovo (Republika e Kosovës; Република Косово/Republika Kosovo), es un Estado con reconocimiento limitado sin salida al mar que se declaró independiente de Serbia el 17 de febrero de 2008, ubicado en la península balcánica, en el sureste de Europa. Abarca 10 908 km² de superficie[2]​ y está habitado por cerca de 1.8 millones de personas. Su capital es Pristina. Limita con Montenegro al noroeste, Albania al sur, Macedonia del Norte al sureste y Serbia al noreste, está compuesto por las regiones de Kosovo y Metojia.[6]

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Kosovo o Kósovo[1]​ (en albanés, Kosova/Kosovë; en serbio, Косово/Kosovo), oficialmente conocido como República de Kosovo (Republika e Kosovës; Република Косово/Republika Kosovo), es un Estado con reconocimiento limitado sin salida al mar que se declaró independiente de Serbia el 17 de febrero de 2008, ubicado en la península balcánica, en el sureste de Europa. Abarca 10 908 km² de superficie[2]​ y está habitado por cerca de 1.8 millones de personas. Su capital es Pristina. Limita con Montenegro al noroeste, Albania al sur, Macedonia del Norte al sureste y Serbia al noreste, está compuesto por las regiones de Kosovo y Metojia.[6]

El reconocimiento internacional de la independencia de Kosovo es motivo de controversia. El gobierno de Kosovo, en cuyo territorio la etnia albanesa tiene predominio numérico, declaró unilateralmente su independencia de Serbia el 17 de febrero de 2008, con el apoyo de Estados Unidos y de la mayoría de los países de la Unión Europea, instaurando la República de Kosovo. Sin embargo, Serbia aún considera la Provincia Autónoma de Kosovo y Metojia (Косово и Метохија; Kosovo/Kosovo i Metohija) como una región autónoma dentro de su propio territorio, en conformidad con su Constitución y con la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aunque no intervenga en su administración desde 1999.

Al finalizar la guerra de Kosovo, el gobierno de la región quedó en manos de la OTAN y de la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo por mandato del citado Consejo de Seguridad.[7]

Actualmente Kosovo es reconocido como Estado soberano por 97 de los 193 miembros de Naciones Unidas.[8]​ Serbia, Rusia, China, España y la mayor parte de los países de América, Asia y África no aceptan la declaración unilateral de independencia, ni reconocen a la República de Kosovo como Estado soberano. La comunidad internacional se encuentra dividida entre los países que han reconocido oficialmente la independencia de Kosovo, los que se niegan a reconocerla y los que han declarado su neutralidad o su esperanza de una evolución de los acontecimientos, acordada por las partes.

La soberanía de Kosovo como república fue proclamada por la mayor parte de los habitantes de origen étnico albanés. Sin embargo, la parte norte de Kosovo, habitada en su mayoría por la etnia serbia, es administrada autónomamente con la coordinación de la Asamblea Comunitaria de Kosovo y Metojia, un organismo creado en junio de 2008 con el apoyo de la República de Serbia y que no es reconocido por el autoproclamado gobierno kosovar.[9]

Tras seis meses de negociaciones promovidas por la Unión Europea, el 19 de abril de 2013 los gobiernos de Serbia y la República de Kosovo alcanzaron un acuerdo para el establecimiento de relaciones bilaterales.[10]​ Pero el gobierno de Serbia sigue sin reconocer su Independencia.[11][12]

Mas sobre Kosovo

Información básica
  • Divisa Euro
  • código de llamada +383
  • Mains voltage 230V/50Hz
Population, Area & Driving side
  • Población 1883018
  • Área 10909
  • Lado de conducción right
Historial
  • Dardania
     
    Muros de un antiguo asentamiento romano en Ulpiana, una de las principales localidades de la antigua Dardania.

    Poco se conoce sobre Kosovo antes del siglo XI. Se sabe que durante el Neolítico, su territorio estuvo bajo dominio de la cultura de Vinča-Turdaş. Se han encontrado vestigios arqueológicos de tumbas de la Edad de Bronce y de Hierro en Metohija, pero no en la zona oriental. Los dardanios y tribalios, tribus indoeuropeas de origen traco-ilirio, habitaron en el lugar entre el siglo IV a. C. y el siglo III a. C.

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    Dardania
     
    Muros de un antiguo asentamiento romano en Ulpiana, una de las principales localidades de la antigua Dardania.

