Odaiba (お台場, Odaiba?) es una extensa isla artificial en la bahía de Tokio, en Japón. Está conectada al centro de Tokio a través del Rainbow Bridge. Se construyó inicialmente por motivos defensivos en la década de 1850 y fue expandida a finales del siglo XX, cuando en la década de 1990 se desarrolló como una importante zona comercial, residencial y de ocio.
El nombre de Odaiba proviene de una serie de seis fortalezas isleñas construidas en 1853 por Egawa Hidetatsu del shogunato Tokugawa para proteger Edo de ataques marítimos. Daiba en japonés se refiere a la batería de cañones que se instalaron en las islas. En 1928, la Batería Nº3 Dai-San Daiba (第三台場?) fue reformada y desde entonces abierta al público como el parque metropolitano Daiba.
Aunque originalmente se planearon once baterías, sólo cinco de ellas llegaron a completarse. La isla moderna de Odaiba comenzó a tomar forma cuando el puerto de Tokio abrió en 1941. Hasta mediados de 1960 todas, excepto dos baterías fueron o bien quitadas, para evitar obstaculizar el paso de barcos, o bien incorporadas a las instalaciones del puerto de Shinagawa y la isla Tennozu. En 1979 el, por entonces, llamado "vertedero Nº 13," (actualmente los distritos de Daiba, Higashi Yashio y Aomi), se terminó de unir con la Batería N.º 3. La "Batería N.º 6," en la que está prohibido aterrizar, se dejó a la naturaleza.
El gobernador de Tokio, Shun'ichi Suzuki, comenzó un plan de desarrollo más vasto a principios de la década de 1990 para desarrollar Odaiba como Tokyo Teleport Town, una muestra de estilo de vida futurista con nuevas zonas residenciales y comerciales que dieran cabida a una población de más de 100.000 personas. Se planeó terminar el desarrollo a tiempo para la "International Urban Exposition" en la primavera de 1996.
El sucesor de Suzuki, Yukio Aoshima, detuvo el plan en 1995 cuando los gastos del proyecto superaban el trillón de yenes y Odaiba aún carecía de una población abundante. Muchas de las compañías creadas para el desarrollo de la isla cayeron casi en bancarrota. El colapso de la burbuja financiera e inmobiliaria en Japón fue el principal factor (frustró el desarrollo comercial en Tokio en general). La zona también se vio inapropiada para los negocios debido a que sus conexiones con el centro de Tokio (el puente Rainbow Bridge y el monorail Yurikamome) hacían el tiempo de viaje relativamente largo.
El área comenzó a cobrar vida de nuevo a finales de 1990 como una zona turística y de ocio, con varios grandes hoteles y centros comerciales. Algunas grandes compañías, como Fuji TV, trasladaron su sede a la isla, y la comunicación con la zona mejoró con la conexión de la línea Rinkai Line a la línea de ferrocarril JR East en 2002 y la extensión hacia el este de la línea Yurikamome hasta Toyosu en 2006.
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