    Poco se conoce sobre Kosovo antes del siglo XI. Se sabe que durante el Neolítico, su territorio estuvo bajo dominio de la cultura de Vinča-Turdaş. Se han encontrado vestigios arqueológicos de tumbas de la Edad de Bronce y de Hierro en Metohija, pero no en la zona oriental. Los dardanios y tribalios, tribus indoeuropeas de origen traco-ilirio, habitaron en el lugar entre el siglo IV a. C. y el siglo III a. C.

    Hacia el 160 a. C., la zona comenzó a ser conquistada por los romanos e integrada a su Imperio como parte de la provincia de Iliria, el 59 a. C.. La zona, denominada Dardania, pasaría a formar parte de la Mesia Superior en el año 87 y luego constituiría su propia división cerca del año 284, bajo el gobierno de Diocleciano, con capital en la actual ciudad de Niš (en el sur de Serbia).

    Hacia fines del siglo VI y principios del siglo VII, olas de pueblos eslavos migraron a la región bajo dominio del Imperio bizantino, mezclándose con latinos y tracio-ilirios que habitaban el lugar. El Primer Imperio búlgaro conquistó la zona hacia los años 850, siendo reconquistada por Constantinopla el 1018, bajo el mando del emperador Basilio II.

    Diversos pequeños reinos serbios se establecieron en la zona noroeste de Kosovo, liderando la resistencia eslava al dominio bizantino, mientras las culturas de ambos se iban mezclando con el paso de los años. Finalmente, la zona quedaría bajo el dominio del principado serbio de Rascia tras las victorias de Stefan Nemanja contra el principado de Duklja, en el actual Montenegro, y de su sucesor, Stefan Prvovenčani, en 1216.

    Era medieval
     
    Batalla de Kosovo de 1389 (óleo de Adam Stefanovic, 1870). Conservado en el Museo Nacional de Belgrado, representa al príncipe serbio Lazar.[1]
     
    Despotado de Serbia en 1422.

    El principado de Rascia unificaría los diversos territorios habitados por los serbios al terminar el siglo XII. El territorio de Kosovo y Metohija se convirtió hacia el siglo XIII en el corazón del gobierno de la dinastía Nemanjić, cuya capital era Prizren. Además, se instaló en la región el centro espiritual de la Iglesia ortodoxa serbia, luego de que su Patriarcado se trasladara a Peć y diversos monasterios hicieran lo mismo en la región de Metohija. Pristina era una de las principales urbes del país y un importante centro de comercio que controlaba todas las rutas en dirección a los puertos del mar Adriático. La minería era una importante industria en Novo Brdo y Janjevo, llegando la primera a producir hacia 1450 más de seis toneladas de plata al año.

    El principado alcanzaría su máximo esplendor durante el reinado de Stefan Uroš IV Dušan Nemanjić con la formación del Imperio Serbio en 1346 y transformó la monarquía absolutista en un gobierno feudal, asignando las tierras que actualmente forman Kosovo a la familia de los Branković, sucesora de la Casa de Nemanjić. Hacia esos años, la composición étnica de la población kosovar, aunque era mayoritariamente de origen serbio, albergaba importantes comunidades griegas y búlgaras, además de mineros de origen sajón y comerciantes ragusanos.

    A la muerte de Stefan Dušan, el imperio colapsó y se disolvió en diversos feudos. Los serbios, enfrascados en diversas riñas internas, estaban débiles e indefensos ante un ataque exterior, lo cual fue aprovechado por el Imperio otomano en plena expansión. Las tropas otomanas avanzaron rápidamente hacia los territorios bajo dominio eslavo hasta enfrentarse en la decisiva batalla de Kosovo en el llamado «Campo de Kosovo» (o Kosovo Polje), el 28 de junio de 1389. En el enfrentamiento murieron los líderes de ambos ejércitos, el príncipe serbio Lazar Hrebeljanović y el sultán Murad I, y pese a la inmensa superioridad numérica de los invasores, estos lograron una victoria pírrica. La derrota en Kosovo se integró a la mitología nacional serbia, en tanto que los otomanos no pudieron dominar Serbia, que mantuvo su independencia. Solo en 1455, el Imperio otomano conseguiría finalmente conquistar Kosovo y derrotar definitivamente a los serbios.

    Dominación otomana
     
    El vilayato de Kosovo entre 1875 y 1878.
    Vilayet of Kosovo (1881–1912) map.png 
     
    Vista de un antiguo monasterio ortodoxo en Prizren.

    Tras la conquista otomana, el actual territorio kosovar pasó a formar parte de Rumelia, que correspondía a grandes rasgos al territorio abarcado por el Imperio en Europa. Diversas entidades administrativas, denominadas sanjak, se formaron en Kosovo a cargo de un sanjakbeyi.

    El principal cambio tras la invasión fue el proceso de islamización efectuado en la zona y que comenzó poco después de la llegada de los otomanos. Pese a que estos tenían el dominio absoluto del territorio, fue un proceso lento y que tomó una cantidad considerable del tiempo, por lo menos de un siglo, y que se concentró al principio en las ciudades. Muchos habitantes cristianos adoptaron la nueva fe, principalmente por razones económicas y sociales debido a los considerables beneficios y derechos otorgados a los musulmanes. Esa conversión fue seguida por la llegada de colonos arnautas (albaneses islamizados) a partir del siglo XVII, que empezaron a aumentar en número frente a los habitantes de origen eslavo. La vida religiosa cristiana siguió a pesar de las dificultades, pero tanto iglesias ortodoxas como católicas y sus fieles se enfrentaron a altos niveles de impuestos.

    En 1689, Kosovo fue enormemente desestabilizado por la guerra entre los otomanos y el Sacro Imperio Romano Germánico dirigido por la Casa de Habsburgo. En octubre de ese año, una pequeña fuerza austriaca al mando del margrave Luis Guillermo de Baden-Baden logró avanzar hasta Kosovo, conquistando Belgrado en el camino. Muchos serbios juraron lealtad a los austriacos, llegando algunos incluso a unirse al ejército de Luis el Turco. Por su parte, los arnautas dieron su apoyo a los otomanos. Al verano siguiente, sin embargo, un contraataque otomano obligó a los austriacos a retirarse a la fortaleza en Niš, cercana a Belgrado, y finalmente a retroceder más allá del Danubio, volviendo a Hungría.

    La ofensiva otomana fue acompañada por represalias salvajes y saqueos, principalmente contra los serbios, por lo cual muchos se vieron forzados a emigrar junto a las tropas austriacas. El patriarca ortodoxo serbio Arsenije III huyó junto a más de 30 000 eslavos según sus registros en el evento conocido como la Gran Migración (Velike seobе en serbio). Ante esta situación, Kosovo se convirtió en una región de predominio étnico albanés, aunque se mantuvieron minorías cristianas por muchos siglos.

    Hacia fines del siglo XIX surgieron los sentimientos nacionalistas por parte de los albaneses, lo cual también repercutió en aquellos que vivían en el territorio kosovar. El gobierno realizó una reforma administrativa, creando en 1864 la provincia o vilayato de Kosovo, que abarcaba territorios que incluyen hoy parte de Albania, de la Macedonia del Norte y de Montenegro. Sin embargo, estas reformas no fueron suficientes para aplacar los deseos de mayor autonomía. Así, el 10 de julio de 1878 se formó la Liga de Prizren en la ciudad kosovar de ese nombre, donde cuatro vilayatos de etnia albanesa (incluyendo el de Kosovo) se aliaron para luchar por su autonomía y defender el territorio de los reinos eslavos cercanos, que habían derrotado a los turcos en la reciente Guerra Ruso-Turca, aunque la Liga sería desintegrada en 1881 por fuerzas del sultanato.

    El territorio vería su suerte confrontada por los resultados de la Primera y Segunda Guerra Balcánica. La derrota definitiva del Imperio otomano en la primera implicó la retirada definitiva de los turcos de gran parte de los Balcanes, inclusive Kosovo, y permitió la formación de Albania como nación-estado para los habitantes de esa etnia. Sin embargo, la victoria en esas guerras fue aprovechada por Serbia para recuperar los antiguos territorios bajo su dominio, entre ellos Kosovo y el norte de Macedonia del Norte, con lo que se presume que un tercio del total de la población albanesa quedó dentro de las fronteras de Serbia.

    El Kosovo yugoslavo


    Después de la Primera Guerra Balcánica de 1912, Kosovo fue internacionalmente reconocido como parte del Reino de Serbia, y Metohija se convirtió en parte del Reino de Montenegro según el Tratado de Londres, firmado el año siguiente. Su integración a Serbia provocó un fuerte cambio demográfico: miles de familias albanesas se trasladaron al nuevo Estado-nación de Albania, mientras las nuevas autoridades fomentaban un plan de colonización serbia y procedimientos de limpieza étnica, que incluyeron matanzas de albaneses.[2]

    El estallido de la Primera Guerra Mundial generaría una oportunidad para los albaneses de recuperar parte de su autonomía, aliándose algunos de sus jefes a las tropas de Austria-Hungría y del Reino de Bulgaria, que obligaron a retirarse a las fuerzas serbias entre 1914 y 1915; sin embargo, la intervención de los ejércitos de la Triple Entente abocó en la derrota de los Imperios Centrales y la victoria serbia.

    En 1918, con el fin de la Gran Guerra, Montenegro fue absorbido por Serbia y posteriormente este país se unificaría con los territorios formados tras la desintegración del Imperio austrohúngaro, naciendo así el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, que adquiriría en 1929 el nombre de Reino de Yugoslavia. Kosovo fue dividido en diversas administraciones menores y la persecución de albaneses continuó, negándoles el estatus de minoría al considerarlos "secesionistas". Hacia 1921, grupos albanokosovares denunciaron los asesinatos masivos ante la Sociedad de Naciones, solicitando la unificación del territorio con Albania, lo que fue denegado.[3]​ En tanto, cientos de miles de albaneses huyeron del país, e incluso el gobierno yugoslavo estableció conversaciones con Turquía para la deportación de 240.000 albanokosovares.[4]

     
    Kosovo en 1941.

    En el marco de la Segunda Guerra Mundial, los ejércitos de las Potencias del Eje invadieron Yugoslavia en 1941, desarticulándola en diversos territorios bajo su dominio. Gran parte de Kosovo fue entregada a la Gran Albania ocupada por la Italia fascista, el sur quedó bajo la administración del Reino de Bulgaria y el norte por la Serbia de Nedić. Durante la ocupación, los grupos armados albaneses locales (llamados Vulnetari) iniciaron una campaña para establecer un territorio kosovar homogéneamente étnico, para lo cual se realizaron redadas y deportaciones de eslavos, judíos y gitanos, lo que se incrementaría tras la capitulación italiana y la ocupación de Albania por la Alemania Nazi en septiembre de 1943. Se estima que entre 10 000 y 30 000 serbios fueron asesinados y más de 100 000 huyeron de la zona.[5]

    A medida que las fuerzas del Eje eran doblegadas por los Aliados, aumentó la resistencia albanesa a la ocupación y comenzaron a desplazar a las fuerzas alemanas. Sin embargo, el estatus de Kosovo fue motivo de enfrentamiento entre los nacionalistas y partisanos comunistas: mientras los primeros esperaban que una vez finalizado el conflicto, Kosovo permanecería en Albania, los segundos esperaban que, una vez liberada y rearticulada Yugoslavia, esta cedería el territorio de forma pacífica. La victoria de los partisanos y su apoyo a las tropas yugoslavas de Josip Broz Tito finalmente decidió la permanencia de Kosovo en la recién formada República Democrática Federal de Yugoslavia en 1946.

     
    Principales etnias y nacionalidades en Yugoslavia en 1998.

    En 1946, y como recompensa por el apoyo a la liberación yugoslava, el régimen de Tito creó una división política para Kosovo por primera vez desde el fin de la dominación otomana. En la nueva República Federal Popular de Yugoslavia, se formó el Área autónoma de Kosovo y Metohija, que pertenecía administrativamente a la República Socialista de Serbia, con ciertos grados de autonomía, y que en 1963 obtendría la calidad de provincia. En el marco de las políticas de Tito de "hermandad y unidad", la autonomía de las diferentes etnias aumentó durante los años 1970, reduciendo el poder de los serbios con el fin de evitar el secesionismo.

    Esto se concertaría en 1974 con la nueva constitución de la República Federal Socialista de Yugoslavia, que daría origen a la Provincia autónoma socialista de Kosovo. Con esta autonomía, las escuelas fueron capaces de aplicar un plan de estudios en idioma albanés, el gobierno local pasó a manos de la comunidad albanokosovar y uno de sus miembros integró el Consejo Federal del país con capacidad de veto, igualando su estatus al de los representantes de la RS de Serbia, pese a que aún permanecía administrativamente bajo su alero.

    La guerra de Kosovo
     
    Vista de una localidad kosovar en 1999, destruida por la guerra de Kosovo.

    El aumento de la autonomía de Kosovo en favor de los albaneses generó roces con la comunidad serbia, que aún formaba parte importante de la región y que se sentía discriminada. Además, la población kosovar cada vez era más albanesa debido a las altas tasas de natalidad de los albaneses en comparación con los serbios. Al morir Tito en 1980, las tensiones étnicas se acrecentaron en toda Yugoslavia y especialmente en Kosovo. Mientras los albaneses hacían protestas para obtener el estatus de república y su secesión de la RS de Serbia, los serbios reclamaban más derechos contra la discriminación y la violencia étnica.

    Hacia mediados de la década de los años 1980, en Serbia aumentó el nacionalismo, que fue encarnado por Slobodan Milošević y del cual se aprovechó para fomentar su carrera. Milošević rápidamente se convirtió en el líder de Serbia y logró modificar la constitución en 1987 de tal forma que los representantes de Kosovo y Voivodina (la provincia autónoma de la RS de Serbia) en el Consejo Federal fueran elegidos por la RS de Serbia, aumentando el poder de esta división dentro de Yugoslavia. Los albanokosovares rechazaron el cambio y protestaron, lo mismo que los representantes de las otras repúblicas socialistas, principalmente Croacia y Eslovenia.

     
    Estado de la ciudad de Pristina en el año 2000.

    En 1989, la autonomía fue revocada y se introdujeron una serie de medidas que disminuyeron la participación albanesa e incluso propiciaron la expulsión de 80 000 miembros de esa comunidad de sus trabajos con el fin de que emigraran a otras regiones, mientras se promovía la colonización serbia.[6]​ Una nueva constitución fue ratificada por la Asamblea de Kosovo mientras tanques y coches blindados rodeaban el lugar, la cual otorgaba el control de la policía, la justicia, la economía, el sistema de educación y la política idiomática al gobierno serbio. Los problemas se repitieron en otras partes del país, lo que sumado al proceso de democratización experimentado, dieron origen a la disolución de Yugoslavia. En un par de años, cuatro de las seis repúblicas que formaban el país declararon su independencia entre 1991 y 1992, Serbia y Montenegro conformaron la República Federal de Yugoslavia, y estos nuevos países se enzarzaron en una serie de enfrentamientos bélicos.

    Kosovo, aún oficialmente parte de Serbia, declaró su independencia el 22 de septiembre de 1991, la cual sería aprobada casi unánimemente por la población albanesa. Algunas instituciones gubernamentales paralelas fueron creadas durante los años 1990 bajo el liderazgo de Ibrahim Rugova, elegido en 1992 como Presidente de Kosovo, pero este gobierno no fue reconocido internacionalmente. Hacia esa época, se fundó el Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK) para defender la autonomía albanesa lograda en estos años. Se produjeron diversos enfrentamientos entre las guerrillas del UÇK y el ejército yugoslavo pero solo hacia 1998 despertaron interés en la comunidad internacional. Diversas organizaciones intentaron lograr un acuerdo de paz que finalmente no fue alcanzado. Las informaciones sobre asesinatos masivos de albaneses influyeron en las potencias occidentales para intervenir directamente en el conflicto con el pretexto de evitar la limpieza étnica, de forma similar a lo ocurrido años antes en la guerra de Bosnia. A partir del año 2000, aparecieron informes de que los datos de víctimas, en especial en Račak, habían sido manipulados con el objetivo de acelerar la intervención de la OTAN.[7]

    Luego del fracaso de la ronda de negociaciones de Ramboulliet, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) inició la ofensiva contra el gobierno yugoslavo, dando inicio oficialmente a la guerra de Kosovo. Entre el 24 de marzo y el 10 de julio de 1999, la OTAN bombardeó diversos objetivos en Serbia (principalmente en su capital, Belgrado, pero también en la capital kosovar, Pristina), causando muertes de civiles y militares y graves daños en sus infraestructuras;[8]​ mientras esta respondía con diversos ataques a los civiles albaneses en Kosovo, generando un enorme éxodo de esta comunidad. Según Naciones Unidas, más de 848 000 personas se convirtieron en refugiados,[9]​ mientras que la cifra de muertos se estimó en más de 10 000 civiles y la de desaparecidos en más de 3000.[10]​ Durante la guerra, Robin Cook, ministro británico de Asuntos Exteriores, llegó a afirmar que la cifra de muertos alcanzaba los 300 000.[11]​ Después de meses de trabajo, los equipos del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia solo habían contabilizado 2018 cuerpos exhumados.[11]

    La guerra terminó con el regreso de cientos de miles de personas de etnia albanesa y la huida forzosa de 200,000 serbios de la Provincia Autónoma de Kosovo y Metojia.[12]

    Algunos historiadores sostienen que la guerra de Kosovo formó parte de una campaña orquestada por Estados Unidos con el objetivo de aumentar su control en los Balcanes, debilitar a Serbia (tradicional aliado de Rusia), derribar el régimen de Milošević[13]​ y lograr establecer bases militares en un territorio relativamente cercano a Rusia. Para ello, se argumenta que las cifras de muertos fueron deliberadamente aumentadas,[11]​ y que efectivos de inteligencia norteamericanos colaboraron con la guerrilla del UÇK, a quien adiestraron para su lucha contra las fuerzas federales yugoslavas.[14]

    La Misión de las Naciones Unidas (MINUK)
     
    Torres de la MINUK en Pristina.

    Tras la derrota de Serbia en la guerra de Kosovo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 1244 con el fin de dar una solución transitoria al problema kosovar. El territorio de Kosovo, aunque se mantuvo de iure como parte de la RF de Yugoslavia, pasó a ser administrado de forma autónoma y provisional por la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo (MINUK) mientras la seguridad y estabilidad de la zona y la conservación del alto al fuego fue encargada a la fuerza multinacional KFOR. Pese a esto, se realizaron varios actos de venganza por parte de albaneses contra la comunidad serbia, lo que provocó el éxodo de los afectados hacia Serbia; aunque las cifras varían según la fuente, son entre 65 000 y 250 000 los desplazados. Otros grupos de serbios formaron enclaves en algunas zonas del país, especialmente en el sector al norte del río Ibar.

    Con los años, se logró cierta estabilidad en Kosovo, a excepción de una ola de violencia en 2004, rápidamente controlada. En 2001, la MINUK decidió entregar parte del gobierno a la comunidad albanokosovar, formándose las Instituciones Provisionales de Autogobierno dentro del nuevo marco constitucional adoptado. Así, se crearon la Asamblea de Kosovo, la Presidencia y el cargo de primer ministro, para los cuales se realizaron las primeras elecciones nacionales en Kosovo a fines de ese mismo año.

    Según lo establecido por la Resolución 1244, se puso en marcha un proceso destinado a lograr un acuerdo para el futuro estatus de Kosovo. Los representantes de la República Federal de Yugoslavia (que en 2002 se convirtió en Serbia y Montenegro, y que en 2006 sería representada únicamente por la República de Serbia) postulaban que la Resolución 1244 garantizaba que Kosovo seguía siendo parte íntegra del país con diversos grados de autonomía, mientras que los líderes kosovares afirmaban que la única solución era la independencia. El 7 de octubre de 2005, la ONU recomendó al Consejo de Seguridad el inicio de conversaciones para alcanzar un acuerdo sobre el estatus definitivo para la región, con base en el informe elaborado por el enviado especial de Kofi Annan.

    Declaración de independencia
     
    El Monumento Newborn (Recién nacido en inglés) fue inaugurado como símbolo de la declaración de independencia de Kosovo, el 17 de febrero de 2008.

    El 26 de enero de 2007, el finlandés Martti Ahtisaari, enviado especial de la ONU para Kosovo, dio a conocer los detalles preliminares de su propuesta para un estatus definitivo de la provincia. Aunque el texto no mencionaba directamente la independencia, diversos puntos apuntaban a ella, como la membresía en organizaciones internacionales, la adopción de símbolos nacionales y de un cuerpo de seguridad propio. La propuesta fue rechazada por Serbia y por Rusia, su principal aliado y con poder de veto en el Consejo de Seguridad; en cambio, fue bienvenida por las autoridades kosovares, Estados Unidos y el Reino Unido. El 3 de abril, Ahtisaari (quien posteriormente recibiría el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en Kosovo, entre otros lugares) propuso la "independencia supervisada" de Kosovo por parte de la comunidad internacional para proteger a las comunidades minoritarias, lo cual fue nuevamente desestimado por serbios y rusos. En diciembre de 2007, la Unión Europea decidió enviar una "misión estabilizadora" (EULEX) a la región de Kosovo con la finalidad de traspasar la misión de la ONU en Kosovo a manos europeas.[15]

     
    Celebración de la independencia de Kosovo, donde se destacan banderas de Albania

    El rechazo de la propuesta de Ahtisaari dejó en punto muerto las conversaciones. Así, las autoridades kosovares anunciaron sus intenciones de declarar la independencia de forma unilateral ante el fin del proceso diplomático. Ese anuncio se concretó finalmente el 17 de febrero de 2008, cuando el Parlamento de Kosovo, reunido en sesión especial, proclamó su independencia bajo el nombre de República de Kosovo.[16]​ Estados Unidos, el Reino Unido y Francia apoyaron abiertamente la declaración, mientras Serbia y Rusia la rechazaron totalmente. Hubo diversas protestas en Belgrado contra la declaración, mientras que la mayoría de los países de la Unión Europea y de los Estados balcánicos reconocieron oficialmente al nuevo país.

    Serbia anunció que no reconocería el nuevo Estado y decidió presentar una solicitud de opinión consultiva ante la Corte Internacional de Justicia respecto a la legalidad de la declaración, solicitud que fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 8 de octubre de 2008, con 77 votos a favor, 6 en contra y 74 abstenciones. El 22 de julio de 2010, la Corte emitió su opinión sobre la materia en discusión,[17]​ en la que planteó que la declaración efectuada por Kosovo no violó el derecho internacional, pues este no tiene una disposición activa que limite las declaraciones de independencia.[18][19][20]​ Aunque la opinión consultiva se limita estrictamente a los aspectos formales de la declaración como acto de promulgación de independencia, representó un fuerte golpe para las intenciones de Serbia, cuyas autoridades reiteraron que nunca reconocerían la independencia kosovar.[21]​ El gobierno serbio decidió presentar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas un proyecto de resolución que reafirmara su soberanía sobre Kosovo, pero la presión de los principales países de la Unión Europea (a la cual Serbia desea acceder) finalmente logró cambiar la redacción de la propuesta aprobada,[22]​ en la que se solicita a las Naciones Unidas apoyen el diálogo entre los gobiernos de Belgrado y Pristina para alcanzar acuerdos técnicos, la cual fue aprobada por aclamación.[23]

    Historia reciente

    El 19 de abril de 2013, Serbia y Kosovo llegaron a un acuerdo para iniciar relaciones institucionales de Estado a Estado, lo que se cree que es el primer paso para el reconocimiento de Kosovo como Estado independiente por parte de Serbia. Como uno de los puntos acordados con la UE obliga a las autoridades kosovares al ejercicio de controles gubernamentales propios, tales como los fronterizos, una de las medidas más impopulares entre la etnia serbokosovar y la nación de Serbia es la de emitir matrículas vehiculares para los automóviles con placas serbias, las cuales a su vez no son reconocidas por dicho gobierno, aparte de la expedición de otros documentos que generarían una identidad nacional de facto, tales como pasaportes y tarjetas de identificación personal, lo que Serbia interpreta como una forma de tener que reconocer la independencia a la región secesionista.[24]

    Como consecuencia de tales hechos, desde el 1 de agosto de 2022 en varias localidades proserbias se presentaron actos de desobediencia y asonadas, más acentuados en la parte norte de la provincia.[25]​ Y de manos de la comunidad serbokosovar, los cuales desean se solucione de una vez por todas su estatus en la provincia, se procedió, con mediación de la UE una modificación a dicha medida, en medio de cierres fronterizos y restricciones a la circulación de automóviles con patentes serbias.[26]​ La solución dada por la UE a dicha problemática no pasó de ser un simple "paño de agua tibia", consistente en la aplicación hasta enero de 2023 de dicha resolución kosovar.[27]​ A su vez, los miembros del gabinete albanokosovar avanzan en una solución al delicado tema, ya que es una declaración de aceptación implícita de parte del gobierno de Serbia el que las autoridades de Kosovo generen placas para autos para sustituir las suyas, retasando la implementación de las medidas, hasta posiblemente en el 2023 o 2024, toda vez que esto reavivó un conflicto que se creía solucionado en parte por los avances en materia interinstitucional dados entre autoridades albanokosovares y serbias.[28]

    No obstante, las asonadas han pasado a tiroteos abiertos entre guardias fronterizos serbios y albanokosovares, trayéndose otra vez a la memoria los incidentes bélicos de 1999[29]​, estos mismos avivados por la invasión rusa a Ucrania, pues Serbia, como histórico aliado de Rusia, podría usar éste incidente y las donaciones bélicas rusas para comenzar otra guerra allí.[30]

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